La colaboración docente es clave para conseguir mejores resultados

Cuando se publican los resultados de informes internacionales, como PISA, observamos que hay algunos países en los que el origen social tiene un fuerte impacto en el rendimiento de los estudiantes, es decir, donde las oportunidades educativas están distribuidas muy desigualmente y, por tanto, se desperdicia una gran parte del potencial que los niños traen consigo. Por el contrario, también encontramos otros países donde importa mucho menos el contexto social en el que nacen los alumnos y donde los resultados se distribuyen de forma equitativa.

Para Andreas Schleicher, “la calidad de la Educación nunca puede superar la calidad de la enseñanza y los profesores” y, por tanto, propone “atraer, desarrollar y retener a los mejores maestros y directores de centros de forma que puedan organizar el trabajo para utilizar todo su potencial laboral, liderazgo educativo y gestión eficaz de los recursos humanos, y así mitigar esas desventajas que puedan provenir del entorno del alumno”. Fue una de las ideas del director de Políticas Educativas de la OCDE en la conferencia inaugural del curso Perspectivas actuales nacionales e internacionales en evaluación educativa, celebrado del 4 al 8 de julio en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander y organizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).

Schleicher destacó el esfuerzo de muchos países por seleccionar a sus mejores profesores: “Son muchos los que explican los pobres resultados de su país por la procedencia de sus profesores”. Muchos países, según el responsable de la OCDE, “trabajan duro para seleccionar a su personal, para mejorar el rendimiento y para construir un entorno en el los maestros trabajen juntos, crezcan unidos en su carrera y compartan buenas prácticas”.

Autonomía y colaboración
Las claves están en una mayor autonomía docente o más poder de decisión de los propios docentes sobre su trabajo; las redes de pares, es decir, más oportunidades para el intercambio y el apoyo necesarios para mantener un alto nivel de enseñanza –inducción, tutoría, redes, retroalimentación…–; y más incentivos para el desarrollo profesional inicial.

Sin embargo, Schleicher advirtió que “esa colaboración profesional entre docentes es en realidad bastante rara, ya que solo uno de cada cinco profesores persigue la enseñanza en equipo”. En países como Japón, Dinamarca o Italia, es algo más común, pero no es tan frecuente como realmente se esperaría.

El director de Educación de la OCDE se refirió también a otros datos del Informe TALIS en el que los docentes expresan cómo los centros educativos son “lugares hostiles” para la innovación. Asimismo, los docentes apuntaron que habían emprendido su desarrollo profesional centrado en el contenido (73%) o el conocimiento pedagógico (68%) de la materia que enseñan más que en las áreas identificadas por Talis como más competentes.

Según Schleicher, “para ser más eficaces, los programas de desarrollo profesional deben ser coordinados a nivel de centro para que los maestros sean conscientes de los objetivos de aprendizaje perseguidos por sus colegas y las posibles áreas de colaboración”. Tales esfuerzos conjuntos pueden contribuir al establecimiento de comunidades de aprendizaje.

MÁS PROFESIONALIDAD
“Para atraer a las personas que necesitan, los sistemas educativos exitosos han transformado la forma de organización del trabajo en sus escuelas y le han dado mayor profesionalidad, tanto en el control burocrático como administrativo”. Así se expresaba Andreas Schleicher, que también apostaba por los incentivos, la rendición de cuentas y una mejor gestión del conocimiento para conseguir más profesionalidad docente. Todo ello acompañado de una mejor gestión del rendimiento, la construcción de capacidades profesiona-les para compartir las mejores prácticas y la innovación, y un fuerte liderazgo.