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Un estudio explica por qué la mayoría de víctimas de abusos no denuncia a sus agresores

Factores personales e interpersonales, especialmente la influencia del entorno familiar de la víctima, y la visión que tiene el afectado del sistema de justicia penal son determinantes para que muchas víctimas de abusos sexuales infantiles no denuncien a sus agresores.
RedacciónMiércoles, 9 de marzo de 2016
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El presidente de la Sociedad Catalana de Victimología, Josep M. Tamarit, junto con Judit Abad, investigadora del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (Grever) de la Universidad de Barcelona, y Patricia Hernández-Hidalgo, profesora de criminología de la UOC, han elaborado el estudio, "Las víctimas de abuso sexual infantil ante el sistema de justicia penal: estudio sobre sus actitudes, necesidades y experiencia". En el estudio entrevistaron a 23 víctimas de abuso sexual infantil (20 mujeres y tres hombres) de edades entre 17 y 50 años, con las que contactaron por medio de un centro de atención a víctimas especializado en este tipo de abuso. De estas, 19 estaban en tratamiento psicológico y cuatro habían sido dadas de alta.

En cuanto a los abusos sexuales sufridos por las personas entrevistadas, la media de edad de inicio del abuso es 8,13 años y en general fueron casos de abusos repetidos y, en 30,4%, duraron más de cuatro años.

Según Tamarit, que también es catedrático de Derecho Penal de la UOC, "una de las cuestiones más problemáticas relacionadas con la respuesta penal al abuso sexual de menores es la baja tasa de denuncia, menos de un 10% de las víctimas denuncian los hechos". A este problema, hay que añadir "la experiencia negativa y traumática que para muchas víctimas representa su contacto con los diversos operadores de la justicia", ha explica el experto. Según el estudio, una de cada cinco personas ha sufrido abusos sexuales cuando era menor de edad, de las que el número de víctimas niñas es superior al de niños,

Sobre los motivos por los que no se denuncian destacan: "no ver sentido al hecho de denunciarlo porque hay víctimas que tienden a minimizar los hechos para evitar vivirlos como algo grave y para evitar la estigmatización inherente a la condición de víctimas". La represión del recuerdo y la experiencia negativa en revelaciones anteriores durante la infancia; no sentirse emocionalmente preparado porque muchos afectados sienten que la situación de abuso es un asunto íntimo y personal o tienen un sentimiento de culpa y vergüenza, son otros de los motivos.

En un contexto en el que diversas investigaciones apuntan a que la mayor parte de casos el abusador es una persona conocida y casi en la mitad es un familiar (entre los que figuran sobre todo el padrastro, el padre o el tío), los aspectos interpersonales también provocan en la víctima reticencia a denunciar. "El vínculo personal con el abusador es uno de los motivos principales que impide la revelación del abuso. Si el abuso lo perpetra un miembro de la familia, la víctima suele resistirse más a denunciarlo por el hecho de que se trata de un familiar cercano", según el estudio.

El temor a la reacción negativa y las represalias del agresor o del entorno familiar, la negación de la existencia del abuso por parte del entorno familiar o el sentimiento de culpa y el miedo por la reacción del entorno son un freno para muchas víctimas cuando se plantean denunciar el abuso, según los expertos. También influye el "desconocimiento del sistema de justicia porque a menudo las víctimas no han recibido información sobre su funcionamiento, sobre sus derechos o sobre los plazos de prescripción".

Además, "las víctimas tienen una percepción negativa del sistema de justicia y tienen miedo del estigma que éste les puede ocasionar. La sensación de ser poco escuchadas y que no les permiten explicaciones más allá de negar o afirmar las preguntas efectuadas, lo que contribuye a incrementar la desconfianza". "Algunas víctimas piensan que acudir a la policía resultará inútil o que no las creerán y otras se plantean denunciar cuando ya han pasado muchos años y se encuentran con que el delito ya ha prescrito", agrega el estudio, que también apunta a la "dificultad de aportar pruebas".

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