Atención urgente a la universidad

Lunes, 27 de marzo de 2017
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El ministro de Educación, Cultura y Deportes, Iñigo Méndez de Vigo, ha asegurado que si se alcanza el tan deseado pacto educativo, cuyo diseño transita por caminos difíciles, será necesaria una «mayoría súper cualificada» para modificarlo. El ministro ha ido más lejos y se ha comprometido a que ese requisito sea realidad.

Las buenas intenciones y las palabras que las ponen de manifiesto son positivas y Méndez de Vigo es un experto en estas lides, pero el tiempo pasa y, tras la oportunidad perdida en 2010, el logro de un auténtico Pacto de Estado es complicado por la multitud de actores y de intereses que están implicados. Especial preocupación produce este hecho en la universidad, que sobrevive como puede, sobre todo desde el real decreto de abril de 2012, que supuso el ajuste máximo de la enseñanza superior.

En efecto, la universidad vive esta situación de una forma más acentuada. Muchos dirán que no se puede comenzar a construir por el tejado, y es verdad, pero parece que sus problemas exigen una solución menos urgente que los de la enseñanza no universitaria aunque la realidad sea otra. Periódicamente, se alzan voces en demanda de soluciones para la institución superior. Las últimas, las de los rectores de Madrid, una de las comunidades de referencia universitaria, y de los representantes de los alumnos, integrados en la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (Creup) han reavivado sus demandas de una urgente atención hacia la universidad.

Los rectores de las universidades públicas de Madrid entienden que para conseguir una enseñanza pública de calidad «es imprescindible revertir los recortes» que han sufrido las partidas destinadas a partidas destinadas a la educación en los últimos años y que «han causado su creciente deterioro». En este sentido, los responsables de los campus recuerdan que entre 2010 y 2015, los recursos financieros de las universidades han descendido en más de 1.200 millones de euros entre los años 2010 y 2015, mientras que las tasas académicas han subido de forma muy considerable. Además, las universidades han perdido unos 6.000 profesores debido a la tasa de reposición y la renovación de las plantillas se hace difícil con el consiguiente perjuicio para los jóvenes que se enfrentan a dos opciones: abandonar la carrera académica o salir al extranjero en busca de la oportunidad perdida. Mientras, las plantillas envejecen y el recambio generacional no existe.

Los máximos responsables de los campus públicos madrileños resaltan también el descenso de efectivos entre el Personal de Administración y Servicios (PAS), sometido igualmente a las tasas de reposición, y cuya aportación es vital para el normal desarrollo de las labores universitarias.

Los rectores madrileños reiteran su compromiso con el objetivo de conseguir una enseñanza pública de calidad pero consideran «imprescindible corregir, con urgencia, esta situación». Además, y reiteran a los partidos y al Gobierno central que «den los pasos necesarios» a fin de «alcanzar un gran pacto social por la Educación en todos sus niveles».

Los estudiantes siguen la estela. El presidente de la Creup, Gorka Martín, ha alzado la voz en publicaciones especializadas para reclamar un mayor protagonismo de los alumnos en la vida universitaria, ya que los alumnos califican su papel de «meramente testimonial». Por ello, reclaman estructuras propias de representación a todos los niveles, sin influencias externas. Pero más allá de sus consideraciones sobre el papel de los estudiantes, Martín aborda los problemas que sufre la Universidad y entiende que «tenemos la oportunidad perfecta para hacer una reforma en profundidad de la universidad». El presidente de la Creup, organización presente en 34 universidades públicas y que dice representar a un millón de alumnos, advierte de que hay muchos problemas que están afectando a los estudiantes pero que no es suficiente hablar solo de becas, tasas o precios. Para los estudiantes, uno de los pilares del acceso en condiciones de equidad a los estudios de Educación Superior es la adecuación del régimen de becas y ayudas universitarias y por ello, Martín indica que «sí, tasas y precios son los que más nos preocupan, pero también tenemos que hablar de Gobierno, de internacionalización, de sistemas de financiación…». Y pone el dedo en la llaga de las consecuencias que para los campus tendría una bajada del precio de las matrículas sin aplicar soluciones complementarias. «Está muy bien decir que hay que bajar las tasas y los precios públicos pero si hace las universidades echan el cierre», sostiene. Y en este sentido, se une a quienes reclaman desde hace largo un nuevo sistema de financiación «para que esa bajada de tasas que debe hacerse pueda hacerse». Hay que recordar que España es de los países europeos con tasas más altas y con un sistema de becas más insuficiente.

Acerca del modelo de financiación, la Creup apuesta por una financiación pública suficiente que en la actualidad no existe, y cuando la Universidad no pueda sobrevivir con esa ayuda pública podemos permitir la entrada de ese capital privado, siempre y cuando no pervierta el sistema.

Ante la argumentación de quienes piensan que ante el despilfarro hay que limitar la autonomía universitaria, el representante de los alumnos se opone a esta teoría y defiende la autonomía universitaria como «un pilar fundamental de las universidades y lo que hay que hacer sistemas de rendición de cuenta y fiscalización, pero nunca limitar la autonomía universitaria».

Estas consideraciones desde ámbitos diferentes de la comunidad universitaria coinciden en la necesidad de un sistema educativo duradero y alejado de los imperativos ideológicos de cada momento. Es decir, algo que se logra con un pacto educativo.

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