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Musicoterapia en el ámbito educativo

La Musicoterapia educativa, la mejor compañera de viaje posible de nuestros niños.
Manuel Sequera y Laura Cañellas
Musicoterapeutas
13 de julio de 2020
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© Abstract

Desde hace unos años la musicoterapia se viene escuchando en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo. Cada vez son más proyectos de Musicoterapia los que se llevan a cabo en diferentes ámbitos sociosanitarios y educativos. La musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual. La investigación, la práctica, la educación y el entrenamiento clínico en musicoterapia están basados en estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos (definición de la Federación Mundial de Musicoterapia, WFMT, 2011). Es sabido que la música provoca efectos en las personas a muchos niveles, pero escuchar música sin más para relajarse o para conectar con una emoción concreta no es musicoterapia. Según Bruscia, para que exista un proceso en Musicoterapia se necesita un Musicoterapeuta cualificado (Máster universitario de 60 ECTS) un paciente/usuario o grupo de pacientes, un contexto terapéutico y un periodo de tiempo, es decir, un proceso terapéutico.

El fin de la Musicoterapia no es estético, que suene bien lo que se vive en las sesiones no es la finalidad, ni pedagógico, para que los niños aprendan música. Los objetivos marcados son terapéuticos, para mejorar la calidad de vida de las personas. Y ahí, recae la gran diferencia.

Esta disciplina, que utiliza la música como medio para conseguir un fin, posee numerosos beneficios en muchas esferas del desarrollo de las personas. Puede aplicarse desde un enfoque preventivo, en niños con desarrollo normotípico por ejemplo para la gestión emocional, para fomentar educación en valores, sentimiento de grupo, respeto de turnos o incluso trabajar el liderazgo positivo. Además, puede ser una herramienta muy interesante en adolescentes para el control del estrés y ansiedad. La Musicoterapia potencia habilidades no cognitivas, funciones ejecutivas y cognitivas y fomenta el aprendizaje y el desarrollo emocional en esas personas.

El fin de la Musicoterapia no es estético, que suene bien lo que se vive en las sesiones no es la finalidad, ni pedagógico, para que los niños aprendan música. Los objetivos marcados son terapéuticos, para mejorar la calidad de vida de las personas

En la vertiente terapéutica, la Musicoterapia está presente en numerosos centros de educación especial, siendo una terapia no invasiva de elección en personas con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo), en Atención Temprana, en Síndrome de Down o en Parálisis Cerebral, entre otras situaciones en las que puede ser de gran ayuda.

Tras un proceso de valoración inicial, el/la Musicoterapeuta redacta un plan de tratamiento con objetivos terapéuticos a alcanzar, a largo, medio y corto plazo. Además, cabe remarcar que la Musicoterapia es una terapia multimodal, que puede incidir en las áreas físico-motrices, cognitivos, sociales y emocionales.

Algunos objetivos físico motrices pueden ir desde fomentar la motricidad gruesa o fina, las praxias, facilitar el equilibrio y el agarre, hasta aumentar el rango articular y disminuir la espasticidad en niños con parálisis cerebral.

A nivel cognitivo nos podemos centrar en aumentar la memoria, la atención, en general y en particular, en niños con TDAH, por ejemplo, se puede trabajar la orientación o  la estimulación del lenguaje cantado o hablado.

La esfera emocional cobra bastante relevancia en la Musicoterapia en el ámbito educativo ya que, gracias a diferentes técnicas, podemos facilitar la expresión emocional, se puede ayudar a gestionar mejor esas emociones y a crear fuertes vínculos con las otras personas. La Musicoterapia en el plano emocional es capaz de abordar temas como la pérdida, el duelo, la resolución de conflictos, la gestión de las conductas disruptivas en el aula, entre otras, siempre trabajando con las capacidades y potencialidades del grupo de niños con los que se trabaja de manera individual. De esta manera, se pueden abordar temáticas más delicadas, ya que a través de la música se pueden expresar todas las emociones que existen.

La esfera emocional cobra bastante relevancia en la Musicoterapia en el ámbito educativo ya que, gracias a diferentes técnicas, podemos facilitar la expresión emocional, se puede ayudar a gestionar mejor esas emociones y a crear fuertes vínculos con las otras personas

La Musicoterapia en el ámbito educativo facilita la creatividad, estimula el aprendizaje a través de la adaptación de técnicas que son del interés de la persona y fomentan su motivación y por ende, la adherencia a las sesiones.

Las técnicas de Musicoterapia pueden ser activas, donde el musicoterapeuta y el grupo o paciente/usuario crean esas experiencias musicoterapéuticas y son parte activa del proceso y la Musicoterapia receptiva, donde el participante recibe sonidos o músicas que el musicoterapeuta emite en directo o a través de música ya registrada.

La evaluación y análisis de las sesiones se realiza con el equipo interdisciplinar, apostando siempre por conseguir la mayor autonomía de los niños que la reciben y trabajando en una misma línea para su desarrollo óptimo.

Otro abordaje de la Musicoterapia preventiva es el abordaje familiar, creando sesiones de Musicoterapia en familia, donde un grupo de familias experimentan a través de estas vivencias musicales, los beneficios con respecto a los vínculos familiares y con otras familias, trabajando la diversidad en todos sus aspectos, el respeto de turnos, favoreciendo la expresión emocional, la calma y valores como la empatía, la cooperación y por supuesto la creatividad y el juego no violento con sus compañeros y  su familia más cercana.

La Música utilizada de manera científica, con un porqué y un para qué puede ser la respuesta ante los retos en el futuro de la educación y en definitiva de nuestras familias, de nuestros hijos y de las personas.

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