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Las pymes también aportan

Lunes, 27 de junio de 2016
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Kepa Alberdi es jefe de taller y tutor de Imanol Martínez en Ondomec, del Grupo Ondozabal (Guipúzcoa). Ambos tienen en común, además del mecanizado de piezas de hasta 40 toneladas, el centro educativo que les vio crecer: el Instituto de FP de Usurbil. Kepa estudió allí hace 20 años e Imanol titula en junio el ciclo superior de Programación de la Producción en Fabricación Mecánica.

El instituto, que suma 40 años de docencia, fue pionero de la formación en alternancia cuando la dual aún era cosa de alemanes. Su director, Patxi Vaquerizo, da fe del estrecho vínculo con las empresas allí asentadas. Muchas les ceden máquinas muy punteras para asegurarse profesionales que sepan manejarlas. Con ellas, el centro fabrica piezas de últimísima generación, como por ejemplo, un tornillo del Airbus.

A su lado, Monika Betelu, responsable de la bolsa de trabajo, comenta “la inmensa labor comercial” que tienen que hacer con la dual. “Nos pateamos las empresas explicando qué es y los beneficios que puede reportarles”. “Al principio”, cuenta, “no sabían de qué les hablábamos, pero cada vez son más receptivas. Ya saben que el futuro a medio plazo va a ser así”.

Según Kepa Alberdi, de Ondomec, “la dual atiende una de las carencias más importantes que tenía la FP”, de la que “se sale verde”, en su opinión. “Supone un recorrido formativo más largo para la empresa en comparación con la FCT. Pero aseguras que el joven aprende todo lo que necesita para trabajar y te da más tiempo para conocerlo”. “Si te gusta, te lo quedas”, dice.

Alberdi observa que “la FP no es tan versátil como las ingenierías, no tiene tantas especialidades; y en ese sentido, la dual permite hacer esa especialización que necesita cada sector o cada empresa”.  

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