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El 25% de profesores no toma medidas contra el ciberacoso, según las víctimas

Según el testimonio de las víctimas, el 75% de los profesores sí reaccionan ante el ciberbullying, el 25% restante no toma medidas, no cree a la víctima o le quita importancia a lo ocurrido, según el informe presentado la semana pasada por la Fundación Anar.
RedacciónMartes, 27 de septiembre de 2016
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La reacción más frecuente de los profesores es la de hablar con el acosador seguido de escuchar a la víctima y adoptar alguna medida de carácter punitivo, llegando a expulsar al acosador del centro en el 12,7% de los casos.

La valoración que hacen las víctimas de ciberbullying y sus familias de este tipo de medidas es negativa en el 59,3% de los casos, resultando satisfactoria solo en el 40,7%. Esta valoración es aún peor en el resto de formas de acoso escolar, que alcanza un 74,2% de insatisfacción.

La valoración negativa proviene de la percepción de falta de implicación o interés en solucionar el problema, limitándose en la mayoría de los casos en hablar con el agresor y escuchar a la víctima. Las víctimas manifiestan que en lugar de mostrar una actitud colaboradora en la búsqueda de solución del problema, perciben que los profesores se ponen a la defensiva, si bien es cierto que los padres sobrerreaccionan en muchas ocasiones culpando al profesorado de lo ocurrido.

A la luz de estos datos, la Fundación Anar considera “esencial la adopción de un Protocolo de Actuación Unificado para toda España en el que se contemplen las medidas a adoptar por los centros escolares”.

Las víctimas de acoso
En el relato de los menores víctimas y sus familias encontramos que el acoso escolar afecta diariamente a la víctima en el plano emocional, superando su capacidad de afrontarlo y reforzando su sentimiento de indefensión, que el acosador se va a encargar de potenciar a través de sus amenazas.

Aproximadamente uno de cada diez casos de alumnos que sufren acoso cambian de colegio. Según Anar, “el cambio de centro no es una medida recomendable en la mayoría de los casos”.

El 85,2% de las víctimas que cambió de colegio vuelve a ser acosado nuevamente. “No es extraño –dice la Fundación Anar en su informe– ya que el principal motivo que incitó el acoso tiene que ver con características físicas de las víctimas”.
“Consideramos mucho más efectivo el que la víctima reciba tratamiento psicológico que le permita adquirir las habilidades sociales necesarias para defenderse y fortalecer su autoestima, así como que en el centro escolar se adopten medidas formativas de cohesión de grupo, fomento de la tolerancia a las diferencias y el rechazo a la violencia”, dice Anar.

Sorprendentemente, en el caso del ciberbullying el porcentaje de reincidencia es del 30% para los que cambian de centro . El porcentaje es inferior porque las causas del acoso recaen en el agresor (agresividad y deseo de venganza) y solo el 23,6% lo motivan las características físicas de la víctima. El efecto contagio se produce por tanto solo en este último grupo.

Por otro lado, en informe recuerda que cuando el problema de acoso se prolonga en el tiempo el rendimiento escolar se ve afectado por falta de motivación de las víctimas.

Perfil de las víctimas
Las chicas son las víctimas del 70% de los casos de ciberacoso, un porcentaje diferente al acoso en general, donde los afectados están más equilibrados por sexos. El acoso a través de las redes sociales representa ya uno de cada cuatro casos.

El estudio realizado a partir de las llamadas recibidas al teléfono de ayuda de Anar entre 2013 y 2015 entre 550 casos escogidos de forma aleatoria sobre un total de 1.363 de ciberacoso. En estos años, Anar ha atendido más de un millón de llamadas y, de ellas, 60.408 relacionadas con acoso escolar.
“Esta gran base de datos nos ha permitido estudiar el problema desde dentro, desde el punto de vista de aquellos que lo sufren” y el número de llamadas atendidas “da una idea de la gravedad del problema, que sigue en ascenso”, ha señalado Benjamín Ballesteros, director de Programas de Anar.

Los ciberacosadores pertenecen en la mayoría de las ocasiones al mismo centro que la víctima y actúan en grupo (entre dos y cinco personas del mismo sexo que la víctima). De media tienen 13,6 años.

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