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“Que la prueba de 6º tenga valor académico solo se le ocurre a un descerebrado”

El consejero de Educación de Castilla y León, Fernando Rey, afirma que sintoniza perfectamente con el actual ministro de Educación y que ha sido leal al espíritu de la Lomce. A pesar de ello, cuestiona el valor académico de las “reválidas”, sobre todo la de 6º de Primaria.
José Mª de MoyaMiércoles, 4 de mayo de 2016
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Fernando Rey.

El consejero de Castilla y León, el catedrático de universidad Fernando Rey, afirma que sería una “barbaridad” paralizar la Lomce, con la que comparte sus objetivos fundamentales, aunque no esté de acuerdo con ciertas cosas como el valor académico de algunas evaluaciones como la de 6º de Primaria. “Lo esencial de la Lomce es el currículo. El currículo básicamente nadie lo cuestiona. Por otro lado, cuestionarlo sería un disparate porque hemos obligado a cambiar los materiales, los libros y las metodologías de todos los profesores, padres… En fin, no tendría sentido ahora paralizar la Lomce, no sé qué significaría”. En la entrevista aborda sin complejos el supuesto cuestionamiento a su labor dentro del PP nacional o del Gobierno, entre otras cuestiones.

Me gustaría que me hiciera un balance de estos seis meses de gestión al frente de la Consejería.
Primero he dedicado mucho a tiempo a configurar el equipo, combinando experiencia con nuevas incorporaciones. He dedicado también bastante tiempo a fijar el diseño de los grandes valores objetivos de legislatura, que he concentrado en tres principios que son muy conocidos: calidad, equidad y empleabilidad, con el énfasis de que los quiero los tres al mismo tiempo. Siempre está esa gran cuestión de la calidad, que suele estar asociada a planteamientos conservadores. La calidad sin equidad es elitismo, pero la equidad sin calidad es paternalismo. Necesitamos todo y a la vez.

¿Y cómo ha afectado en Castilla y León la aplicación de la Lomce?
Ante todo hemos intentado ordenar o hacer surf sobre los problemas derivados de la Lomce, que en Castilla y León son menores y no los hemos percibido con una mayor ansiedad. Sobre todo nos preocupan los aspectos de la Lomce pendientes de regulación, no tanto lo que ya está. Porque, en general, Castilla León es una organización educativa seria. Todo el equipo ha ido tomando decisiones muy sensatas y muy razonables en la aplicación real sobre el terreno de la Lomce.

Vamos de lo más general a lo más concreto. Al consejero de Castilla y León se le percibe desde fuera y desde el Partido Popular como un hombre de izquierdas. Además, usted no ha ocultado sus vinculaciones anteriores con el Partido Socialista.
Me lo pregunta también el Partido Socialista en Castilla León y me alegra que me haga esta pregunta. Tengo que decir, en primer lugar, que yo no milito, no tengo carnet, yo soy catedrático de Derecho Constitucional. Yo no formaría parte de un partido político que me admitiera como miembro. Me atengo a muchos criterios, a la legalidad, a la moralidad, al derecho penal, pero no milito ni tengo intención alguna de militar jamás. Pero me parece muy bien que la gente milite porque sin las personas la democracia sería imposible. Tengo muy presente lo que decía Ortega, que, seas de izquierdas o seas de derechas, es una forma de hemiplejia moral, porque en muchos aspectos, incluso ahora mismo a mí me gustaría que alguien me dijera con exactitud, más allá del debate actual, qué significa ser de izquierdas o ser de derechas. Porque si ser de izquierdas es tener mucha preocupación por la justicia social, yo soy de izquierdas. Yo a veces me he definido como socialdemócrata inofensivo, o podría ser un demócrata cristiano intenso, no sé dónde me encontraría ahí.

¿Cómo se concilia esto con los principios de lealtad, de coherencia? La gente, cuando vota en unas elecciones, vota a unas siglas, vota a un partido. Así, de alguna manera votaron a la Lomce, la gente que votó al Partido Popular. ¿Cómo se concilia esto cuando hay discrepancias abiertas?
Es una pregunta pertinente. Cuando el presidente me propone ser consejero de Educación yo le digo: “presidente, yo he criticado por escrito muchas de las cosas que ha hecho el Partido Popular en el Gobierno central”. El presidente Herrera me dijo: “No te preocupes, yo lo he criticado mucho más que tú”. No dude que si yo tuviera un conflicto de conciencia tendría que plantearlo, pero también tengo claro que tengo una lealtad absoluta a los intereses de mi comunidad autónoma, a la que sirvo.

¿Y del partido?
Del Partido Popular y del presidente Herrera.

¿Lealtad al Partido Popular nacional?
El Partido Popular nacional posiblemente… Yo colaboro con el ministro de Educación, tenemos una sintonía total y absoluta, me parece un magnífico ministro de Educación, el actual. No tengo absolutamente ningún problema con él. Un poco las dudas que me plantea tienen que ver con un hipotético escenario que no se da. El real es un escenario muy favorable. Llevo ya casi nueve meses y me encuentro muy cómodo con el Partido Popular, con el gobierno central, el autonómico y con todo.

El Ministerio no está igualmente cómodo con la Consejería de Educación de Castilla y León.
No es lo que me dicen a mí. En fin, pues lo siento.

Ellos, por ejemplo, manifiestan que el hecho de que ustedes vacíen de contenido las evaluaciones y claramente rebata en ese punto la Lomce deja sin argumentos al Partido Popular frente a otras comunidades. Dicen que si ni los tuyos apoyan la Lomce, ¿qué se puede esperar?
No estoy seguro. Yo soy jurista de formación, y el Ministerio ha permitido jurídicamente a las comunidades autónomas modular el horario académico o no, y, en uso de esa facultad que libremente nos han concedido a las comunidades autónomas, nosotros hemos decidido que no tuvieran valor académico sino diagnóstico, es decir, hemos cumplido la ley. Ayer mismo me reuní con el ministro de Educación en esta comunidad y me ha felicitado por la opción de las “reválidas”. Directamente a mí, o sea que quizá deba revisar sus fuentes porque me niego a pensar que el ministro miente.

¿Le sorprende que el Ministerio esté incómodo?
Es que no me lo creo, perdóneme. No me lo creo porque yo tengo una fuente directa, que es el ministro. Por tanto, todo lo que me diga la gente me parece sin ningún fundamento.

Mi fuente no es el ministro pero sí algunos altos cargos del Ministerio.
Del ministro para abajo me da igual. Quizá son los mismos que hicieron una Lomce con algunos aspectos que son totalmente contrarios a lo que toda la comunidad escolar considera. Porque yo me he pasado por las nueve provincias y he hablado con los directores de colegios e institutos. Que la prueba de 6º de Primaria pueda tener valor alguno solo se le puede ocurrir a un descerebrado sin ningún criterio.

Es verdad que jurídicamente lo que han hecho se podía hacer, pero el espíritu de la Lomce no era ese.
Pues no sé si será el espíritu. Si ese es el espíritu me alegra mucho que se haya cambiado. Nosotros sometemos a nuestros alumnos a todo tipo de procesos y resultados desde que tienen 0 años. Mi preocupación es dar la máxima calidad a todos los alumnos pero, sobre todo, no dejar a ningún alumno atrás sabiendo que, inevitablemente, algunos se van a quedar por el camino, porque cuando universalizas la Educación, evidentemente, el nivel se deprime. Hay que intentar mantener esos equilibrios y estamos dejando a mucha gente por detrás.

Una cosa que se criticaba del modelo Logse era precisamente la exigencia.
Exigencia, claro. Pero, ¿de verdad cree que no hay exigencia? Yo sí que estoy a favor, porque tengo una visión exigente de la calidad. Yo no quiero un sistema de formación que debilita a nuestros alumnos ante un mercado de trabajo cada vez más exigente o más duro. Hacemos un flaco favor a los alumnos y a sus familias si bajamos el nivel. Tenemos que ofrecerles las mejores oportunidades, dejarles las máximas competencias. El sistema tiene que tener calidad, tiene que ayudar a sacar a una persona lo mejor de sí misma, pero tenemos que hacerlo con muchísima inteligencia. Por eso yo sí estoy a favor de una prueba nacional en 2º de Bachillerato. Una prueba nacional y seria, ahí es donde hay que concentrar el resultado. No antes. Ese es un aspecto brillante de la Lomce, otra cosa es ver si podemos sacarlo adelante.

Quienes defienden el valor académico de estas pruebas, argumentan que es una herramienta fantástica para ver si los colegios están siendo demasiado o poco exigentes. Y eso solo se consigue si la prueba tiene valor académico.
Nosotros lo hemos hecho el año pasado, ya tenemos la experiencia. Hicimos la de 3º de Primaria. No ha tenido valor académico pero tenemos definidos los centros. Hemos entendido que a partir de un 15% de alumnos que no han superado la prueba, tenemos problemas y hay que hacer un plan de mejora. Resultado: en Castilla y León no tenemos ninguna conflictividad con esta prueba. La gente, incluso los más críticos, ha aceptado que es muy útil y muy interesante. En realidad, que tenga o no valor académico, no añade sino dramatismo y ninguna utilidad.

La vida tiene dramatismo.
Sin duda, pero no hay que convertir el drama en comedia, que es lo que pasa a veces cuando exageramos, cuando nos pasamos de frenada.
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¿Cuál es su posición respecto a la Lomce, habría que paralizarla?
No, no. Qué barbaridad, qué barbaridad. Cuando hablamos de la Lomce, el debate político-mediático se contrae en cuatro o cinco puntos que no dejan de ser tangenciales: ciclos, etapas y algún otro punto. Aspectos que, para comprender bien la norma, solo son episodios. Lo esencial de la ley es, por un lado, elevar la calidad de la Educación en España, y creo que es un magnífico objetivo porque la constatación es que hay serios problemas en todo el país y en muchas zonas en particular. Y, en segundo lugar, garantizar una cierta homogeneidad en el nivel de Educación, de manera que todos los alumnos, vivan donde vivan, tengan un nivel muy alto. Por tanto, ese aliento de la Lomce me parece fantástico y me parece que debe mantenerse.
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¿Y algo que le disguste?
Es verdad que el procedimiento de elaboración no fue consensuado, que los partidos de la oposición tampoco se ofrecían fácilmente a consensuar nada y que en España, normalmente, los mismos que piden una ley de consenso educativo, la piden justo hasta el día antes de llegar al Gobierno, momento en el cual se consideran libres para introducir sus visiones particulares. Esta dinámica me parece un poco perversa y un poco hipócrita y no seria.
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¿Y respecto al pacto?
Creo que hemos tocado fondo en el sentido de que hay un gran clima favorable a un entendimiento, que es muy grande en relación a las comunidades autónomas gobierne quien gobierne. El Ministerio debiera escucharlas más.
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Me parece inevitable tratar el tema del cese de Fernando Sánchez-Pascuala, director general de la Consejería durante tantos años. Sorprendió porque tenía una reputación grande…
Sí, bueno, entiendo que fuese llamativo. Fernando es un profesional de primera magnitud, una cabeza privilegiada, ha prestado unos servicios a la comunidad educativa de Castilla y León y, por ende, española, innegables. Le cesé porque consideré que después de 11 años en el cargo y en un puesto que desgasta muchísimo, yo necesitaba un impulso diferente. Tampoco me gusta que la gente se eternice en los cargos. Yo mismo he condicionado mi cargo al tiempo que dure el presidente Herrera. Ni un día más.
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Me parece legítimo. Pero lo que trascendió en su momento es que había diferencias de criterio y también el talante.
Creo que usted lo ha captado perfectamente bien. Es así.
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¿Era poco dialogante?
No. Tampoco diría que fuera poco dialogante, lo que pasa es que después de tantos años la flexibilidad se limita. En el caso de Fernando y en el de cualquiera en ese puesto. Necesitamos otro aire, otro empuje. Pero te diré la verdad: mi máximo reconocimiento y gratitud. Yo creo que juega más en liga nacional. Es un producto castellanoleonés de exportación, y lo sigue siendo. Le deseo absolutamente lo mejor.

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