Todo lo que puede aportar un huerto al proceso de enseñanza-aprendizaje
Nuestro colegio está enclavado en Ricla, un localidad de la provincia de Zaragoza de unos 3.200 habitantes, pertenece a la comarca de Valdejalón.
La principal actividad productiva de su población es la agricultura. Su producción básica es la fruta –dado que el 60% de su término es de regadío–, las hortalizas –sobre todo, los ajos verdes– y los viveros de árboles frutales y hortalizas. Además, aunque cada vez en menor proporción, en sus tierras de secano se cultivan cereales, viñedos, almendros y olivos. Ello hace que prácticamente todas las familias del centro tengan relación en mayor o menor medida con la agricultura. De ahí que uno de los principios educativos de nuestro centro haga hincapié en el cuidado del entorno y del medio ambiente. El claustro de profesores del colegio consideró la necesidad de acercamiento del alumnado a la cultura rural y agrícola de la localidad para usarla como recurso educativo. Partimos de la idea de vincular a la actual y futuras generaciones con el lugar en que viven, desarrollando estrategias ecológicas en relación con el medio y conociendo y respetando las tradiciones agrícolas perdurables. La necesidad de que este aprendizaje fuese vivencial, práctico, motivador e integrado con otros aprendizajes dentro de la escuela, nos hizo plantearnos la posibilidad de crear un huerto escolar.
En este sentido, consideramos nuestro huerto escolar como una herramienta fundamental para fomentar hábitos de respeto al medio ambiente, mejorar la calidad de la nutrición y la formación de los niños y sus familias, así como para trabajar de forma globalizada los contenidos de todas las áreas conocimiento.
En nuestro huerto están implicados todos los agentes de la comunidad educativa: alumnos, profesorado, personal no docente, familias y algunas entidades como el Ayuntamiento de Ricla y empresas de viveros de la localidad. Se convierte así en un espacio de encuentro en el que familias y niños comparten un lugar para trabajar juntos, desarrollando valores como el trabajo en equipo, la responsabilidad, la cooperación y el respeto.
Las etapas del huerto
El trabajo en el huerto se desarrolla en torno a cuatro grandes etapas, repetidas en dos momentos del curso: otoño-invierno y primavera-verano:
• Etapa 1, preparación del terreno. En esta etapa aramos la tierra, quitamos las malas hierbas, colocamos el sistema por goteo en el invernadero. Además de las labores agrícolas llevamos a cabo otras tareas como la clasificación de los residuos que nos vamos encontrando, el estudio del espacio de cultivo o la selección de plantas que queremos plantar mediante una asamblea.
También realizamos un plano del huerto que nos permite trabajar, entre otros muchos, aspectos lógicomatemáticos como la orientación espacial, la numeración…
• Etapa 2, plantación y siembra. En esta fase realizamos la plantación de las plantas acordadas en la asamblea. Realizamos semilleros con semillas aportadas por las familias para constatar todo el proceso de crecimiento de una planta. También realizamos la siembra en macetas u otros contenedores como botellas de plástico, ruedas…
El curso pasado hicimos un jardín vertical reciclando botellas de agua en el que plantamos fresas y flores. Para optimizar el ahorro se diseñó un sistema de regadores y recolectores que aprovecha el agua sobrante.
• Etapa 3, cuidado de las plantas. Llevamos a cabo diferentes labores: riego, control de las hierbas competidoras, abonado. En algunas plantas, como las tomateras, se realiza el enramado, en otras, como las zanahorias, es necesario clarear.
En esta fase nos parece importante resaltar la observación y el registro del crecimiento de las plantas en nuestro cuaderno de huerto, en el cual anotamos todas las tareas que realizamos en las e intentamos solucionar los problemas eventuales relacionados con plagas y enfermedades. Además, este documento sirve para coordinar las diferentes tareas al mismo tiempo que potenciamos la rigurosidad y el trabajo sistemático en los alumnos.
• Etapa 4, recolección y consumo de los productos del huerto, que se realiza en invierno y primavera. Este momento nos permite trabajar con los alumnos más pequeños los sentidos. Hemos tocado, olido, probado… los diferentes vegetales. Los niños analizan las propiedades organolépticas favoreciendo así una Educación multisensorial.
Se han desarrollado talleres de cocina en los que hemos elaborado mermelada de fresa, ensaladas o incluso jaboncitos con glicerina y plantas aromáticas de nuestro huerto. En definitiva, el huerto escolar es un recurso didáctico fundamental para favorecer el desarrollo integral de todos los alumnos mediante una pedagogía más dinámica, innovadora, globalizada y lúdica.
Pilar Andrés Sisamón
CEIP “Maestro Monreal” de Ricla (Zaragoza)
