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“En Japón hasta que el profesor no te señala con el dedo, tú estás callado”

Masashi estudia Literatura Inglesa en Japón y durante este curso Periodismo en Madrid. Tiene 62 años, está jubilado y sueña con cambiar el mundo. En España está encantado con la gente y con el sistema educativo.
Estrella MartínezMartes, 17 de abril de 2018
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Masashi Wakasugi.

Masashi Wakasugi es japonés y tiene 62 años. Estudia en la jaonesa Hokusei Gakuen University. Este curso, gracias a un convenio de movilidad, prosigue sus estudios en la Universidad San Pablo CEU de Madrid. “Tanto en Japón como aquí soy un estudiante raro por mi edad –se ríe–, pero no me importa”. Masashi no habla español, pero sí inglés, idioma en el que se imparten todas las clases. Las sigue tomando apuntes y con una grabadora, para luego poder escucharlas varias veces. Dice que su inglés no es muy bueno y que así se siente más seguro. Masashi habla de manera pausada y con humildad. Mientras se desarrolla la entrevista él también me formula varias preguntas relacionadas con el periodismo. Quiere saber y debatir. Está más que claro que ha venido a España a aprender y no pierde ocasión de hacerlo.

¿Por qué elegiste nuestro país para estudiar este curso?
Mi universidad en Japón tiene un convenio con universidades extranjeras y solo aquí en San Pablo podía estudiar Periodismo, en el resto no, así que por eso elegí venir aquí.

Sin embargo, en Japón la carrera que estudias es Literatura Inglesa, ¿es así?
Sí, la elegí porque me daba cuenta de que mi inglés no era muy bueno, todavía no es muy bueno –se ríe con timidez–, así que decidí estudiar más inglés. Además, en mi universidad japonesa no hay muchas opciones de carreras entre las que elegir para la gente mayor como yo.

¿Y por qué el cambio este curso al Periodismo?
Después de entrar en la universidad, me di cuenta de que escribir noticias o libros tiene el poder de cambiar a la gente. Así que busqué la manera de estudiar Periodismo y por eso estoy aquí.

No es muy habitual empezar la universidad a tu edad, ¿qué te llevó a hacerlo?
Hace cuatro años, tenía 58, decidí ir a la universidad. Leí un artículo que decía que la esperanza media de vida en Japón es de 80 años, pero el artículo también decía que la vida con salud solo llega a los 70. Esto quiere decir que entre los 70 y 80 ya empiezas a tener problemas de salud, no puedes hacer una vida normal, así que decidí que quería hacer cosas lo antes posible. Unos años antes de los 58 ya había empezado a pensar en qué quería hacer después de jubilarme. Cuando era joven todos mis amigos fueron a la universidad y yo tenía el deseo de ir.

¿Por qué no fuiste entonces a la universidad?
Fue por un problema económico familiar. Valoro que mis padres me explicaran lo difícil que era que yo fuera a la universidad, yo acepté la explicación y elegí no ir. En vez de estudiar durante cinco años, lo hice durante dos y empecé a trabajar. Ahora a mi edad puedo decidirlo todo mejor. Cuando era joven sabía lo que quería ser, pero ahora es cuando realmente sé lo que quiero hacer.

¿Qué estudiaste durante esos dos años?
Estudié Electrónica. Después de eso entré a trabajar en la empresa NTT, Nippon Telegraph and Telephone, que es una compañía telefónica, como técnico de radiocomunicación. Allí trabajé durante más de 30 años. Con el tiempo promocioné y tuve la oportunidad de ir al extranjero. Estuve unos meses en Londres, en Nueva York y seis años en Singapur.

Y ahora que por fin estás en la universidad, ¿cuál es tu meta? Porque imagino que no será encontrar un buen empleo…
Me gustaría trabajar en una agencia de noticias –dice riéndose– No, es broma. Cuando empecé la universidad en Japón también hice balance de la vida. Nuestras vidas como país son muy buenas en comparación con países de África, por ejemplo, donde la vida es dura. En Japón malgastamos mucha comida cada día, no sé cuántas toneladas. Si pudiéramos enviar esta comida a otro país, a lo mejor podríamos ayudar mucho. Aquí, en el primer trimestre, aprendí que la gente es egoísta. No siempre lo somos, pero lo tenemos dentro, forma parte de nuestra naturaleza y a veces sale y otras no.

¿Te gustaría cambiar estas situaciones injustas que se dan en el mundo?
Sí. Todavía pienso que el periodismo tiene gran poder para crear opinión. Me gustaría influir en la opinión pública para que vieran que es normal ayudar a un país que es pobre. Aunque ahora en el segundo semestre estoy estudiando la naturaleza de la opinión pública y que los medios no son tan fuertes como yo pensaba. La gente solo usa los medios para reafirmar sus ideas. Esto me ha decepcionado un poco. Pero también estoy aprendiendo por qué el periodismo es importante, que tienes un deber con las personas, con lo que cuentas, así que creo que el periodismo es muy importante para todos.

¿Cómo es tu vida en Madrid, sales mucho?
Normalmente estoy estudiando, así que no he ido a muchas partes, solo a museos. Vivo cerca de la universidad en el Colegio Mayor Universitario de San Pablo. Un estudiante de mi universidad está también en España y veo en su Facebook que tiene fotos con compañeros comiendo, tomando algo, pero yo no. Es por la diferencia de edad, es una brecha de dos generaciones, yo no tengo tanta energía, necesito descansar –comenta con una sonrisa–. Sí he viajado a Toledo, me pareció muy bonito, no había visto algo así en Japón –comenta emocionado–, es totalmente diferente a Japón.

¿En Madrid no percibes muchas diferencias con Tokio?
No –se ríe divertido–.

¿De verdad lo dices?
Por supuesto la lengua es diferente, la gente. La comida no es tan diferente. Aquí el transporte es muy adecuado también, sin embargo aquí todo es más grande que en Japón, por lo que todo es más cómodo. En Japón todo es pequeño, las casas, las calles, que son estrechas. También nos diferenciamos en que aquí en clase los alumnos se sientan de cualquier manera –escenifica distintas posturas–, allí estamos todos bien sentados siempre –se ríe mientras vuelve a su posición original–.

¿Y a nivel educativo ves muchas diferencias?
En Japón en clase somos muchos estudiantes que estamos sentados mirando y escuchando lo que dice el profesor. Hasta que el profesor no te señala con el dedo, tú estás callado. Si te señala, hablas. Aquí es muy diferente. Si los estudiantes tienen dudas, hablan de repente –risas–, ni siquiera levantan la mano. No me importa, está bien. Creo que los estudiantes japoneses aprenden algo, pero aquí los estudiantes estudian algo. También me gusta menos de Japón tener muchas más asignaturas que aquí, como 10. Y eso es demasiado, no tenemos tiempo para pensar. Aquí, por ejemplo, a una asignatura se le dedican cuatro horas a la semana y allí una hora y media. Creo que así los alumnos no tienen tiempo para asimilar las cosas.

¿Qué quieres decir con aprender y estudiar?
Aprender es solo que el profesor te enseñe y nosotros aceptamos lo que dice. Estudiar significa que escuchamos lo que el profesor dice y, si tenemos dudas, las preguntamos. Después de clase, repasas y, si tienes más dudas, te metes en internet y se las consultas al profesor. Le preguntas lo que significa o cómo deberíamos plan-tear lo que sea. Creo que eso es estudiar.

Así que prefieres nuestra forma de enseñar.
Sí. Hablar con los compañeros también es bueno. Hablar y compartir nuestras ideas es muy importante porque durante las conversaciones las cosas surgen, las ideas. Pero si estás callado, no surge nada. También creo que si hablara español, podría hablar más, sobre todo en el colegio mayor, y quiero disculparme por ello. Mis compañeros allí me han dejado por imposible –se ríe–, creo que esperaban que aprendiera algo de español.

¿Qué se siente al ser un alumno mayor?
Lo que más me gusta de aquí, que es mejor que en Japón, es la actitud de la gente, sois muy amables. En mi universidad solo quedo yo de alumno mayor y los estudiantes no se acercan, algunos ni me miran, fingen que no estoy.

¿De verdad?
Pienso que si yo fuera un alumno joven probablemente haría lo mismo. No me acercaría porque es un estudiante ¡muy raro!

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