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Gregorio Luri: "El gran problema de España es la doble velocidad de la escuela"

El pedagogo y filósofo Gregorio Luri cree que el gran problema del país es la doble velocidad de sus distintos sistemas educativos, cuyo "punto de fractura" sitúa en Primaria cuando los niños pasan de "aprender a leer a aprender leyendo".
Marina SeguraLunes, 2 de agosto de 2021
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En una entrevista con Efe por su última obra, La mermelada sentimental, este maestro que ha trabajado en todas la enseñanzas (Primaria, Secundaria y Universidad) afirma que su crítica a la escuela actual «no es tanto por los métodos como por el abandono del valor del conocimiento, que se sustituye por metodologías que tienen más que ver con el entretenimiento que con la vida intelectual».

«No dudo de las buenas intenciones de la exministra Isabel Celaá y de su equipo –impulsores de la última reforma educativa–, pero mi tesis es que vivimos en el ‘capitalismo cognitivo’ por el cual el conocimiento es la nueva fuente de riqueza de un país» y, mientras hay países que «esto se lo toman en serio, en España producimos más deficiencia que excelencia. No hay ninguna razón para hacerlo así».

Continúa Luri (Azagra, Navarra, 1955) que uno de cada cuatro alumnos españoles es incapaz de entender un texto complejo al acabar la escuela obligatoria, y nueve de cada diez no distinguen entre un hecho y una opinión. «Esto no nos capacita para enfrentarnos al reto del conocimiento». A juicio del autor de La mermelada sentimental (Editorial Encuentro), donde reúne los artículos que ido publicando en The Objective en los últimos años, «el problema básico de España es que no tiene un sistema educativo sino varios».

Una escuela a dos velocidades

«Si analizamos los datos de Castilla-León, Navarra, La Rioja y en general la cornisa cantábrica, pudiendo incluir en los últimos años a Madrid, podemos decir que estamos muy bien, pese a que se podría mejorar. Por tanto, si analizamos las leyes educativas con los resultados de Castilla y León podemos decir que hemos tenido una leyes de educación cojonudas».

«Ahora bien si ves los resultados de Canarias, Extremadura, Andalucía, la Comunidad Valencia, las Baleares, te preguntas ¿qué pasa que ninguna ley educativo ha logrado mejorar los resultados? ¿Por qué tenemos esa España de dos velocidades?».

Por ello defiende la necesidad de que una ley educativa cuente con la complicidad de los docentes, fijar con claridad las diferencias entre los dos sistemas educativos del país y averiguar las causas que las generan.

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Cuando estás aprendiendo con la lectura, lo que ocurre es que las diferencias de vocabulario de los distintos alumnos marcan los ritmos de progreso

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Respecto a cuál es el punto de fractura del sistema y el momento en que se produce, el pedagogo sostiene que es en tercero y cuarto de Primaria, momento en el que los niños viven una «auténtica revolución intelectual que consiste en que deben pasar de aprender a leer a aprender leyendo».

Cuando estás aprendiendo a leer –añade– lo que básicamente usas son «técnicas descodificadoras y cuando estás aprendiendo con la lectura lo que ocurre es que las diferencias de vocabulario de los distintos alumnos marcan los ritmos de progreso».

Por ejemplo, si un escolar tiene 5.000 palabras de vocabulario usual, tiene más opciones de aprender leyendo que el niño que tiene 300 palabras. Entonces, «¿dónde se generan esas diferencias?: en la familia. El problema es cómo compensa la escuela las diferencias familiares, ese déficit lingüístico».

«Estoy cada vez más convencido de que el fracaso escolar –quitando un porcentaje de trastornos específicos del aprendizaje– el resto es un fracaso lingüístico. Los niños culturalmente pobres no aprenden leyendo, sino que en los textos encuentran problemas», recalca el pedagogo. En este contexto cree importante descargar de «tensión ideológica» los debates educativos y centrarse en la resolución de problemas.

Las familias de cuello blanco

Por otro lado, destaca que se está produciendo una revolución entre las familias de «cuello blanco»: «Desde mediados de los años 70 observamos que estos hogares dedican cada vez más tiempo a hablar con sus hijos, a leerles, a asistir a exposiciones…». Los padres, «aún considerando que la escuela sigue siendo importante, refuerzan la Educación. Antiguamente esto ni se planteaba. Ya veremos cómo evoluciona pero aquello que decía Nietzsche de que ‘las grandes revoluciones siempre llegan a paso de paloma’ me parece que lo estamos viendo ya».

En La mermelada sentimental hay un hilo común que es la preocupación por «una sobrecarga emotivista en las relaciones personales y sociales. Tenemos una sensibilidad a flor de piel. Ser sensible y tener emociones es bueno pero necesitamos argumentos que nos permitan ordenar las emociones», explica el autor.

El título del libro parafrasea a Josep Pla, quien advirtió de que «la tendencia a la mermelada sentimental lo pringa todo».

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