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“El problema de visibilidad social de las investigadoras es dramático”

El catedrático de la Universidad Carlos III y presidente de la Real Sociedad Matemática, Francisco Marcellán, recuerda que la Medalla Fields –conocida como el Nobel de las Matemáticas– solo ha recaído en una ocasión en una mujer, la profesora Maryam Mirzakhani, fallecida en julio del año pasado.
Laura García RuedaMartes, 3 de abril de 2018
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La transformación digital de las empresas hace que el mercado laboral demande cada vez más profesionales que provengan de las conocidas como carreras STEM –Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés–. Sin embargo, el porcentaje de mujeres matriculadas en este tipo de titulaciones es todavía muy poco representativo, como lo es también su presencia en la investigación y las cátedras universitarias. A esta situación se une, además, la falta de visibilidad de las profesionales que ejercen este tipo de profesiones y que deriva en la ausencia de roles femeninos para niñas y adolescentes que se enfrentan a la decisión de “¿qué ser de mayor?”.

A fin de promover acciones que fomenten el interés hacia las carreras STEM por parte de las estudiantes de los ámbitos no universitarios, la Asociación de Ejecutiv@s y Consejer@s (EJE&CON) y la Real Sociedad Matemática Española (RSME) comenzaron en verano una colaboración con la que buscan, además, posibilitar el acceso de las mujeres matemáticas a puestos de máxima responsabilidad y consideración académica. MAGISTERIO ha entrevistado al presidente de RSME, Francisco Marcellán, para conocer su visión acerca de las vocaciones femeninas hacia carreras STEM.

¿Faltan vocaciones STEM entre las jóvenes?
Puede que haya una tendencia a estudiar carreras con un perfil más humanístico, de ciencias sociales, más que de ciencias puras. Pero también es importante tener en cuenta la visibilidad que obtienen personas líderes o reconocidas a nivel social. Por ejemplo, en matemáticas, solo hay una mujer que haya recibido la Medalla Fields, pese a que lleva otorgándose más de 80 años. Esto es muy significativo. Además, la perspectiva de consolidación profesional de la investigación –desde que se termina la carrera hasta que se obtiene una plaza– es tremendamente larga siendo incompatible en muchos casos con la conciliación.

Se ha hablado mucho de roles de género y de la falta de determinados perfiles femeninos, como pueden ser los STEM, en los que las niñas puedan inspirarse.
Sí, ya tenemos un problema de visibilidad social en el caso de investigadores varones, en el caso de las mujeres la situación es dramática. Con EJE&CON queremos desarrollar un programa de visibilidad femenina, de estímulo de mujeres hacia temas relacionados con STEM y, en particular, matemáticas. En este tema está todo por hacer.

Algunos estudios apuntan a que es en la adolescencia cuando las niñas comienzan a perder el interés hacia ramas de conocimiento de ciencias puras. ¿Piensan nuestras adolescentes que “las matemáticas son cosa de chicos”?
No, ocurre lo mismo con los chicos, no vienen a las matemáticas de forma espontánea. En los últimos años ha habido una mayor atracción de los chicos a las matemáticas por una imagen social de que es una carrera multidisciplinar que te abre muchas perspectivas laborales. Ahora estamos viviendo, entre comilllas, un momento dulce de las matemáticas y más adelante tendremos que chequear si sirve para atraer a las mujeres también.

Es una disciplina más ardua, menos amable que las ciencias sociales. ¿Es preciso acercar las matemáticas a los más pequeños de forma más aplicada a la realidad?
No se trata de aplicar, sino de evitar concebir las matemáticas como un conjunto de recetas para resolver cuestiones cuando lo importante de esta disciplina es ser capaz de hacerse preguntas y buscar modos de resolución alterativos a los ya establecidos. Pero esta no es la filosofía con la que se están enseñando en Primaria y algunos niveles de Secundaria. Hay que concebirlas como un instrumento para acercarse a problemas de otras disciplinas, saber detectar el componente matemático y ver cómo este puede aportar soluciones.

¿Es posible dar la vuelta a esta situación en las aulas?
Hay que cambiar dos hechos: los profesores y los métodos de trabajo. Los docentes son clave, y en Primaria están enseñando Matemáticas sin tener una formación específica, esto es muy grave. En Secundaria este problema es menor, pero se enseña lo que se sabe, por esto es preciso conseguir que los profesores continúen actualizándose, que conozcan nuevos métodos de trabajo en base a problemas y no a reproducir mecanismos tradicionales de aprendizaje. Este es el gran reto que tenemos en este momento.

Entonces, ¿deberían los profesores de Matemáticas de Primaria ser matemáticos?
No es necesario que sean matemáticos, sino que tengan formación matemática, no es lo mismo. Por ejemplo, entre los estudiantes que cursan el Máster de Formación del Profesorado de Educación Secundaria hay pocos matemáticos. Hay economistas, ingenieros, arquitectos… Profesiones que hace 30 años tenían una buena formación matemática, pero que ahora es muy débil.

¿Qué consejo les daría a estos docentes?
Tienen que demandar al Ministerio y las comunidades autónomas mecanismos para actualización permanente en matemáticas, es fundamental. Tiene que tratarse de algo sistemático en lo que participemos también las sociedades profesionales de matemáticas.

¿Tiene la RSME alguna iniciativa en esta línea?
Trabajamos con la Comunidad de Madrid en un programa para formar a profesores de Primaria sobre la resolución de problemas. Además, en Secundaria, desde la Comisión de Educación interactuamos con la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas y organizamos cada dos años la Escuela Miguel de Guzmán, con la que intentamos hacer una reflexión más amplia sobre qué se debe mejorar.

Volvamos a las vocaciones entre las mujeres. Habrá quien piense “¿qué más da que no quieran ser matemáticas? Que estudien lo que prefieran”.
Hay un hecho que es sintomático: si el 50% de la población son mujeres, ¿por qué en las carreras STEM o en la carrera científica el porcentaje no es representativo? Con esta pregunta ponemos sobre la mesa el objetivo de ver qué barreras o techos de cristal impiden que las mujeres estén representadas en las carreras STEM de la misma manera que lo están en la población. Ocurre lo mismo con la presencia del deporte femenino en la televisión, no es un problema de carreras científicas, sino de percepción social de la mujer.

¿Hacen falta más acciones de sensibilización social?
Hay que sensibilizar a nivel social y mostrar ejemplos de que las mujeres pueden. Para ello, hay que seleccionar a mujeres que cuenten que ellas lo han logrado.

La familia también es clave para que no se pierdan futuras matemáticas.
Sin la aportación de las familias, muchos casos de éxito de las Olimpiada Matemática Española –iniciativa que organiza RSME desde 1964– no serían posibles. Despertar vocaciones científicas es una tarea fundamental, no solo a nivel escolar, sino a nivel de las familias. Tenemos que acostumbrar a los niños y niñas a preguntarse el porqué de las cosas, darles instrumentos para encontrar fuentes para abordar esas preguntas, dejarles que aprendan libremente es una tarea fundamental de padres, profesores y también de la sociedad en general. Si un profesor enseña sin estimular la duda de los estudiantes, es que algo está fallando. Tenemos que primar la originalidad, la creatividad y la duda frente a reproducir lo existente, aceptar servilmente lo que se considera como autoridad establecida a nivel científico y, sobre todo, tenemos que enseñarles a compartir el conocimiento. Uno aprende compartiendo, no dejándoselo para uno mismo.

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