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“Detrás de cada caso de acoso hay un profesor que no hace lo que debe”

El bullying no es un fenómeno nuevo. Ahora bien, que se produzca desde que existe la escuela no significa que no se pueda evitar. El presidente de la asociación No Al Acoso Escolar (NACE), Javier Pérez, pide tolerancia cero e implicación de centros y docentes para prevenirlo.
Laura García RuedaMartes, 24 de mayo de 2016
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La asociación No Al Acoso Escolar (NACE), con sede en Barcelona, nació en 2010 para ayudar a todos aquellos que sufren acoso en el aula. Su origen se encuentra, precisamente, en una víctima de esta lacra que decidió fundarla al convertirse en madre. En sus oficinas reciben a diario solicitudes de ayuda de familias y profesores que se sienten ignorados por sus centros. Ellos les escuchan y hacen de mediadores porque “el acoso se puede evitar”, tal y como ha explicado a MAGISTERIO el presidente de la asociación, Javier Pérez.

En pocas palabras, ¿cuál es la labor de NACE?
Ayudar a las personas que sufren o han sufrido acoso escolar porque éste, si es prolongado, acompaña toda la vida y deja secuelas como estrés postraumático o fobia social. Tenemos psicólogos, profesores, abogados, animadores socioculturales, etc. y ofrecemos un apoyo total a través del acompañamiento. Les decimos a las víctimas: “estamos contigo y vamos a llegar hasta el final a la hora de ayudarte”.

¿Qué volumen de solicitudes de ayuda reciben?
El año pasado respondimos cerca de 5.000 correos. Ahora mismo tenemos una lista de espera de 200 llamadas. De hecho, estamos inmersos en una campaña de crowdfunding en Migranodearena.org cuyo objetivo es recaudar fondos para atenderlas. Tenemos como mínimo siete correos diarios y unas cinco llamadas. Además, recibimos solicitudes vía redes sociales como Facebook y a través de la app.

¿Qué os piden?
Cuando nos escriben, lo habitual es que ya hayan intentado plantear el problema en su centro y no les hayan escuchado, no le hayan dado la importancia que tiene o no hayan hecho caso al niño que lo sufre.

Tener claro qué es el acoso puede ayudar a identificarlo a tiempo. ¿Cómo se define?
El acoso es un maltrato entre iguales, repetido en el tiempo y con un componente claro de intención de hacer daño. El acosador quiere humillar a la otra persona, que no tiene capacidad para defenderse, bien porque es más débil, bien porque no le gusta pelear. Es similar a la violencia de género. Una víctima nos dijo que cuanto más te humillan, más te dejas porque menos autoestima tienes.

Sin embargo, como asociación, esta definición de acoso que incorpora la repetición en el tiempo no nos gusta. Si se trata de un maltrato y hay humillación no hay que esperar a que se produzca más veces, ya que esto se traduce en que cualquier víctima que acude a nosotros ha sufrido ya mucho.

¿Cuáles son las primeras señales para detectarlo?
Lo que nosotros llamamos las tres ces: cambios, campanas –en relación a hacer novillos– y cuerpo. En decir, comienzan a ocurrir cosas que antes no pasaban (pérdidas de material escolar, bajada del rendimiento o que el alumno no vaya al patio, entre el primero en el aula, vaya al servicio en horas de clase o se mueva alrededor de los profesores buscando márgenes de seguridad); se produce absentismo (la víctima falta mucho al colegio y tiene que ir al médico a menudo); y, finalmente, cuerpo, porque una persona acosada camina encogida y mira al suelo para pasar desapercibida.

¿Hay casos de acoso en todos los colegios?
Sí, según las estadísticas que manejamos más o menos uno de cada cuatro alumnos sufre algún tipo de acoso.

¿Cómo se pueden evitar?
Nosotros trabajamos con el Programa TEI, la Tutoría Entre Iguales, cuya filosofía es que el poder lo tienen los chavales. Por ejemplo, los de 5º de Primaria hacen de tutores de los de 3º. Consiste en formar a los mayores en acoso escolar para que estén pendientes en los patios y, en cuanto ocurra algo, se lo digan a los acosadores. Así, en lugar de reforzar la conducta, los propios compañeros son quienes la frenan; se logra romper la ley del silencio y se evita la reiteración en el mismo momento en que ocurre.

¿Qué les parece el borrador del Plan Estratégico de Convivencia Escolar presentado en enero?
Está bien que se tomen medidas por arriba, pero hay que llegar a impregnar todas las escuelas y profesores; lograr un cambio real de actitud y de filosofía en todos los centros, así como una sensibilización, y que se adopten programas y proyectos. El verdadero hecho preventivo pasa por la implicación global de todas las escuelas.

¿Es necesario sensibilizar a la sociedad?
Hay mucho camino por andar. Cuando ocurren casos como el de Diego conmocionan a toda la sociedad, pero ¿cuánto dura? En los últimos meses ha habido cuatro suicidios, es un promedio muy alarmante porque cada vez vamos a más.

Aparte de la sensibilidad pública, para que acabe el acoso escolar hace falta un cambio en el colectivo docente, formación, que los profesores sepan identificar las señales, que haya políticas preventivas en el centro, acuerdos de todo el Claustro y que se tomen medidas claras y decididas.

Es preciso tener tolerancia cero con el acoso y que se implique a los alumnos en la propia solución. Si no cambia esto, quizá al mes que viene estemos hablando de otro caso.

¿Qué formación les falta a los docentes?
Lamentablemente toda o casi toda. Les falta comprender cuál es el fenómeno del acoso, cómo funciona, cómo se sienten los chavales. Porque lo que ocurre es que el acosado muchas veces es el chico tímido que no da problemas y la mayoría de los profesores prestamos más atención a los disruptivos olvidándonos del tímido, que es el que está sufriendo porque puede que no sea introvertido, sino que no le dejen participar.

¿A NACE llegan casos de acoso una vez en el centro les ha ignorado, ¿es esta la reacción habitual?
Cada vez tenemos más casos de centros que se muestran colaboradores cuando nos ponemos en contacto con ellos, pero hay muchos centros que siguen ocultándolo, no quieren que se sepa ni se hable del tema. Esta es una postura equivocada. Si tienes un problema, lo tienes que abordar; si lo niegas, nunca se solucionará.

¿Qué es lo peor que se puede decir a un niño que padece acoso escolar?
Hay varias frases a evitar como “tú no hagas caso” o “ya se cansarán”. No solo no se cansan, sino que el acoso siempre va a más. Así que cuando un niño te dice que está sufriendo acoso, hay que escucharle porque las víctimas tardan mucho en confesarlo y lo que va a contar es solo una pequeña parte. Siéntate, escúchale y pregúntale todo lo necesario porque es un momento clave para que empiece a recuperar la confianza en sí mismo y en los demás.

¿Qué mensaje lanzaría a los profesores para que prevengan las situaciones de acoso escolar?
El acoso se puede evitar, deben tenerlo claro. Es posible detectarlo, intervenir y evitarlo. Pero hay dos mensajes fundamentales. Primero, en la actuación de un profesor muchas veces está la vida o la muerte de un alumno, es muy importante que lo tengamos en cuenta, es dramático pero es así; y, segundo, detrás de cada caso de acoso escolar hay un profesor que no hace lo que debe, porque no sabe, porque no puede o por lo que sea. En las manos de un profesor está evitar el acoso.

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