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Colaboración entre profesores

Martes, 10 de abril de 2018
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No me equivocaría si dijera que, a grandes rasgos, la escuela ha cambiado poco a lo largo de los años: siguen habiendo mesas y sillas, profesores y alumnos, pizarras y tizas, directores y jefes de Estudio. Los alumnos hacen las mismas horas de clase y los exámenes son lo más temido, junto con el boletín de notas. Sin embargo, parece que con la entrada de las nuevas tecnologías y la globalización hemos empezado a introducir en el aula nuevos métodos de enseñanza. Este es uno de los cambios sustanciales de la innovación educativa y de la Educación actual.

Una práctica que también ha entrado con fuerza es el trabajo cooperativo y la colaboración entre alumnos. Esta modalidad es muy utilizada en las asignaturas donde se elaboran proyectos. Los alumnos toman unos roles y entre todos construyen una actividad, un trabajo o una presentación con unos criterios previamente explicados en el aula. No cabe duda de que todos deben participar y que se necesitan otros procedimientos concretos, además de la inteligencia o la cultura individual, para llevar a cabo una actividad así.

No obstante, algo llama poderosamente mi atención. Cuando entro en la sala de profesores me encuentro a los mismos docentes que enseñan a trabajar por grupos, trabajando de forma individual. Si enseñamos a trabajar de forma común, ¿por qué los profesores prescindimos de estas fórmulas?

Después de estar varios años en centros escolares y claustros de profesores me he encontrado la misma forma de actuar en las escuelas: ningún profesor comparte y explica lo que hace en sus clases, lo que le ocurre o lo que considera que se debería cambiar. Parece que la competencia (y a veces la desconfianza) hacen mella en los docentes. Nos guardamos nuestro proceder, nuestros descubrimientos y son nuestras armas de batalla para diferenciarnos del resto y así entrar en una escala clasificatoria que varía según el Claustro y el centro. Nos sentimos amenazados y al descubierto si compartimos una buena actividad. Preferimos guardárnosla. Solo para nosotros. Nuestro tesoro. ¿De qué tenemos tanto miedo?

El conocimiento compartido crea mejores ideas y proyectos de escuela, distribuye el trabajo y forma a los participantes personal y profesionalmente. Es contradictorio que aleccionemos a los alumnos hacia unas actuaciones en las cuales nosotros no participamos. Debemos cambiar esta forma de relación entre colegas. La Educación es un cómputo.

Fichas, páginas web, aplicaciones, actividades, juegos,… tendríamos mucho más donde apoyarnos si todos pusiéramos un poco de nuestra parte y dejáramos aparcado el miedo, el recelo o la costumbre.

Siempre he sido una gran defensora de la colaboración entre docentes, y cada vez veo con más claridad que es la única forma. Cambiemos la competición por la colaboración, la crítica por la participación y el rechazo por la aceptación.

Aida García es profesora de Lengua y Literatura e Inglés
@enlaeducacion

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