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¿Qué hay detrás de la desigualdad entre chicos y chicas en Educación?

Diego FranceschMartes, 2 de octubre de 2018
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“La perspectiva de género es transversal a toda la revisión que estamos realizando en los currículos”, ha dicho recientemente la ministra Celaá, pero, ¿qué hay detrás de las diferencias chicos-chicas?

Informes educativos internacionales como PISA muestran que la “brecha de género” en rendimiento académico no se encuentra determinada por diferencias innatas de capacidad. En cambio, estas diferencias existen, por lo que instituciones como la OCDE recomiendan “esfuerzos conjuntos por parte de padres, profesores, políticos y medios de comunicación para que tanto chicas como chicos sean capaces de desarrollar todo su potencial y contribuyan así al crecimiento económico y al bienestar de su sociedad”.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha dicho recientemente que el Gobierno “está aplicando la perspectiva de género de forma transversal a la revisión formativa de los currículos educativos para impulsar la igualdad y prevenir la violencia machista desde edades tempranas”.

Pero más allá de estas declaraciones, nos hemos preguntado acerca de qué hay detrás de las diferencias entre chicos y chicas y por qué se producen.

Por lo general, “los chicos están menos implicados en su colegio o instituto que las chicas, y obtienen rendimientos más bajos. También es más probable que dejen antes el instituto, muchas veces sin titulación”, como recuerda la OCDE.

Según PISA, muchas de estas diferencias se relacionan con diferencias de comportamiento entre chicas y chicos. Por ejemplo, los chicos emplean en hacer los deberes en casa una hora menos que las chicas, y cada hora de deberes en casa se traduce en 4 puntos de distancia en el rendimiento.

Fuera del centro escolar, los chicos pasan más tiempo con videojuegos que las chicas y menos tiempo leyendo por diversión. Y sabemos que la competencia lectora es el fundamento de todo aprendizaje.

En el caso de las chicas, los informes revelan que, en general, tienen menos confianza en sí mismas que los chicos para resolver problemas matemáticos o científicos.

“A mayor confianza, más libertad para equivocarse, para practicar procesos de prueba y error que resultan fundamentales para adquirir mayor conocimiento y comprensión de las matemáticas o de las ciencias”, dice PISA.

En cambio, las chicas muestran mayores aspiraciones que los chicos en cuanto a sus carreras futuras. Sin embargo, en la OCDE, de media, menos del 5% de las chicas quieren seguir una carrera de ingeniería o de informática.

Y el que haya muchos más chicos que chicas pensando seguir esas carreras ocurre en todos los países.

En contraste, parece que los chicos piensan que se encuentran mejor preparados para entrar en el mercado laboral que las chicas.

Según PISA, las chicas piensan que no están preparadas en un 10% más que los chicos. Y un porcentaje mayor de chicos que de chicas dicen participar en actividades y prácticas que les preparen para su vida laboral.

Conforme se convierten en adultos, los chicos van adquiriendo, tanto en su empleo como en su experiencia vital, una mayor capacidad lectora que la que mostraban en el instituto o en el colegio.

Reducir la brecha
¿Cómo reducir entonces esta “brecha de género? Lo primero de todo es que los padres den el mismo apoyo a sus hijos que a sus hijas en relación con su trabajo escolar o con sus aspiraciones profesionales. Parece que los padres tienen puestas mayores expectativas en los hijos que en las hijas.

Los profesores también pueden ayudar a disminuir esta brecha evitando el posible sesgo de género al dar notas a los alumnos. Pueden también apoyar más a los alumnos más desaventajados, porque los chicos tienden a hacerlo peor que las chicas en los centros escolares más desfavorecidos.

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