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“Es el Bellas Artes del siglo XXI”

Jon Sáenz cuenta su experiencia en el ciclo formativo y sus primeros pasos en la industria de la animación
Paloma Díaz SoteroJueves, 15 de diciembre de 2016
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Este joven de 22 años entró en Animación 3D sin tenerlo del todo claro. Caso poco común en una titulación a la que se accede más por pulsión (hacia los juegos) o vocación (artística y creadora).
“Tuve compañeros que tenían muy claro desde el principio que querían crear personajes o historias”, cuenta. “También mucha vocación artística. Esto es el Bellas Artes del siglo XXI. De hecho, muchos procedían de esa carrera”.

En cambio, él “no lo tenía claro”. “Entré porque buscaba algo que me pareciera atractivo. Me preguntaba quién hacía las películas de animación y cómo estaban tan bien hechas. Me informé y dije: ‘vaya, vaya, lo que se puede hacer; quizá yo también pueda hacerlo”.

También compartió aula con “mucho friki que cree que se va a pasar el día jugando, que viene a pasarlo bien”. “Luego ves cómo ésos se van quedando atrás”.

Tal vez, por entrar con pies de plomo después de haber estudiado otro ciclo formativo que no le había proporcionado trabajo, acabó siendo de los mejores de su promoción en U-Tad. “Hice las prácticas en Ilion Studios y ya me propusieron quedarme”, cuenta.

Ilion Studios es, probablemente, la productora de cine de animación 3D más prestigiosa de España; también reconocida en el extranjero. Tanto es así, que está desarrollando el primer proyecto propio de animación 3D de Paramount (bajo extremas medidas de seguridad y confidencialidad), cuenta Eva Morán, responsable de Recursos Humanos de Ilion Animation Studios.

Según esta responsable, en el ciclo formativo superior buscan “al artista completo, perfiles mixtos que sean artísticos y técnicos”.

En todo largometraje, explica, hay un primer trabajo en 2D “para definir personajes, objetos y escenarios”, desarrollado por profesionales con un “perfil artístico”. “La segunda fase es la del modelado 3D”, continúa. “Y en ella es ideal ese perfil mixto” en el que “encajan” los titulados de FP.

Eva Morán considera que el ciclo formativo superior “es muy interesante para obtener una primera oportunidad”.

A Jon Sáenz le contrataron el pasado verano para ocupar un puesto en el Departamento de Render. “Controlamos que la producción artística sea correcta”, explica el joven, admirado de lo “mucho” que está “aprendiendo sobre cómo es una producción grande”.

Cierto es que llevaba consigo una ventaja relevante: había estudiado Desarrollo de Aplicaciones Web y, por tanto, tenía una potente base en programación, que es lo que suele disgustar a gran parte del alumnado de Animación, más atraído por la creación artística.

En cualquier caso, el estudio de Animación, Juegos y Entornos Interactivos le pareció “tremendamente exigente” y “muy difícil para quien no conozca el terreno”. “Los que hemos salido con nota nos quedábamos a estudiar en la biblioteca de U-Tad por las tardes”, dice.

Alumnos, ex alumnos y profesores consultados convienen que para alcanzar un buen nivel hay que invertir “muchas horas, muchas noches” en prácticas y en confeccionar un buen portfolio de trabajos (el reel) que demuestre lo que sabes hacer. Por eso el estudio y la dedicación en este campo son absolutamente dependientes de la pasión.

Con la práctica, Jon ya ha ido definiendo sus preferencias: “Me gusta el modelado, el texturizado, la iluminación…”, todos ellos campos con especialización propia en los largometrajes de animación.

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