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Aprendizaje ‘made in China’ para los alumnos chinos que viven en España

Los alumnos chinos que viven en España asisten a la escuela donde aprenden siguiendo las pautas del sistema educativo español. Cuando termina la jornada escolar muchos de ellos cambian el chip y se sumergen en la realidad educativa china, un universo que nada tiene que ver con el español.
Estrella MartínezMartes, 20 de marzo de 2018
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La madrileña Escuela Aihua –con varias sedes en la capital– pertenece al Centro de Lengua y Cultura China Xindongfang. Uno de los objetivos de Aihua es enseñar chino mandarín a unos 600 menores de la comunidad china de entre 4 y 17 años.

Las clases se imparten los fines de semana y siguen la metodología oficial del Gobierno chino. Esto implica un mínimo de formación de tres horas durante los fines de semana y “ muchos deberes que llevar a casa. Hay que repetir, repetir, repetir”, explica Ana Huang, directora del centro. “El método está enfocado en grandes textos, es mucha escritura, muchas frases con caracteres muy complicados que los niños tienen que repetir”, añade Raquel Latorre, del Departamento de Español. “Es un método basado en la memorización y en la repetición. Es totalmente diferente a la metodología que podemos tener en España. Hablamos de copiar una frase 100 veces porque los caracteres se aprenden solo memorizándolos. No hay otra forma”, añade. “El chino es totalmente diferente al español. En chino no hay mucha gramática, los verbos tampoco cambian. En el chino lo que hay que hacer es aprender uno a uno los caracteres”, completa Ana.

El Gobierno chino tiene un método con un nivel menos exigente pensado para las escuelas chinas que hay repartidas por todo el mundo. Sin embargo, los padres de los alumnos de España exigen que Aihua no lo utilice, sino que emplee el mismo que siguen los alumnos chinos en China. Método con el que “aprendes mucho, pero tienes que trabajar mucho también”, reconoce Ana.

Nivel de exigencia
Esa es la clave, el nivel de exigencia de los padres. “Sienten como obligatorio que los niños estudien más”, explica Ana. “Es algo muy cultural, cuando sales del colegio tienes tiempo y tienes que seguir estudiando más, y los fines de semana también”, completa Raquel. En China “esto es normal”, por eso “aquí los padres sienten que todo es muy relajado”, comenta Ana con una sonrisa.

En China se considera que una persona culta entiende 33.000 caracteres. Y los padres entienden que la Educación de sus hijos es incompleta si no tienen esta parte educativa china. Este nivel de exigencia lleva a que la escuela cierre pocos días al año, “aquí el 1 de enero hay clase, por ejemplo”, cuenta Raquel.

Los padres inculcan a sus hijos el respeto absoluto por lafigura del profesor, mientras que los niños, además de aprender chino, durante los días laborables asisten a distintas actividades extraescolares, como las matemáticas, otra peculiaridad china. Para ellos las matemáticas “son ocio, se lo pasan pipa”, apunta Raquel. También las aprenden siguiendo el método chino, de manera diferente a como lo hacen en sus colegios españoles. Los problemas, por ejemplo, se plantean como juegos que tienen que resolver y los alumnos compiten entre ellos para ver quién es el más rápido. La oferta de extraescolares incluye también pimpón, pintura, bailes tradicionales, caligrafía.

A su vez, las clases de los fines de semana de chino mandarín se completan con formación en cultura china. Trabajan, entre otras cosas, la poesía, que es muy importante en el país.

Más allá del protagonismo del chino, Ana insiste mucho a los padres en la importancia del español. “Tu vida está en España”, les dice. Por este motivo Aihua también ofrece clases de español, tanto para adultos chinos, como para los niños que aprenden chino mandarín. Entre los menores chinos los hay desde los que han nacido aquí –suelen hablar español fluidamente– a los que tienen 10 años y acaban de llegar de China. Con los primeros se trabaja más la gramática, la escritura, la lectura, mientras que con el resto todo.

En las clases de adultos se adapta la metodología china a la enseñanza del español, pues es la metodología que conocen estos alumnos. Primero memorizan palabras, las escriben, las repiten. Después van memorizando frases, “poco a poco se van acostumbrando, familiarizando y van construyendo frases combinando las palabras que ya conocen”, explica Raquel.

“Aprender chino es como un puzle. Coges piezas, que son los caracteres, y los vas colocando hasta que formamos una frase”, prosigue Raquel. Por eso los alumnos adultos de español aprenden cogiendo las palabras españolas y colocándolas hasta que construyen una frase. “Entender la gramática es secundario, a ellos no les hablamos de sujeto, verbo y predicado, por ejemplo”, apunta Raquel. Con el tiempo, “a base de repetirlo, cuando se familiarizan, lo acaban entendiendo”, concluye Raquel.

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