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Mario Casas, un español en el Infierno

Juan Luis SánchezJueves, 18 de octubre de 2018
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Existían grandes películas sobre el exterminio nazi, uno de los capítulos más trágicos de la Historia, como La lista de Schindler, El pianista, La decisión de Sophie o Los falsificadores. Todas ellas nos recuerdan un drama que no debe volver a suceder.

Pero hasta ahora el capítulo de los españoles que sufrieron esta desgracia había sido un poco olvidado por el cine, con alguna ilustre excepción. Llega a los cines el 26 de octubre El fotógrafo de Mauthausen, destinada a convertirse en una de las películas de mayor aceptación del cine patrio este año.

El largometraje reconstruye el periplo real de Francisco Boix, militante comunista exiliado en Francia tras combatir en el bando republicano en la Guerra Civil Española. Tras ser capturado por los nazis acaba encerrado en Mauthausen, en Austria. Se presenta para trabajar en el laboratorio fotográfico del campo de concentración, que la Administración del campo destina sobre todo a usos policiales. Poco a poco, empieza a gestar la idea de sacar al exterior –con ayuda de camaradas del partido– negativos que muestren la cruda realidad de lo que allí ocurría.

Detrás de la cinta está Mar Targarona, hasta ahora más centrada en la producción. La cofundadora (con su marido, Joaquín Padró) de la compañía Rodar y rodar, ha sacado adelante títulos como El orfanato, de Juan Antonio Bayona, que obtuvo un enorme éxito, aunque ya tenía en su haber dos títulos como realizadora: Muere mi vida y Secuestro. En esta ocasión, la cineasta se ha obsesionado por lograr la mayor fidelidad posible, por lo que vio todos los documentales y películas sobre este tema existentes, y se documentó con obras como ‘Els catalans als camps nazis’, de Montserrat Roig. También logró la cooperación de Benito Bermejo, autor del libro “El fotógrafo de Mauthausen”, que explica el periplo de Boix.

Sin duda, Targarona se ha superado a sí misma con este tercer trabajo, con numerosos puntos de interés, pues le ha sacado provecho a una historia que por sí misma tenía mucho tirón, y potencial dramático. Pese a que no cuenta con un presupuesto tan holgado como el de las grandes superproducciones de Hollywood, logra resultar bastante convincente, con decorados que reconstruyen con fidelidad el célebre campo de exterminio, y sus diferentes partes, como los barracones, la enfermería, los hornos crematorios, la carpintería y la puerta de entrada. Sobre todo ha reflejado muy bien la espontaneidad de los presos españoles, pese a estar en una situación límite.

Actores de primera fila

Pero el plato fuerte de El fotógrafo de Mauthausen reside en el esmerado trabajo de su protagonista,

Mario Casas, que va mejorando cada vez más como actor, como se puede comprobar en sus últimos trabajos, como Toro, El bar, Contratiempo o Bajo la piel de lobo. Esta vez ha adelgazado doce kilos para interpretar al protagonista. “Fue un superhéroe sin máscara ni poderes”, ha declarado sobre su personaje. Se luce sobre todo en secuencias como en las que trata de mantener la esperanza en un niño, un poco al estilo de La vida es bella. “Dicen que Boix siempre tenía una sonrisa, que eso le hizo sobrevivir y luchar”, explica el actor. “Todos tenemos la imagen de los reclusos agachando la cabeza ante los nazis, porque te mataban y golpeaban, pero Boix se atreve a hablarles en alemán, les increpa, pero de una manera pilla, inteligente, con una sonrisa que los engatusa”.

Le rodean actores internacionales bastante convincentes, como Alain Hernández y Richard Von Weyden, aunque despunta la gran Macarena Gómez (popular sobre todo por la serie La que se avecina), que se ha tomado muy en serio su dramático papel como prostituta entregada como premio para motivación para los internos, pese a la brevedad de su intervención. No hay papel pequeño.

Aunque no existía un film dramatizado sobre el personaje, ya fue objeto de un excelente documental, Francisco Boix, un fotógrafo en el infierno, de Lorenzo Soler. Mostraba las fotografías que Boix consiguió evitar que fuesen destruidas y también las imágenes y el sonido de la declaración en el Proceso de Nuremberg, en apoyo de la acusación contra algunos de los principales criminales nazis.

En Mauthausen murieron dos tercios de los más de 7.000 españoles allí internados. Boix consiguió ocultar un importante número de negativos que mostraban aspectos de la cruda realidad del campo y de las prácticas de exterminio de los presos. En las mismas aparecían los rostros de los oficiales de las SS responsables del campo y de altos jerarcas del nazismo que lo visitaron. Después de su liberación, Boix trabajó en Francia para la prensa partidaria del Partido Comunista Francés, en periódicos como L’Humanité, Ce Soir y Regards.​ Falleció en París a la edad de 30 años, por una enfermedad renal que con toda probabilidad había contraído durante su cautiverio en Mauthausen. Ahora, los espectadores de cine podrán conocer su historia con todo lujo de detalles.

 

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