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“El espacio es el gran facilitador de la transformación cultural y educativa”

Para Francisco Vázquez, el nuevo espacio educativo se basa en la colaboración, en el encuentro, en la conversación... y donde no se va a escuchar –eso ya se puede hacer en casa viendo cualquier vídeo– sino que debe servir para interactuar.
Adrián ArcosMartes, 13 de marzo de 2018
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¿Está viviendo el sector educativo una auténtica transformación? ¿Qué cambios deberían producirse? ¿Cómo deben diseñarse los espacios? Son algunas de las preguntas que intentará responder la Education Design Conference, que se celebrará en Madrid el próximo 20 de marzo. Francisco Vázquez, presidente de 3G Smart Group y organizador de estas conferencias, nos despeja más dudas sobre la situación real de esa transformación educativa.

¿Cómo se encuentra la transformación de la Educación en estos momentos?
Dentro de los distintos sectores en los que trabajamos, vemos que en la Educación es donde menos cambios se han producido. Y es, precisamente, uno de los sectores clave, ya que todo lo que hagamos hoy día va a tener su reflejo en la sociedad en los próximos 20 o 30 años. Sí que se han producido bastantes cambios en la Educación Primaria, pero en cuanto llega la Secundaria todo ese proceso de transformación se detiene, y en la universidad y formación de posgrado tampoco se han producido grandes cambios.

¿Qué ocurre en la Secundaria y en la universidad para no producirse cambios?
Por lo general, se siguen impartiendo las clases de forma tradicional. Sí es verdad que hay una pequeña parte on line, pero para seguir escuchando una charla de un profesor de forma monodireccional, no necesitas ir a ningún lado. Ni siquiera tienes que matricularte, ya que a muchas charlas puedes acceder de forma gratuita a través de internet. Por eso creo que la Educación debe renovarse, porque el conocimiento no está en manos de ciertas entidades que pueden venderlo o transmitirlo, sino que se encuentra de manera gratuita en internet.

¿Cuál es el motivo de que la Educación vaya más lenta?
Nuestro trabajo consiste en diseñar espacios para apoyar esa transformación. Si sigues poniendo las sillas como en un auditorio y a un señor hablando enfrente, no puedes generar otro tipo de conversaciones o de clases. Yo creo que, en Secundaria, el freno principal procede de las propias leyes educativas, que todavía están enfocadas a la transmisión de conocimientos. Y en el ámbito universitario se producen cambios muy tímidos, como lanzar nuevos programas digitales para completar la oferta educativa. Pero yo creo que, en general, existe un cierto miedo al cambio, ya que solo piensa en reinventarse cuando las cosas empiezan a ir mal.

Aun así, ¿piensa que existe una brecha en cuanto a transformación entre la Pública y la Privada-Concertada?
Nosotros tuvimos la suerte de participar en el proyecto de El Aula del Futuro del Ministerio de Educación, y yo creo que en el sector público hay una falta evidente de medios dedicados a esa transformación y a esos cambios de espacios. También es cierto que hay más elementos de freno en el sector público, ya que cualquier cambio importante y profundo en un área pública, puede tener una gran repercusión social y generar mucho ruido. Pero el problema no va de modelo educativo, sino de una transformación completa, va de que nuestros hijos pueden estar estudiando en casa, de que sus lecciones estén en la nube… va de un cambio absoluto y de cómo la tecnología nos permite compartir información y trabajar en equipo.

¿De qué forma tienen que reinventarse los centros educativos?
Cada organización tiene un proceso de transformación distinto. Lo importante es que ese cambio educativo se vea con normalidad y que se adapte a cada organización en función de su historia, de su proyecto, de su identidad… No todas las organizaciones pueden ser Google o LinkedIn, ya que cada una tiene que buscar su ADN, preguntarse qué es y qué puede llegar a ser, y eso es a lo que nosotros llamamos el sentido del propósito. El modelo variará si esa historia es de los Jesuitas, o es una historia de la Universidad de Navarra o una del SEK. Venimos de una época en la que todo estaba reglado y era pan para todos, y ahora se valora y se aprecia la individualidad de las personas y las organizaciones.

¿Cómo deben transformarse los espacios?
Te voy a poner un ejemplo. En Latinoamérica llevamos a cabo un estudio para definir el aula del futuro, y curiosamente la palabra aula no salió. El nuevo espacio educativo es un espacio de colaboración, de encuentro, de conversación, donde no solo se va a escuchar –eso ya puedo hacerlo en casa viendo un vídeo–, sino que lo importante es interactuar. Por eso el aula pierde importancia, mientras que la adquieren otros espacios como pasillos o incluso el bar.

Entiendo que los centros deberían rediseñar sus espacios cuanto antes.
El espacio es el gran facilitador del cambio cultural y de la transformación educativa. Es muy difícil cambiar hábitos o formas de hacer las cosas con espacios que pertenecen al siglo XIX. En el momento en que reconfiguras el espacio y le das un formato más colaborativo, se está forzando al cambio a todos los integrantes de ese espacio. Por eso es un dinamizador importantísimo.

¿Y cuál debe ser el nuevo papel del profesor?
El profesor tiene que ser un facilitador, el que te ayuda a seleccionar correctamente unos contenidos que ya no tiene él, sino que podemos encontrar por todos lados. Y tiene también un papel de opinión sobre esos contenidos. Es también el coach o el guía que atiende a los alumnos de una manera individualizada gracias a la tecnología.

¿Y cómo debe aplicarse esa tecnología?
La tecnología es la razón de ser de todos los cambios que se están produciendo. Y hay que vivirla con normalidad, porque es algo que está ahí y que todos los jóvenes manejan perfectamente. Están con sus tablets y sus móviles, buscan, se comunican y se mueven con tal naturalidad que muchas veces a los mayores nos cuesta entenderlo. Y esos profesores que no están tan digitalizados, tienen un problema, porque están en otro mundo, pero no solo tienen un problema como profesores sino como personas que viven en un mundo absolutamente digitalizado y donde la tecnología no es una elección.

¿Hay que dejar a los niños entonces el móvil en clase?
No lo sé, porque no soy un experto educativo. Yo soy experto en diseñar los mejores espacios para acompañar un proceso de transformación. Lo que sí sé es que todos los alumnos van a tener su móvil en el bolsillo, y cuando un profesor hable de un tema, cualquier alumno va a poder rebatirle con la información que encuentre a través de su móvil. Por eso el modelo educativo tiene que reinventarse.

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