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“No estamos por el MIR sino por una carrera profesional para el docente”

El Ministerio parece dispuesto a enviar a la Subcomisión del pacto la propuesta de los decanos de Educación para establecer una carrera profesional docente, que se basa en limitar el número de alumnos que acceden a los estudios. Hablamos con Juan Carlos San Pedro, representante de los decanos.
José Mª de MoyaMartes, 13 de marzo de 2018
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Juan Carlos San Pedro.

El presidente de la Conferencia de Decanos, Juan Carlos San Pedro, advierte que las facultades prefieren que no se hable de MIR, porque es exitoso pero tiene muchas limitaciones. “No queremos un MIR médico para Educación”, asegura. En cualquier caso, “las autoridades son las que deben decidir por dónde empezar, pero con este documento estamos señalando los puntos problemáticos de nuestro sistema”, asevera el presidente de la Conferencia, al tiempo que resalta que los decanos “proponen un modelo desde la academia, sin componentes partidistas, que puede ser aceptado por todos”.

El modelo APD (Acceso a la Profesión Docente) constituye la síntesis de análisis, debates y propuestas llevadas a cabo por la Conferencia de Decanos de las 80 universidades que imparten estos estos estudios en los que están matriculados más de 150.000 alumnos.

¿Cuáles son las razones de su propuesta?
Hay que diseñar una carrera profesional para los docentes de todos los niveles educativos (Infantil, Primaria y Secundaria), con una visión de conjunto, que vaya desde el acceso a los estudios hasta el día en que te jubiles. Actualmente, la carrera profesional es plana y las diferentes etapas no están articuladas, son inconexas e incoherentes. La formación inicial, el acceso a la profesión y la formación permanente deben ser partes integradas en un todo y abordadas de forma conjunta. Queremos también aumentar el coeficiente de experimentalidad en los grados y en el Máster de profesorado de Secundaria y revisar comparativamente los planes de estudio de todas las universidades.

Según su propuesta, ¿cómo se articula el modelo?
En él se deben definir unos criterios y pruebas específicas de entrada a los estudios y planificar de forma global el acceso a las facultades de Educación. Además, se hace hincapié en lo que llamamos “centros educativos de referencia”, en los que se desarrollarían metodologías experimentales e innovadoras, que tendrían que ver con el actual Prácticum que se hace durante los estudios del Grado de Magisterio, sin olvidar la formación continua del profesorado. Los centros de referencia funcionarían a imagen de los hospitales universitarios donde se forman los especialistas en las distintas áreas de Medicina. En ellos, los candidatos a ser acreditados como profesores deberán recibir una formación durante dos años.

¿Cómo deben ser esos centros de referencia?
Habrá que definir su perfil y esforzarse por establecerlos donde se necesiten y aporten novedades. En definitiva, se trata de que los profesores en lugar de sentarse y esperar a la jubilación tengan la oportunidad de participar en proyectos que les ilusionen.

En su oferta aparece como elemento fundamental la modificación del sistema de acceso a los estudios. ¿Piensan en una mayor exigencia para iniciar los estudios de Magisterio?
Modelos de acceso hay muchos, pero consideramos que es necesario endurecer los criterios de acceso a los grados y el Máster de Secundaria, pero no solo en lo que se refiere a una nota de corte más elevada sino también a la valoración de otros criterios individuales y singulares, de modo que no nos deje en la situación actual de un número excesivo de estudiantes y se ajuste más a las expectativas de futuro. Es decir, además de ser competente académicamente, el alumno deben tener un apego o interés por todo lo educativo y acreditar otro tipo de competencias, sociales, cívicas, de liderazgo, solidarias…

¿Qué falla en el sistema actual?
El sistema se organiza en función de un número excesivo de alumnos, que distorsiona la formación. Nosotros nos esforzamos por cubrir las necesidades educativas de los estudiantes, pero no podemos garantizar su eficacia porque hay demasiados. El objetivo es que haya menos alumnos, seleccionar a los más adecuados, a los mejores, lo que derivará en un mayor nivel. Es preciso también un mayor coeficiente de experimentalidad, mayor vinculación a la práctica, en los grados de Educación Infantil y Educación Primaria y en el Máster de Secundaria. Y hay que reducir el número de plazas porque así se elevará la nota de corte. Si filtramos el acceso al Grado y al Máster de Secundaria, no habrá problemas

¿Bajo qué criterios deberían establecerse los cupos de acceso a los estudios?
A través de un análisis riguroso de la oferta y demanda, de las previsiones de jubilación y de las reposiciones tanto en la enseñanza pública como en la concertada.

Ustedes han articulado una propuesta de acceso a la docencia que, aunque prefieren no denominarlo así, se inspira en el MIR sanitario…
En realidad, proponemos un sistema global de carrera profesional. Se trata de un sistema de acceso de carácter nacional. La duración del APD será de dos años en centros de referencia comprometidos con la Educación, con una formación práctica en contextos reales, con seguimiento individualizado, tutelado y progresivo, y con evaluación continua. El proceso concluye en una acreditación tanto para centros públicos como para concertados, que habilita con plena competencia y calidad para el ejercicio docente y la función pública. Pero, si lo trasladamos a la palabra MIR no tendrá éxito porque aunque el MIR es un modelo contrastado y reconocido, tiene sus riesgos y disfunciones.

¿No les gusta el MIR?
Sinceramente, el modelo MIR nos da igual. Queremos una carrera profesional y la propuesta les tiene que gustar a todos. Nosotros no estamos por el MIR educativo; estamos por el modelo de dotar al profesorado de una carrera profesional de nivel.

Pero el MIR vende…
Si y tal vez por eso se alimenta el debate, sin entrar en el análisis de su conveniencia o no para Educación.

¿Habrá un examen previo para acceder a esa formación docente, tal como ocurre en el MIR?
Más que de prueba, hablamos de establecer un procedimiento de selección. Debe haber una oferta de plazas y unos mecanismos comunes de selección armonizados en las diferentes comunidades autónomas.

¿Esa formación práctica será remunerada?
En efecto, se hará mediante contratación en términos equivalentes a los MIR. Se trata de un contrato con alta en la Seguridad Social y con todas las prestaciones precisas. Pero, son nuestros gobernantes los que deben concretar la fórmula.

¿Quiénes serán los encargados de ese proceso formativo?
Habrá tutores académicos y profesionales. En el ámbito del profesorado, reclamamos menos porcentaje de interinidad en las facultades de Ciencias de la Educación, la adecuación de la figura del profesor asociado al actual modelo vigente en Ciencias de la Salud y la creación de la figura del profesor vinculado, que también se aplica en la formación médica. Somos tan facultad como la de Medicina y en nuestros centros de referencia, que, con sus características singulares por la actividad que realizan, son como los hospitales, se investigará y se implementarán las prácticas. Queremos que el profesor vinculado participe en la universidad y se integren en la formación práctica.

Un modelo así, ¿es caro?
No tiene por qué ser caro porque, además, la alternativa es un sistema de oposiciones, menos dinámico, aunque cuesta dinero y con la situación económica actual no se puede hacer; no ha podido ser asumida la propuesta por la situación. El PIB educativo es cada vez menor, de los más bajos de nuestro entorno y el futuro es negro, según las previsiones remitidas por el Gobierno a Europa.

Hay quienes piensan que con las plazas de formación remuneradas bajará la oferta pública de empleo y se compensará la economía…
Si se acepta esto, el proyecto está muerto. Vehicular una financiación a otra lleva al fracaso.

Algunos temen que estos profesores en formación sean mano de obra barata…
No, porque promovemos un sistema que va a crear más puestos de trabajo debido a que exige más diversidad en las tareas.

También se dice que acabará con las oposiciones…
Estamos proponiendo un modelo nuevo, porque el actual no elige a los mejores. Las oposiciones no evalúan las competencias. No obstante, la oferta pública debería estar lo suficientemente bien armonizada con las plazas de formación como para no requerir un concurso oposición. No obstante, si hay menos puestos que docentes acreditados será imprescindible algún criterio de ordenación.

Usted habla del exceso de interinos en el sistema educativo. ¿Puede ser más preciso?
La tasa de interinidad es inasumible. Está pensada para cubrir coyunturas, no para crear un puesto de trabajo, pero la crisis y la tasa de reposición han pervertido su esencia. No se puede utilizar a los interinos como un colchón para debilitar el sistema, pero su figura es jugosa porque es acumulativa. A los interinos actuales hay que darles una solución.

¿Se acabarán la demanda de interinos con los centros singulares?
Habrá alguno que los necesite, no todos.

Volvamos a la acreditación, ¿habrá prueba al finalizar la APD?
Depende. Tal y como yo lo veo depende de un procedimiento, porque si ese periodo de formación es tutelado y formativo, también ha de ser evaluado. Otra cosa es que el sistema diga que solo puede generar plazas para un número limitado de acreditados. Hay que tener en cuenta también el componente autonómico y las especificidades de los centros. Será un procedimiento consensuado con las autonomías y se tendrá que definir el mecanismo de selección. El compromiso de las facultades es formar personas competentes y acreditadas y si se adecua el acceso con la demanda de empleo, habrá equilibrio.

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