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Los trastornos de alimentación en los centros educativos

Jornadas sobre la relevancia del docente en la prevención de la anorexia y bulimia nerviosa.
RedacciónMartes, 4 de abril de 2017
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La escuela tiene una gran responsabilidad frente a los trastornos.

El Centro Universitario Villanueva de Madrid ha organizado la Jornada de prevención de la anorexia y la bulimia nerviosa en el contexto educativo para reflexionar sobre la relevancia del profesor y su papel ante estos trastornos de la alimentación.

“Todos los profesionales de la Educación deben ser conscientes de que la primera prevención consiste en educar a los alumnos en una nutrición saludable y orientar en este sentido a los padres”, explicó Santiago Sastre, subdirector del Área de Educación y Psicología del Centro Universitario Villanueva. “Asimismo, desde la escuela todos los profesores debemos estar alerta ante cualquier posible indicador de riesgo de trastorno de la conducta alimentaria para, en su caso, informar y apoyar a los padres, derivar al profesional adecuado y actuar en el aula en consecuencia, asumiendo las seguras repercusiones en lo que respecta al aprendizaje, la atención y la memoria y, por supuesto, atendiendo especialmente el aspecto emocional del alumno”.

Profesor, pieza clave
Ante el hecho de que existen docentes que sienten que los temas relacionados con los trastornos alimenticios forman parte del ámbito familiar y no del centro escolar, y, por tanto, no son su responsabilidad, Sastre explicó a MAGISTERIO que “indudablemente la familia es la protagonista, la primera, en lo que se refiere a prevención, pero es un error pensar que la responsabilidad de atajar este problema es exclusiva de la familia”. Por este motivo en la jornada “tratamos de convencer a los profesores de la importancia de su papel en este tema, de que son pieza clave en la prevención de estos trastornos”. Para Sastre los profesores pueden “dinamizar los lazos entre el alumno que sufre un trastorno y sus compañeros, hacer un seguimiento de las posibles adaptaciones curriculares que pueda tener un alumno con tratamiento, acompañar emocionalmente al alumno que está en riesgo de sufrir un trastorno o que ya lo está sufriendo y seguir, en la medida de las posibilidades, emocionalmente a la familia de este alumno”.

Los trastornos de la alimentación siguen estando muy invisibilizados en la sociedad, existe un gran desconocimiento sobre estos temas lo que alimenta la creación de clichés y estereotipos que no favorecen a la persona que lo sufre. “Por eso la escuela tiene una gran responsabilidad, en cuanto a que debe asegurar la información y formación necesaria de los alumnos y sus familias en el campo de la alimentación saludable”, explicó Sastre al periódico. Y “esto se consigue asegurando una sólida formación de sus docentes para que conozcan en profundidad los trastornos, sus causas, sus repercusiones en la escuela, en el aprendizaje y en la vida social, y dispongan de recursos para actuar con los alumnos en riesgo de sufrirlos y sus familias”.

De ahí que una jornada como la desarrollada en el Centro Universitario Villanueva “sirva en primera instancia para dar visibilidad a esta situación, hay que hablar de los trastornos de la alimentación sin prejuicios, solo así conseguiremos revertir esa situación de invisibilidad”.

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