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Cómo "salvar" la distancia social

escuelainfantil.netMartes, 20 de abril de 2021
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El distanciamiento social al que se han visto sometidos los niños ha hecho mella en su necesidad constante de contacto, cuidado y protección, generando, en muchas ocasiones, miedo al abandono, dificultades para controlar impulsos, desconfianza hacia los demás, trastornos de ansiedad, inhabilidad social e inestabilidad emocional. Si, además, han vivido esta situación durante los dos primeros años de vida, pueden tener un desarrollo más lento, retrasos madurativos y dificultades atencionales.

Desde la consulta especializada en Piscología Infantil, hemos detectado que, tras el confinamiento, ha aumentado la incidencia de desajustes conductuales y de ansiedad en niños (véase La distancia social y sus consecuencias en edades tempranas), como TOC, hipocondria…

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Los conflictos infantiles se materializan de un modo distinto, unas veces en conductas que nos llaman la atención y otras no tanto, bloqueando al niño y haciendo que se distancie, por lo que hay que estar muy atentos atentos a estos cambios si perduran.

[quote]No buscar trastornos donde no los hay

También hay que entender que muchos niños pequeños vivirán esta situación con normalidad y no mostrarán ninguna secuela. Por tanto, no debemos buscar trastornos ocultos.

Simplemente, hay que estar alerta, cuando han vivido un cambio brusco en la pauta de crianza:

  • Niños que pasan de estar cada tarde con los abuelos a no verlos en meses.
  • Niños vinculados de forma muy dependiente.[/quote]

Uno de los aspectos más significativos de la primera infancia que se ha visto coartado es la espontaneidad, especialmente en las muestras de cariño, por lo que vamos a ofrecer una serie de pautas para compensar el distanciamiento afectivo-social en edades tempranas y que las secuelas emocionales de esta pandemia sean mínimas en la etapa infantil.

Intensificar las muestras de afecto cuando sí se puede

Como ventaja ante esta limitación de contacto, los niños muestran una gran capacidad adaptativa y, en muchos casos, los efectos serán transitorios. Es fundamental que mantengan mucho contacto afectivo con las personas con las que sí pueden mostrar cariño, a modo compensatorio. Padres, hermanos y demás convivientes deben ser más cariñosos con ellos, tener algún momento más de atención exclusiva y de juegos compartidos, y señalar que lo que ocurre es algo transitorio y temporal.

Ofrecer alternativas afectivas

También será positivo ofrecer alternativas para mostrar y recibir el cariño y el afecto. Podemos hacer un dibujo, mandar un vídeo bonito, o incluso, utilizar una prenda del otro, como un jersey de la abuela, y que pueda abrazarlo y tocarlo si la echa de menos.

[quote]No sobreproteger

Si bien es adecuado tratar de compensar, dando algunos besos más a los pequeños, debemos evitar la sobreprotección. Los niños necesitan afecto, cuidados y límites. [/quote]

Darles ejemplo de gestión emocional

Ofrecer sensación de normalidad ante la situación también es protector. Los adultos somos sus soportes de seguridad, si aprecian que vivimos la situación con normalidad y sin excesivo agobio, ellos entenderán que no pasa nada. Sin embargo, si nos perciben angustiados por no poder ver y besar a otros familiares, la angustia se trasladará a los niños, que tienen menos recursos para poder regular y gestionar las emociones.

Utilizar el juego como espacio alternativo de afectos

Otra herramienta que podemos usar es el juego y la dramatización, pues, con diferentes muñecos, podemos representar a aquellas figuras a las que no podemos abrazar y desplazar el afecto a un peluche que haga la función de abuelo, tío, primo… En un adulto, este tipo de estrategia sería ineficaz, pero para los niños puede resultar sanador y estimulante para hablar y expresar su cariño con las figuras de apego que echan de menos.

Implementar la responsabilidad compartida

Esta situación especial otorga a los niños la posibilidad de iniciar la responsabilidad compartida, y darse cuenta de que ellos, aunque son pequeños, también pueden cuidar a los mayores. Eso sí, tendremos que explicarles cómo: respetando, no tocando, llevando mascarillas, aguantando las ganas… Vivir esto como una oportunidad para ayudar hace que los niños se comprometan más a seguir las pautas y que su coste emocional sea mucho menor.

La mejor vacuna psicológica

El abanico de afecto se puede reducir en ciertos momentos sin generar secuelas y no debemos olvidar que vivimos en un momento en el que la tecnología facilita y favorece mucho la interrelación, que aunque no es la forma de comunicación ideal del niño, puede paliar, en parte, no ver a otros familiares.

Siempre será protector mantener rutinas, horarios, dotar de estructura y límites adecuados a su edad su día a día, y propiciar momentos compartidos de afecto y cariño con ellos, que es la mejor vacuna psicológica que les podemos proporcionar.

[quote]Referencias:

  • “Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida” Jhon Bowlby. (editorial: morata)
  • “La inteligencia emocional de los padres y de los hijos”. Antonio Vallés Arándiga (Ed: pirámide)
  • “Inteligencia emocional en el ámbito familiar: herramientas para resolver conflictos en el ámbito familiar” Aitziber Barrutia (Ed: el toro mítico) [/quote]

Paloma Méndez de Miguel,
psicóloga infantil • palomamendezdemiguel@gmail.com

 

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