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César Rendueles: "La meritocracia nunca ha existido. La crisis muestra sus costuras”

Para Rendueles, en vez de igualdad de oportunidades deberíamos hablar de igualdad a secas. Y dejar de insistir en tópicos como la Educación como motor de la equidad.
Saray MarquésMartes, 27 de octubre de 2020
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César Rendueles es profesor de Sociología de la Universidad Complutense y autor de ‘Contra la igualdad de oportunidades’ (Seix Barral). © JORGE APARICIO

En su libro, Rendueles hace crítica de la Concertada y autocrítica de la Pública, invitando a reflexionar sobre un sistema educativo desigual.

El título de su libro echa por tierra buena parte de los preámbulos de las últimas leyes educativas en España.
—Hay un problema con esta sobrepresencia: carga al proyecto educativo con una responsabilidad excesiva. A Hacienda, Justicia o Cultura no se les exige tanto promover la igualdad. Esto tiene efectos perniciosos. El más sintomático, la contracción del proyecto igualitarista, que se convierte en una mera expresión de buenos deseos, una versión muy limitada por la que la igualdad es como un control antidoping previo a la competición, en vez de entender que atender la diversidad es necesario para que cada uno desarrolle al máximo sus potencialidades. Si la igualdad no se ve como punto de llegada, como proyecto en el que hay que trabajar de forma permanente, se reproducen las desigualdades de partida. Si algo sabemos en sociología es que el sistema educativo las reproduce y consolida.

¿Cómo ve hablar de la escuela como ascensor social estropeado?
—Me parece una metáfora repugnante, propia de una sociedad aristocrática. Nos habla de una pasarela de siervos a aristócratas. Entre demócratas no hay ascensores. La noción de que está estropeado hace alusión al desmoronamiento de la meritocracia, que no selecciona a los mejores pero legitima a los que están. Esta viene de la aristocracia y se descompone con el tiempo, con las crisis, que exacerban las desigualdades. En realidad nunca ha existido, lo que pasa es que menos gente se la cree. La crisis muestra sus costuras y más gente la rechaza.

Usted ve la Concertada como una anomalía.
—No culpo ni a quienes la usan ni a sus docentes. Esto no es una guerra entre gente que está mal y gente que está un poco mejor. Son familias que buscan soluciones a su alcance, pero al hacerlo empeoran la vida de todos. La red Concertada es una salida fácil y relativamente barata para quienes no tienen acceso a la Privada. Es una jugada bien diseñada del PSOE y el PP para mitigar el impacto social del deterioro de la Pública sin acometer una reforma a fondo del sistema, con los correspondientes costes. Esto es grave porque abandona a la Pública en una situación de crisis permanente, enfrentándose a reformas infinitas, y priva de un espacio social igualitario imprescindible y único, el de la Educación obligatoria, en que es importante la mezcla de personas de lugares, grupos sociales, bagajes culturales y laborales diferentes, con la obligación de interactuar, un lugar clave para romper el encapsulamiento.

Sobre cómo revertirlo soy pesimista, por estar tan arraigado en el ADN de las clases medias y medias altas, tanto como la propiedad inmobiliaria. La vía sería el paso a la red pública como se ha hecho en el País Vasco o Cataluña, de forma negociada y amable, en el medio plazo. Pero no hay que penalizar. Expulsar a las familias vía impuestos en la práctica perjudica a las más desfavorecidas.

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No hay que penalizar. Expulsar a las familias vía impuestos en la práctica perjudica a las más desfavorecidas

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Dice que la Pública no se defiende demasiado bien.
—Es frecuente que las familias empiecen en la Pública en Infantil y Primaria, pero algunas desertan a centros concertados y privados en cuanto surgen dificultades. No me gusta el tópico del desprestigio de la docencia, porque no creo que sea una profesión desprestigiada ni mal pagada, más allá de algunas figuras precarizadas, pero sí creo que nos defendemos muy mal, que nunca afrontamos los debates. La gente no va a la Concertada por el desprestigio de la Pública, sino por problemas, no solo de financiación, que la Pública no afronta. Cualquiera que trabaje en Educación sabe que el porcentaje de compañeros que son malos profesionales es pequeño, pero ese porcentaje puede ser catastrófico, porque pueden hacer lo que les da la gana. Debería haber planes de evaluación docente, pero en su lugar nos encastillamos en la defensa numantina de la Educación pública basada en la crítica de los recortes, lo cual beneficia a la Concertada. A mí me gusta dar clase y me esfuerzo, pero nadie me ha visto dar clase, solo se pasan algunas encuestas. La mayor parte de la gente se esfuerza… pero sin ese impulso individual no hay nada.

¿Cree que hay una rebaja de la exigencia, que asistimos al fin de la cultura del esfuerzo?
— Hablar de nivel bajo es mitología, y no puede ser que con cualquier modificación de criterios algunos docentes reaccionen diciendo que se va contra el mérito y la cultura del esfuerzo. En este sentido, como en otros, creo que el Covid nos ha ayudado a ver la realidad. El nuevo decreto no altera las cosas y aporta realismo. No entiendo ese corporativismo mal entendido que habla del estatus del conocimiento como una forma de castigo a los estudiantes. No hay un problema de nivel educativo, nuestros estudiantes salen muy preparados y lo vemos cuando van a Europa. Al revés, veo un nivel de exigencia excesivo y programas disparatados por su extensión, lo que mina la asimilación de contenidos y competencias básicas y ni da tiempo a los estudiantes a aprender a redactar con corrección, ocupados en asimilar una cantidad de contenidos ridícula. Estuve viendo el currículum de Filosofía en Bachillerato y me pareció un delirio, no recuerdo ni a la mitad de los autores y no creo que nadie sea capaz de asimilar algo así en su vida. No sé bajo los efectos de qué sustancia lisérgica pueden elaborarse esos programas.

¿Qué le pediría al actual Ministerio de Educación?
—Creo que, como sucede con el mercado de trabajo, es difícil que emprenda una reforma de gran calado, por la propia estructura institucional y el doble espacio Pública-Concertada, que da lugar a una serie de inercias. Solo espero que empiecen a surgir inercias de signo contrario, pero sé que es difícil. Una señal de que se va en esa dirección sería un plan de rescate de la Educación pública a escala económica e institucional. Yo no quiero el enésimo cambio de currículum, nuevas asignaturas obligatorias y peleas de los profesores de Matemáticas y los de Música por el número de horas, quiero un plan de choque contra problemas estructurales como la inversión, la estabilidad de las plantillas o la selección del profesorado, en la que, por qué no, podrían participar las familias. Creo que estas son cosas que hay que cambiar, pero si vamos a entrar en otra guerra cultural más yo ya doy por perdida la partida.

Notas al margen

  • Wert, meritocrático confeso

“Creo que por su actitud, por lo que defendía, es difícilmente empeorable como ministro de Educación. Ese “Yo lo he conseguido” es como el “Si yo lo he pasado…”, como antes con la mili; es una forma de crueldad, querer igualar por lo malo. El ministro Wert fue terrorífico y generó un clima atroz. Creo que este tipo de personas incentiva una crueldad pedagógica basada en la sospecha de que los estudiantes son unos vagos ignorantes. Son en realidad nihilistas, no creen en la Educación universal y pública y son por tanto incapaces de promover un proyecto en ese sentido”

  • Finlandia como faro educativo

“Es una leyenda urbana. En el delirio meritocrático están bien porque pagan a los profesores como ingenieros. Si no, serían ingenieros. Sospecho que este relato sobre el éxito finlandés es falso, pues deja de lado aspectos muy importantes como el alto grado de igualitarismo de su sistema, en el que no hay Concertada. En eso no les copiamos, solo nos fijamos en que trabajan por proyectos y en la selección y formación del profesorado”

  • Economistas hablando de Educación

“Cada vez hay más economistas de las corrientes hegemónicas. En las facultades de Económicas desde hace décadas se da una situación anómala en Ciencias Sociales, pues una escuela monopoliza el Departamento de Economía, la corriente neoclásica. La economía ortodoxa ha protagonizado un asalto institucional. Solo escuchamos a una escuela obsesionada con la competición, con que la sociedad reproduce los mecanismos de mercado en todos sus espacios sociales y, por tanto, el espacio educativo sirve para engrasar la maquinaria competitiva, prepara desde Educación Infantil para la lucha darwiniana por la vida en el mercado de trabajo. Hay otras escuelas, está Economía Crítica, de la UAB, que lee a Vygotski, que no acumula menores méritos pero no ha protagonizado un asalto institucional exitoso de la facultad de Económicas”

  • Sistema bilingüe

“En mi distrito no hay ningún colegio público no bilingüe, y desde los dos años nos recomiendan poner a los niños vídeos en inglés, repiten el mantra de que son como esponjas, cuando todos los estudios sobre el aprendizaje de idiomas demuestran que no se aprende un idioma por ver dibujos sin entender nada, que es como si les pones Bob Esponja en latín, que los idiomas se aprenden en sociedad, en el patio, pero no en una pantalla. El relato meritocrático se nos mete en los huesos y martirizamos a nuestros hijos con este tipo de cosas.

Con el bilingüismo sucedió algo similar a lo que estaba pasando con la sanidad. Aguirre llevó el elitismo a la sanidad y la Educación. En sanidad se prometieron habitaciones individuales y con televisión, en una versión low cost de la privada. Se vendía estar en el hospital “como en un hotel”, un mundo hasta entonces reservado a los ricos, mientras se degradaba la médula del sistema sanitario público. En Educación se intentó emular en la Pública a los coles pijos, de los que no sales mejor formado. Como en la Pública no se podía ofrecer equitación se ofertó inglés en versión low cost, el modelo bilingüe, y algo así como informática, cacharrería. El resultado ha sido catastrófico, porque el bilingüismo aumenta la desigualdad. Las familias con poco capital educativo ya tienen difícil ayudar a sus hijos, pero si el enunciado además es en inglés no entienden qué tienen que hacer. El bilingüismo es una fuente de desigualdad aterradora”

Selección de citas

  • Educación obligatoria: “Es el único instrumento de socialización universal forzosa que queda en nuestras sociedades”
  • Concertada: “El sistema educativo español, al menos en su tramo obligatorio, parece el experimento de un discípulo loco de Pierre Bordieu para observar la reproducción social a gran escala. Una de las razones es que nuestro país se caracteriza por una peculiaridad institucional insólita: el sistema de conciertos educativos”

“Un alumno de la Concertada, religiosa o no, de una ciudad como Madrid puede perfectamente llegar a la universidad sin haber compartido aula ni una sola vez en los 15 años de Educacion Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato con el hijo de unos trabajadores migrantes”

  • Consenso progresista: “A veces da la impresión de que la solución a casi cualquiera de los males del capitalismo pasa por la creación de una nueva asignatura en algún tramo de la enseñanza obligatoria”
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