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Crear materiales propios para luego compartirlos, clave del buen aprendizaje

Cuando vimos los tres ejes sobre los que giraba la idea del premio de la Fundación Impuls ambos tuvimos claro que nuestras actividades parecían encajar en los mismos.
Martes, 24 de mayo de 2016
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Es por eso que presentamos dos de ellas, las que más se adecuaban a las bases del premio. Cuatro meses después, la fundación y el jurado nos llenaron de orgullo al escoger a ambas entre las finalistas y, aún más si cabe, al otorgar el primer premio a una de ellas.

La actividad ganadora fue Fem resums amb la prehistòria –Hacemos resúmenes con la prehistoria–. La experiencia se llevó a cabo con las clases de 5º de Primaria. Incluyó una buena parte de trabajo con TIC y la metodología usada fue el trabajo cooperativo. Pocas metodologías, según nuestra experiencia, aportan tanto por sí mismas a la inclusión como esta.

El nombre de la actividad deja intuir cuales eran algunos de los objetivos iniciales sobre los que se asentarían muchos otros: saber hacer un buen resumen, aprender los contenidos propios del tema de la prehistoria de Conocimiento del Medio y saber trabajar cooperativamente llegando a consensos. Asimismo, también buscamos cómo hacer de ello algo en lo que los alumnos y las alumnas pusieran todo su interés y empeño.

Formamos grupos de trabajo cooperativo, les hicimos partícipes del aprendizaje de los compañeros convirtiéndolos en maestros del resto de la clase, les hicimos firmar un contrato de compromiso de buen trabajo para el grupo y les explicamos que serían ellos quienes evaluarían a los demás. El nivel de motivación aumentó exponencialmente sin ni siquiera saber cómo harían todo el trabajo.

Cuando supieron que buena parte del trabajo se haría con aplicaciones de Google y que usarían un entorno gamificado como Kahoot! para evaluar, la motivación aún fue mayor. Para cuando quisimos hacer mapas conceptuales previos a los resúmenes y decidimos hacerlos con aplicaciones como Mindomo y Popplet, las explicaciones ya sobraban. Los grupos funcionaban solos y nuestra intervención se tuvo que centrar únicamente en atender a quien tenía más dificultades y en guiar a los grupos hacia donde querían ir. Cada uno aportaba en la medida de sus posibilidades, aprendiendo juntos, ayudándose y haciendo lo mejor que sabían por el bien del grupo y el resultado final.

Elaboración de materiales

Cada grupo de trabajo se encargó de elaborar una serie de materiales de estudio –resúmenes y mapas conceptuales– sobre la etapa de la prehistoria que le fue adjudicada –Paleolítico, Neolítico y Edad del Metal–. Estos materiales debían servir al resto de compañeros para conocer la etapa que preparaban. Así pues, una vez consensuados por cada grupo, los resúmenes finales pasados a Google Docs del Drive y los mapas conceptuales fueron imprimidos y repartidos al resto de compañeros convirtiéndose en su herramienta de consulta y estudio.

Como ya se ha comentado, a partir de estos materiales, también prepararon una serie de instrumentos de evaluación sobre su etapa. Estos instrumentos fueron, para cada etapa-grupo: un formulario de
Google y un Kahoot! –ambos con cinco preguntas y cuatro respuestas posibles–, un mapa conceptual con espacios para completar y la realización de un texto sobre una imagen de la etapa. Fue notoria la sensación expresada por los alumnos sobre la responsabilidad que suponía efectuar un buen trabajo para que los materiales entregados al resto fueran de una buena calidad.

Tras contextualizar la necesidad de saber hacer un resumen, explicamos varias formas de iniciarlo, desde una buena lectura comprensiva, pasando por un subrayado significativo, hasta la anotación de palabras clave al margen. Ahí fue cuando varios grupos vieron que esas palabras clave podían quedar ordenadas de una manera significativa para los demás en un mapa conceptual. Y que además eso era una herramienta que les iba a ser muy útil a la hora de estudiar. Más tarde descubrieron hasta qué punto les sería útil saber crear esos mapas, ya que en actividades posteriores vieron su practicidad para abordar otros contenidos del ciclo. Los alumnos aprendieron a aprender.

La evaluación se realizó en tres días diferentes y temáticos. Cada día se hicieron las cuatro pruebas preparadas por los tres grupos de cada etapa. Posteriormente cada grupo se encargó de corregir las pruebas. Al final del trabajo los alumnos elaboraron un dosier con todos los materiales y completaron una rúbrica en la que reflexionaban sobre cómo habían trabajado, qué habían aprendido y en qué debían mejorar.

Esta experiencia refuerza nuestra creencia de que el hecho de elaborar materiales propios y tener que explicarlos a otros es uno de los máximos exponentes que aseguran un buen aprendizaje. Si además se le añade un contexto motivador y significativo para los alumnos, el éxito está casi asegurado.

Óscar Ortego y Jorge Huarte
Escola “Anselm Clavé” de Ripollet (Barcelona)

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