La libertad

Lunes, 6 de junio de 2016
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Los hay que viven en un esfuerzo constante en intentar limitar la libertad de los demás para así ellos sentirse más «libres». Utilizan siempre argumentos grandilocuentes que intentan justificar cualquier tropelía y además cuentan con la suerte de la buena educación y moderación de aquellos a los que se les quiere privar de elementales derechos, como por ejemplo querer elegir el modelo de Educación de sus hijos.

Debe ser el espeluznante convencimiento de algunos de que las personas son propiedad del Estado, o de eso que llaman la «tribu», el argumento para defender que sean la administraciones públicas las que repartan a los alumnos en escuelas no deseadas por los padres. Nuestra patria se ha adornado felizmente de un derecho general a la libertad de Educación y no puede utilizarse el argumento falaz de que la libertad de elegir es opuesta al derecho a la Educación.

Por si algunos se han olvidado, el disfrute de ese derecho constitucional fue regulado por aquella izquierda socialdemócrata a la que no parecía estorbarle que hubiera ciudadanos de otros pensamientos políticos. Regulación que el centro derecha acertadamente no ha eliminado ni modificado sustancialmente cuando ha ejercido responsabilidades de gobierno; sancionando así de facto un consenso que debe permitir a millones de españoles elegir en libertad el colegio que deseen, ya sea en titularidad o en ideario.

Libertad que no solo disfrutan los que eligen un centro privado concertado sino todos aquellos que su deseo es matricular a sus hijos en un colegio público y nadie les han impedido ni obligado a que sea así. Precisamente esos que no quieren la diversidad de titularidades también son los que niegan la posibilidad de una verdadera autonomía a los colegios públicos para que haya variedad de proyectos educativos entre ellos, por eso impiden las zonas únicas de escolarización que permita escoger a los padres entre una gran oferta.

Quieren que todos estemos cortados por su patrón y uniformados ideológicamente. Pero la defensa de esa libertad es responsabilidad de todos los que creemos que la mujer y el hombre son libres para elegir su destino y no para bajar la cerviz ante el Estado hiperintervencionista.

Es clarificador ver a algunos, incluso con importantes responsabilidades públicas, y que se proclaman defensores de un sistema educativo público monolítico y de total titularidad estatal, cómo luego eligen colegios no ya concertados sino totalmente privados para sus hijos, lo cual es muy respetable, pero lamentablemente ellos parecen querer exclusivamente «su» libertad y les debe molestar que la tengamos los demás.

A todos esos hay que decirles con firmeza que la libertad en la Educación es de todos los españoles. Además, el Tribunal Supremo ahora también se lo ha dicho alto y claro al considerar que no está justificada la supresión de una unidad de un centro concertado por parte de la Administración cuando ésta tiene un número suficiente de alumnos.

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