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“Los niños solamente necesitan una oportunidad para cambiar el mundo”

Design for Change es un movimiento internacional, presente en más de 50 países, cuyo objetivo es ofrecer a niños y jóvenes la oportunidad de poner en práctica sus propias ideas para cambiar el mundo desde su propio entorno. Miguel Luengo y Mónica Cantón son presidente y coordinadora de Design for Change España.
José Mª de MoyaMartes, 13 de junio de 2017
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Miguel Luengo se denomina despertador de sueños, además de ser el presidente de Design for Change España y de dedicarse a temas de formación en habilidades (cambio, liderazgo, equipo, motivación) y coaching tanto personal como en equipos. Mónica Cantón es coordinadora de la asociación y ha puesto sus conocimientos al servicio de los demás en organizaciones no lucrativas.

¿Quiénes son y qué puesto desempeñan en Design for Change España?
Miguel Luengo. Mi profesión es despertador de sueños. Vengo de ser ingeniero industrial y consultor de recursos humanos, pero después de 12 años cambié y estoy en un momento o en el que quiero ver qué quiero hacer y cómo llevarlo a cabo. Desde 2011 estoy en Design for Change.

Mónica Cantón. Soy licenciada en Derecho y preparé notarías durante nueve años. Lo dejé asumiendo el fracaso. Lo que quería era sentirme útil, así que me hice técnico de orientación laboral, tecnología didáctica y cosas completamente diferentes a lo que había hecho hasta ese momento. Después de estar en Cruz Roja como técnico de orientación laboral y directora provincial, terminé como coordinadora de Design for Change.

¿Cómo empieza Design for Change en el mundo?
M. L. En 2001 Kiran Bir Sethi, una madre y diseñadora gráfica preocupada por la Educación de sus hijos, decidió montar un colegio en el salón de su casa y fundar más tarde la Escuela de Riverside en Ahmedabad en India. Con ella surgió en 2009 el proyecto Design for Change, tras una charla que se hizo viral sobre su metodología para empoderar a los chavales, que rápidamente se extendió a nivel internacional. Cada país lo coge y lo usa, así el crecimiento es mucho mas rápido, aunque no tan uniforme.

M. C. De hecho ella no esperaba tal crecimiento. En esa charla, su palabra clave fue contagiar. Primero, tiene la experiencia de su colegio que es lo que la avala. Tiene una energía muy especial. Sin embargo, ella no sabía lo que iba a ocurrir.

De hecho, Design for Change España es autónoma, por así decirlo.
M. C. Somos una asociación sin ánimo de lucro. Como movimiento internacional sí tenemos un convenio de colaboración con la fundación de Kiran, que es la que nos permite utilizar la marca, el nombre y la metodología. Luego no se mete en cómo nos financiamos, pero siendo sin ánimo de lucro. Somos autónomos en todos los sentidos.

Cuál es la metodología.
M .L. Se basa en cinco fases: Siente, Imagina, Actúa, Evolúa y Comparte, basados en el design thinking. Los niños miran dentro de su entorno qué les llama la atención. El entorno puede ser lo que el educador les marca, la clase, lo que le rodea, la ciudad, el mundo… Que no sean proyectos individuales, sino a que toda la clase encuentre algo en lo que quieran actuar. Piensan soluciones y trazan un plan de acción, potencian el intercambio de roles, de ideas.

¿Y la figura del profesor?
M .L. Es un proceso en el que los chavales ven que pueden hacer las cosas, no que se lo dé hecho un adulto. El educador se dedica a ayudar. Los niños seleccionan la mejor idea y luego la llevan cabo, que es el momento de empoderamiento. Evolúa es una mezcla de evaluación y evolución, porque lo fundamental no es el resultado, sino el aprendizaje gracias a ese proceso. Tenemos una plataforma web para compartir los proyectos y contagiarlos al mundo, que es real. Cinco pasos con ingredientes totalmente abiertos, no es una metodología cerrada.

Hay controversia sobre la Educación en valores. El voluntariado es la mejor forma de transmitir valores.
M. C. Con Fundación Telefónica preparamos la medición del impacto en valores y la medición del impacto en competencias del siglo XXI.

¿Hay evidencia de que sí se mejora?
M. L. El colegio de Kiran fue el segundo mejor en resultados académicos de toda India. A veces parece que una cosa quita la otra, que al hacer cosas distintas no se consiguen resultados. Sin embargo, se consigue mayor empoderamiento de los chavales al saber cuál es su papel en el aprendizaje.

Potencian la autonomía de los niños.
M. C. Se les empodera, que descubran lo que son capaces, es la base de todo el movimiento. Que vean que son capaces de cambiar el mundo.

M. L. Los niños solo necesitan una oportunidad para cambiar el mundo. La clave es ver cómo se les puede facilitar. De pequeños están esperando a que les digamos qué tienen que hacer, pero cuando son adultos les decimos: ahora tienes que hacer. No es justo. También estamos explorando un Design for Change en las familias.

¿Es compatible esta metodología con otras más puramente pedagógicas?
M. C. Nuestro primer colegio fue el “Montserrat” de Barcelona. Empezamos por colegios privados y concertados, que eran los que mas interés tenían en innovar y mayor facilidad. En 2015 ya tuvimos el primer colegio público y el año pasado, con la Fundación Telefónica, nos expandimos a muchos colegios públicos.

M. L. Cada colegio tiene su forma de aplicarlo. No es disruptivo con el resto de cosas. Hay profesores que hacen tutorías y colegios que dedican una semana a los proyectos.

¿Y cómo consiguen añadir esta metodología al plan de estudios?
M. L. Otro proyecto que hemos lanzado gracias al apoyo de la Fundación Telefónica es cómo incluir Design for Change en programación. Hay muchos profes que les encanta la idea pero no saben cómo meterlo en su horario. Pero es hacerlo de una forma distinta. Estamos trabajando en un piloto para ayudar a los educadores a introducir la metodología en la programación de los centros, para que sea un tema multidisciplinar. Primero trabajamos una guía, que es lo que más contagia, luego lanzamos formaciones para dar apoyo adicional. La guía para profesores está en la página web.

Se presentan a un colegio y qué le ofrecen.
M. C. Jamás nos hemos presentado a un colegio. Nos llaman y nos piden formación. Damos 3 o 4 horas de la píldora para que el equipo directivo sepa de qué va, y después el laboratorio de 12 horas a quien ellos digan. Nos adaptamos a cada colegio.

M. L. Las 12 horas son un día y medio. El primero consiste en experimentar el proceso en primera persona. El segundo, en cómo hacer que ellos den un paso adelante.

M. C. I Can School Challenge es el momento de presentar todos los proyectos realizados por los alumnos. El año pasado hubo 268 presentados. El jurado selecciona cuál es el que mejor representa la iniciativa, que será el que finalmente vaya a la conferencia internacional, que se celebra cada año en una ciudad del mundo, este año en Madrid. Somos 50 países, cuando termine el mes seremos 56.

¿Hay datos concretos del encuentro?
M. C. El 11 y 12 de noviembre en Madrid, estamos determinando el espacio. La logística la llevan los niños. Van un profesor, con uno o dos alumnos y un partner.

M. L. El lema de este año es better together. Los niños son los protagonistas para cambiar el mundo y el partner hace el apoyo para ver qué necesita el educador. Son los tres elementos necesarios. Se busca la in-teractuación entre profesores y alumnos.

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