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Alemania también da ejemplo con su vuelta a las aulas

Se espera que todas las escuelas alemanas acojan alumnos antes de que finalice el curso. No exenta de interrogantes y polémicas, la reapertura de centros goza de un amplio consenso social y político. El gran reto pasa por lograr que el derecho a la salud no anule el derecho a la Educación.
Rodrigo SantodomingoMartes, 2 de junio de 2020
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Alumnas realizando experimentos científicos durante una feria de ciencia anterior a la pandemia en Alemania. BMBF / Hans Joachim-Rickel

En su desescalada escolar, Alemania no está siendo inmune a la confusión y el desconcierto. Alumnos, docentes y familias albergan mil dudas surgidas en los pormenores del día a día. Detalles imposibles de contemplar cuando se dictan instrucciones desde arriba. Abundan también los tira y afloja entre sectores de la comunidad educativa. Predomina cierta sensación de provisionalidad, un work in progress negociador sobre ritmos y prioridades.

Pero quizá la gestión puramente sanitaria de la crisis allí esté encontrando su reflejo en las aulas. Aunque no hay porcentajes o tristes recuentos que lo corroboren, se esparce la sensación de que, en líneas generales, Alemania lo está haciendo mejor que otros países.

Sentido de Estado y flexibilidad federal se funden en los cimientos de este éxito aparente. “Existe un consenso sobre la necesidad de reabrir las escuelas lo antes posible. Se trata de una perspectiva nacional, sin importar el color político de cada uno de los länder (estados federados)”, apunta Frank Müller, director del Colegio Alemán de Madrid.

Nadie conoce la receta mágica para hacer compatible este objetivo común con la necesidad de mantener el riesgo de contagio al mínimo. Alemania no escapa al choque entre los derechos a la Educación y a la salud. Colisión que se acentúa por encontrarse en un estado más avanzado que otros países en la vuelta a la normalidad. “Desde un punto de vista pedagógico, todas las aulas tendrían que estar abiertas ya; desde un punto de vista médico, todas deberían permanecer cerradas hasta que tengamos una vacuna. Entre estos dos extremos, hay infinidad de opciones, y siempre habrá quien no esté de acuerdo con cada decisión concreta”, continúa Müller.

Conciliación de derechos

La conciliación entre ambos derechos está cristalizando en fórmulas variopintas. El director del Colegio Alemán otorga un valor esencial al blindaje de las competencias educativas que manejan los länder, más elevadas (y protegidas frente al Gobierno central) que en España. En su opinión, esto está permitiendo adoptar medidas ágiles y ajustadas a la situación de la pandemia en cada territorio. “Existe además un acuerdo tácito para no convertir el retorno a la clases en un asunto de disputa política”, añade.

A mediados de abril, los centros de Secundaria empezaron a acoger alumnos. Llegaron primero aquellos que este curso se enfrentan a exámenes finales para la obtención de un título oficial. En especial el Abitur, imprescindible para acceder a la universidad. Desde entonces, la variedad de estrategias y velocidades ha conformado un panorama asimétrico y cambiante.

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Desde un punto de vista pedagógico, todas las aulas tendrían que estar abiertas ya; desde un punto de vista médico, todas deberían permanecer cerradas hasta que tengamos una vacuna

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Se espera que, antes de las vacaciones, todos los estudiantes de Secundaria en los 16 länder hayan recibido algún tipo de didáctica presencial. La vuelta a las clases en Infantil y Primaria está siendo también poliédrica y gradual. Si bien todas las etapas comparten un mismo horizonte: lograr una cierta normalización de la actividad escolar en lo poco que queda de curso.
Dirk Zorn, director en la Bertelsmann Stiftung (matriz de la fundación homónima que opera en España), desgrana las fricciones que más están chirriando en Alemania durante la reapertura de centros. Los distintos pareceres dependen en gran medida de la mirada particular.

Algunos epidemiólogos denuncian prisas excesivas “mientras los datos sobre infecciosidad entre menores siguen siendo escasos”. Muchos centros se quejan del “escaso tiempo para trazar planes de protección e higiene específicos” que, además, suelen “dejar de tener sentido días después, al incorporarse grupos adicionales de alumnos”. Los sindicatos se han mostrado especialmente críticos con las regiones “que obligan a volver a clase a profesores mayores de 60 años y docentes embarazadas”, colectivos que aún pueden optar por modalidades online en la mayoría del país.

Sin prioridad para vulnerables

Entre los alumnos, el malestar emerge con frecuencia al comparar su situación con la de estudiantes de otros länder. Miguel Góngora, presidente del ente oficial que representa al alumnado de Berlín (la única ciudad que es también Estado federado), explica que Baviera ha retrasado sus fechas para los exámenes finales, mientras que en la capital se han mantenido inamovibles. “Somos además uno de los estados con peor financiación educativa, lo que se traduce en menos profesores. Con las nuevas condiciones, algunos alumnos tendrán no más de cinco días de clase presencial entre abril y junio. ¿Tiene sentido abrir el centro para eso?”, se pregunta este pupilo de origen colombiano.

Muchos centros se quejan del escaso tiempo para trazar planes de protección e higiene específicos que, además, suelen dejar de tener sentido días después, al incorporarse grupos adicionales de alumnos

Góngora cuenta que en Berlín no es obligatorio el uso de mascarilla entre los alumnos. “En mi instituto ninguno la lleva, aunque el plan de protección funciona bien: tenemos itinerarios señalizados para movernos por las instalaciones, hay profesores vigilando que nos lavamos las manos durante 20 segundos tras utilizar el baño”.

Carencias en la desescalada

Zorn y Góngora coinciden en subrayar una gran carencia en la desescalada educativa germana: no haber priorizado al alumnado que más ha padecido la brecha digital y social durante el confinamiento. Sobre todo si tenemos en cuenta que muchos chavales llevan meses desconectados del aprendizaje. “En la capital solo se han repartido dispositivos a 200 alumnos sin acceso a la enseñanza online, una cifra claramente insuficiente”, asegura Góngora.

El director de la Bertelsmann Stiftung alerta además sobre una preocupación extendida. “Las escuelas están utilizando su capacidad de planificación principalmente para articular medidas de prevención de contagios, en lugar de desarrollar conceptos pedagógicos sostenibles que sigan siendo válidos el curso que viene”, destaca. Otra muestra más de cómo el virus, activo o latente, sigue comiendo terreno a los dominios educativos.

La FP Dual arranca motores

  • Joya de la corona del sistema alemán, la FP Dual vuelve a arrancar motores tras unos meses en estado de semi-hibernación. Por su carácter práctico y manipulativo, la FP constituye –en Alemania y el resto de países– uno de los principales retos educativos en tiempos de pandemia.
  • Aunque los centros permanecieron cerrados durante el confinamiento, la formación en empresas ha continuado en muchos casos, dependiendo del sector, la decisión de la compañía y el Estado federado en el que se ubica.
  • Los aprendices de dual gozan de una protección especial, incluso en situaciones de crisis. Por ejemplo, las empresas no les pueden aplicar un ERTE, y si se declaran insolventes, el nuevo administrador tendrá que ocuparse de la formación.
  • Las clases en los centros de FP se están reanudando gradualmente desde el 20 abril. Aunque aquellos son competencia de los ‘länder’, se ha establecido un marco común para su funcionamiento, con reglamentos de higiene compartidos.
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