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“Un niño que no escriba bien, que tenga mala letra, va a ser un mal estudiante”

Tener mala letra no es solo que los demás no entiendan lo que has escrito. Suele estar relacionado con el mal resultado escolar. Corregirla no solo beneficia la parte estética e inteligible, sino también otros aspectos de la persona, según Consuelo Anguix.
Estrella MartínezMartes, 19 de abril de 2016
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Consuelo Anguix es reeducadora gráfica y grafóloga. Tener una buena letra es importante porque está ligado al buen rendimiento académico, asegura.

¿Qué es la disgrafía?
La disgrafía es lo que conocemos por mala letra, que no es legible o que si es legible está mal organizada, los tamaños son distintos… Cuando decimos ¡qué letra más fea!

Nada que ver con escribir con faltas de ortografía, por ejemplo.
No. Suele ser paralelo, pero no tiene nada que ver. La disgrafía se refiere exclusivamente a la acción de escribir.

¿Y a qué se debe?
A los niños se les dirige y se les corrige muy poco la parte posicional y postural del acto de escribir. No es lo mismo coger un boli mal que bien. Si yo cojo mal el bolígrafo, los movimientos de la escritura van a ser mucho más rígidos y mucho más lentos, lo cual va a llevar a que me voy a cansar más. Si además la letra no es bonita y veo que mi profesor me dice que es mala, todo son aspectos negativos para que cada vez nos guste menos escribir. Después está la motricidad fina. Es decir, nosotros tenemos que escribir con los dedos, no con el hombro ni con los brazos. Con el hombro también puedo escribir, pero voy a hacerlo mucho más lento. La articulación no va a ser la misma y el cansancio va a ser mayor. Si yo escribo con los dedos, evito cansancio, gano agilidad, escribo más en menos tiempo. Si no se hace un trabajo específico y no se pasa esa articulación a los dedos, ese niño va a escribir de forma mucho más incómoda.

¿Por qué dice que a los niños se les corrige poco?
Esta parte está relacionada con el mundo docente. Tenemos que mentalizarnos de que no vale cualquier cosa, cualquier postura. No vale pensar que luego se corrige. Si un niño coge mal el boli desde pequeño, va a ser muy difícil, si no se le corrige, que vaya a coger el boli bien.

La reeducación gráfica ejerce precisamente esta labor correctora.
Parte básicamente de dos aspectos: corregir toda la parte motora y de psicomotricidad fina que afecta al arte de escribir, y después está ya la letra. Para trabajar la letra, aunque la técnica recuerde a una caligrafía, no tiene nada que ver. Trabajamos con 12 movimientos con los cuales formas todas las letras. Con esos 12 movimientos, el reeducador gráfico trabaja con trazos. Por ejemplo, si los trazos que bajan están bien –no van a la derecha ni a la izquierda–, esa letra igual no es legible, no es clara, pero está ordenada.

Y volviendo a los docentes, ¿qué pueden hacer ellos?
Yo trato de concienciarlos de que corrijan la parte de motricidad, que no la dejen, que no se soluciona. Trato de concienciar al mundo educativo de que la reeducación gráfica tendría que ser una actividad extraescolar o escolar. Dentro del colegio sería la mejor forma porque es algo que hay que hacer todos los días, no mucho tiempo, pero sí de una forma concreta. Yo estoy dando talleres a profesores para enseñarles cómo deben enseñar. Voy pregonando por el desierto y nadie me oye; y corrigiendo ciertos aspectos de la letra se va a incidir también en otros aspectos que se mejoran.

¿A qué se refiere?
Cuando escribimos mal por qué es. Esa es la cuestión. Yo llevo 22 años trabajando y generalmente cuando encuentras a un niño que escribe mal, suele ser un niño que escolarmente va regular. Revierte en el rendimiento, un niño que no escriba bien, va a ser un mal estudiante, es un niño desmotivado. Y ahí viene la parte de la grafología. Es decir, yo veo a un niño de 8 años con una letra –terminamos de construir nuestra letra a los 8, 10 años máximo– que los tamaños son distintos, que la inclinación de una letra va una para un lado y otra va para otro, vemos que las direcciones de líneas, lo que entendemos por renglones, unos se juntan, otros se separan; con esos rasgos tenemos un perfil de carácter de un niño desorganizado, emocionalmente inestable, más bien vaguete. Con la grafología percibimos qué es lo que está ocurriendo

¿Me está diciendo que con la reeducación se corrigen otros aspectos que nada tienen que ver con la escritura?
Absolutamente, los cambios se producen en paralelo y cuando ha acabado, esa actitud del niño ha mejorado enormemente. Por ejemplo, una letra que se corrige en su organización, esa persona va a mejorar el concepto de organización.

Sería bueno que el reeducador fuera también grafólogo, ¿cierto?
Es conveniente. La grafolofía lo que te da es el porqué. Pero no solo sería bueno para un reeducador, también para un orientador. Imagínate en Bachillerato, un grafólogo coge la letra de un adolescente y sabe perfectamente por dónde van sus habilidades y capacidades. También creo en la prevención, la letra tiene un aspecto preventivo, ves a un niño y llevas un seguimiento, vas viendo si esa progresión está siendo la adecuada. Puedes intuir que hay cambios y no precisamente buenos, otras veces sí. O a este niño se le observa, se le cuida, o se puede desviar. Y en relación a la prevención en la reeducación, si los maestros, sobre todo en Infantil, son conscientes de la importancia que tiene la motricidad y la postura, van a evitar futuros disgráficos.

Ahora con los dispositivos digitales habrá quien diga que no es necesario escribir a mano.
Pues será un déficit que tengamos, el no escibir a mano nos dará problemas. Escribir a mano activa las neuronas, ayuda a organizar mentalmente.

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