fbpx

Creatividad: ¿Por dónde empezamos?

Elba Pedrosa 19 de marzo de 2019
0

Es muy habitual que cuando nos enfrentamos a un nuevo desafío, no encontremos con facilidad el punto de partida: ¿Por dónde empezamos? Esta incertidumbre inicial puede conseguir bloquearnos y llevarnos a procastinar en una actividad que es de vital importancia, al menos en este caso. Nuestro cerebro lleva mal la incertidumbre, y ante la posibilidad de riesgo o de un desgaste «innecesario», la opción más segura y económica es a priori evitar salir de nuestra zona de confort. La actitud que nos ancla en el «más de lo mismo».

Pero debemos deshacernos de este conformismo, que poco aportará a docentes y estudiantes. La era del conocimiento en la que vivimos pone más que nunca de relieve la necesidad de aprender a generar y sacar partido a este conocimiento. Activo y valioso. Constructivo y resolutivo. Realista y ágil. Disponer de información, que no sabemos cómo ni dónde manejar para encontrar soluciones a problemas complejos, no tiene valor. Memorizar sin establecer conexiones entre áreas temáticas y conocimientos almacenados anteriormente, tampoco es útil. Acumular datos de manera superficial y alejada de la realidad en la que estamos inmersos, no tiene ningún sentido. Y lo que es peor, el aprendizaje supondrá un esfuerzo desmedido porque carece de interés para las personas que aprenden. Encontrar los talentos y pasiones será la clave para tirar de la curiosidad, de la pasión y el espíritu emprendedor.

Acumular datos de manera superficial y alejada de la realidad en la que estamos inmersos, no tiene ningún sentido

Éste debe ser el punto de inicio para trabajar la creatividad en el aula de cada estudiante, y esta estrategia acompañará sus procesos de aprendizaje profundo y, en consecuencia, forjará el hábito del pensamiento creativo. Si conseguimos que cada persona sea autónoma y esté involucrada en su propio proceso de aprendizaje, lograremos algo muy importante: tirar de su motivación intrínseca.

Las áreas de máximo potencial creativo serán las que permitan a cada persona potenciar al máximo sus habilidades y talentos, lo que aportará además satisfacción y bienestar. Estas áreas son zonas donde se combinan las pasiones, intereses y habilidades individuales para alcanzar unos niveles de desarrollo personal que favorecerán la innovación.

Las áreas de máximo potencial creativo serán las que permitan a cada persona potenciar al máximo sus habilidades y talentos

Empecemos por detectar éstas áreas y podremos profundizar con más facilidad en el aprendizaje. La metodología aplicada en el ámbito del diseño para encontrar soluciones a los problemas, alejada del pensamiento inmediato, pone el foco en las personas, en el proceso, y no en el resultado final. El Design Thinking plantea observar personas, redefinir situaciones de partida más conectadas con las necesidades reales y dar salida a soluciones diferentes susceptibles de mejora continua. Es la metodología que premia el error, porque valoriza el proceso como fuente de aprendizaje. Es la herramienta que combina diferentes tipos de pensamiento, que da cabida a las inteligencias múltiples y a la diversidad. Es el pensamiento de diseño que nos permite abrirnos a nuevas maneras de ver las cosas y, por lo tanto, promueve la empatía, excita la curiosidad y favorece las habilidades de comunicación.

Pero es importante que antes de empezar a utilizar herramientas que permitan incorporar el pensamiento creativo, encontremos las áreas en las que cada persona podrá conseguir su máxima expresión. Comencemos por trabajar la actitud para que la confianza creativa sea una competencia al alcance de todas las personas.

Elba Pedrosa es autora del libro Despertando la Creatividad (Editorial Profit, 2018)

0