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“Detecto un panorama educativo muy tecnocrático y resultadista”

La decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Castilla-La Mancha, Mª Rosario Irisarri, valora la formación inicial del profesorado y cree que se debe incidir más en los aspectos metodológicos y didácticos.
Milagros AsenjoMartes, 17 de abril de 2018
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“Cada día hay más interés por enseñar, por innovar e investigar en Educación, y esto sin motivación no se podría hacer”, afirma María del Rosario Irisarri, decana de la Facultad de Educación de la Universidad que la Universidad de Castilla-La Mancha tiene en su campus de Ciudad Real. La profesora Irisarri es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Literatura por la Universidad de Valladolid. Ha dedicado una especial atención al ámbito de la didáctica y ha participado en la organización de diferentes congresos internacionales sobre las competencias básicas y a su tratamiento en el ámbito educativo. Además, es una investigadora de larga experiencia, que ha centrado su actividad científica en el estudio de la literatura medieval, con una tesis doctoral dedicada al estudio crítico de Las Cortes de la Muerte, de Luis Hurtado de Toledo. También ha publicado diversos trabajos dedicados al estudio de la novela corta, concretamente a El alma de Torquemada, de Diego de San José y Amapola entre espigas, de Eugenio Noel.

¿Cuáles son en su opinión las fortalezas y debilidades de la formación el profesorado en España?
Como fortalezas, una sólida formación en cuestiones curriculares, organizativas y legislativas, una buena formación en Prácticum y una necesaria asignatura de Trabajo de Fin de Grado (TFG). Entre las debilidades, la necesidad de más formación en Educación inclusiva y metodológico-didáctica y la falta formación en materia de métodos de investigación, aspecto este último que estamos atajando con la puesta en marcha del Máster.

¿Son los actuales planes de estudio los indicados para nuestro sistema educativo?

Quizá haya cosas que mejorar, pero creo que se ajustan en lo posible al sistema educativo.

¿Qué opinión le merece la selección de los alumnos?
Mejorable.

¿Acceden los mejores o lo hacen por exclusión de otras carreras?
Si calificamos como “mejores” a aquellos que tienen la nota de expediente más alta, puede que los datos nos hablen de que muchos de estos estudiantes, que no todos, solicitan grados como Enfermería o Medicina. No obstante, una calificación numérica de este tipo no nos garantiza que sean “mejores” o “peores” maestros, que es lo que nos interesa cuando hablamos de una profesión bastante vocacional. Esa vocación por la Educación, que creo que define a los “mejores” profesionales, se manifiesta en la demanda de los dos grados que se imparten en esta Facultad, agotando todos los años las plazas ofertadas y, en alguna ocasión, de la misma manera que lo hacen grados como Enfermería o Medicina. Esto nos dice que nuestros estudiantes no han llegado aquí por exclusión de otras carreras, sino porque realmente quieren ser maestros y maestras sea cual sea su nota media.

¿Cuál sería el modelo ideal?
Dado que, como decía, es una carrera muy vocacional, creo que el modelo ideal sería aquel que permitiera medir lo que realmente se siente por la Educación. Pero como esto es una utopía, no queda otra que acogernos a una clasificación por nota que, en ocasiones, no es tan justa como debería.

¿Está el profesorado motivado e incentivado?
Sí, claro que lo está. Cada día hay más interés por enseñar, por innovar e investigar en Educación, y esto sin motivación no se podría hacer. Claro ejemplo de esto son las publicaciones, los proyectos de innovación docente o la cantidad de actividades culturales y cursos de enseñanzas propias que se organizan en esta Facultad, en ocasiones de manera altruista, para formar a los mejores docentes.

Los métodos de enseñanza, ¿son los adecuados?
Intentamos que lo sean y que respondan a la realidad del aula. Si bien es cierto que siempre hay aspectos que mejorar y en ello trabajamos y ponemos nuestro empeño cada día. Deberíamos implantar metodologías más activas que conllevan una importante reducción de alumnado.

¿Cuentan con medios suficientes?
No. En lo que a lo material se refiere, hemos intentando en los últimos años equipar nuestro edificio con las últimas tecnologías (desde un aula Althia a una sala de informática totalmente renovada en los últimos años o equipación informática en todas nuestras aulas), o con aulas específicas para diferentes áreas de conocimiento, entre otras muchas cosas. No obstante, nos queda mucho que mejorar en este aspecto teniendo en cuenta que el edificio es bastante antiguo. En lo que a recursos humanos se refiere, falta profesorado, dotaciones económicas suficientes para la investigación y la mejora de la docencia.

¿Las prácticas, son las necesarias?
Claro, son el contexto más adecuado y cercano para que los futuros docentes pongan en funcionamiento sus competencias técnicas y personales para un entorno real.

¿Colaboran los centros educativos?
En general, sí. Sin embargo, es necesario que esta labor reconociera mejor a los maestros tutores en el centro.

¿Cómo ve el panorama educativo en general?
Detecto un panorama educativo muy tecnocrático, resultadista, esto es, centrado en la evaluación final y muy débil debido al constante cambio de ley educativa.

¿Existe colaboración entre los profesores y los padres?
En la universidad no. En la escuela es fundamental que padres y madres se impliquen en la formación de los hijos e hijas.

¿Hay acoso no solo entre iguales sino de los padres hacia los docentes?
No demasiados casos, al menos no se visibilizan.

¿Cree que es posible mantener la disciplina en las aulas?
En nuestro caso no suele haber problemas de disciplina. Estamos hablando de personas adultas que están aquí porque quieren y porque realmente les gusta lo que hacen.

¿Existe base para un pacto educativo?
No hay base pero es necesario un pacto educativo en el que estén implicados todos los agentes sociales y que haya un alto consenso.

¿Qué aspectos debería abordar?
Sobre todo la elaboración de una ley educativa más inclusiva con más garantías centradas en el proceso de aprendizaje y que valore más a unos maestros que a su vez deben estar actualizados. Un currículum accesible a todos. La obligatoriedad de la etapa de Infantil, más dotación de recursos humanos de Educación Especial… Entre otros y que esta ley tenga continuidad aunque cambie el Gobierno.

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