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Francisco López Rupérez: Una visión de futuro produce ideas, y las ideas producen futuro: he aquí un círculo virtuoso

Viernes, 24 de junio de 2016
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En estos últimos tiempos, la alusión a un Pacto de Estado por la Educación se ha convertido en una suerte de eco repetitivo que personalidades, instituciones de la sociedad civil y representantes de los principales partidos políticos invocan, una y otra vez, como un instrumento de grueso calibre pero que es considerado por todos como algo ineludible para abordar juntos los problemas que padece nuestro sistema educativo.

Si se trata de proponer una sola idea, me decantaría por hacer efectiva la siguiente recomendación: ser especialmente receptivo a la visión del futuro y a los mensajes del contexto.

Cuando se analiza la evolución de la ordenación de nuestro sistema educativo, plasmada en sus leyes orgánicas, se advierte con reiteración un retraso importante de las prioridades recogidas en ellas –sea de forma tácita o explícita– con respecto a las advertencias que académicos, analistas de políticas educativas y organismos internacionales con responsabilidades en Educación han venido realizando sobre la base de una visión relativamente anticipada del futuro. Y es que, al menos hasta ahora, las líneas que anunciaban la evolución del contexto y los correspondientes requerimientos para los sistemas educativos se han podido vislumbrar con una limitada pero cierta anticipación.

Los planteamientos derivados de una nueva concepción del lifelong learning; la necesidad de integrar de un modo efectivo la formación y el empleo en la Secundaria Superior; la atención equilibrada a las habilidades cognitivas y no cognitivas; el aseguramiento de una formación moral, de corte humanista, que facilite una inserción humanamente madura de las nuevas generaciones en contextos inciertos, cambiantes y complejos; el desarrollo de competencias digitales que trasciendan el mero acceso a la información para generar capacidades para su transformación en conocimiento; la importancia decisiva de la selección, la formación inicial y el desarrollo profesional del profesorado son, entre otras, recomendaciones que han sido publicadas en las dos últimas décadas sin que en nuestro país se hayan traducido apreciablemente en políticas efectivas.

Ahora, el desarrollo de todo ello se ha identificado como algo urgente porque enredados en lo inmediato, obcecados en nuestros conflictos domésticos no hemos prestado suficiente atención a las advertencias de aquellos que disponían de una visión más amplia, de una información más completa sobre las previsiones del futuro y sobre sus exigencias para los sistemas de Educación y formación en países desarrollados.

Una visión del futuro produce ideas y, como ha señalado el ensayista Valentí Puig, las ideas generan futuro. He aquí un círculo virtuoso que no se puede ignorar. Y si hay una institución social fuertemente vinculada con la preparación del futuro esa es la Educación. Por todo ello, se hace imprescindible aprovechar esa ventana de oportunidad que puede ofrecer el pacto educativo para modernizar nuestro sistema y alinearlo con lo que la sociedad requiere y nuestros niños y adolescentes van a necesitar.

Francisco López Rupérez
Expresidente del Consejo Escolar del Estado

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