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La pintura mural, una herramienta para cambiar la forma de entender la biodiversidad

La psicóloga e ilustradora Lourdes Berzas ha inaugurado su proyecto de intervención socioambiental con un mural infográfico participativo en Medrano, La Rioja. En esta entrevista conoceremos la relación de su labor profesional y la Educación con detalle.
Carmen IglesiasMiércoles, 29 de septiembre de 2021
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Lourdes Berzas es psicóloga socioambiental y formadora. Especializada en asuntos sociales y medioambientales, pero (o gracias a) siempre se ha criado entre campo y pinturas. Bajo el pseudónimo de Loubé, está desarrollando un programa de intervención socioambiental dirigido a centros educativos, pueblos y barrios. Su objetivo es ayudarnos a reconectar con la naturaleza, dándonos a conocer las curiosidades de la biodiversidad local, para protegerla frente a conductas antiambientales o delictivas. Y lo hace sacando las brochas… e invitándonos a mancharnos las manos.

Utiliza la ilustración científica, la infografía y la pintura mural como herramientas participativas para conservar la biodiversidad. Colabora con entidades como SEO/BirdLife y está apoyada por la Fundación Nadine.

Conoce más sobre ella en su web.

Cuando hablamos de psicología, generalmente pensamos en ese psicólogo de diván al que le contamos nuestros problemas. Pero parece ser que hay «más psicologías»… ¿qué aspectos abordas tú desde esta disciplina?

Efectivamente, ese es el estereotipo de la psicología, un estereotipo que se ha comido muchas otras cosas donde esta ciencia es fundamental.

En mi caso, trabajo con comunidades y con lo que ellas piensen, sienten y hacen: con quiénes nos sentimos más a gusto, con qué grupos o lugares nos identificamos, con quienes nos peleamos, a quiénes discriminamos, por qué lo hacemos y cómo podríamos dejar de hacerlo…

Y, por otra parte, la psicología ambiental es lo que estudia la relación entre las personas y sus entornos: por qué preferimos unas especies en vez de otras y cómo afecta eso a la conservación de la biodiversidad; o por qué nos cuesta mucho actuar frente a la emergencia climática… con la cantidad de beneficios psicológicos que nos aporta la naturaleza.

Desde ese marco estás empezando a desarrollar un proyecto en pueblos y en centros educativos. ¿En qué consiste?

Eso es. Los sentimientos de comunidad, de pertenecer a un lugar, están desapareciendo, sobre todo en un mundo rural cada vez más deshabitado. También se está perdiendo mucho conocimiento local sobre la fauna y la flora que nos rodea. Y en población infantil es aún más preocupante: las relaciones intergeneracionales cada vez cuestan más y las niñas y los niños desconocen cómo era el mundo antes de tanta burbuja urbana: su concepto de «naturaleza» es el parque… y el zoo, su «biodiversidad».

Así que este proyecto busca juntar a las personas con su comunidad, dar a conocer especies comunes que podemos ver pero que no reconocemos, para protegerlas a ellas y a sus hábitats. El resultado final será un mural infográfico pintado colectivamente.

¿A qué te refieres cuando hablas de «mural infográfico»?

Una infografía es un conjunto de textos, gráficos e ilustraciones que están organizados de forma que te transmiten mucha información en muy poco espacio y, a la vez, no te cansa, porque puedes ir buceando en ella «por capas», aprendiendo sin necesidad de obligarte a concentrarte. Lo que intento es conseguir ese efecto, pero en un muro que perdura mucho tiempo.

Primero te llama la atención, luego te das cuenta de que «hay algo más», te acercas, empiezas a leer, «interactúas» con la pared… y acabas aprendiendo un montón de curiosidades de una especie que antes no conocías, pero que puedes ver de vez en cuando cuando mires al cielo o al suelo. Y, lo más importante: puedes hablar de ello, venir mañana acompañada de tu hermano, hacerle una foto y contárselo a una amiga, publicarlo en redes sociales… te da las herramientas para que tú también despiertes la curiosidad del resto.

Has repetido varias veces la palabra curiosidad… ¿qué papel tiene la curiosidad en el proyecto?

Si pensamos en animales nohumanos, nos suelen gustar los pandas, los koalas, los perros, los gatos, los delfines, los loros… es decir, los animales cuquis, coloridos, antropomorfos, mediáticos, con ojos grandes y nariz pequeñita.

Y, sin embargo, ignoramos o nos caen fatal los animales que son más feos, más pequeños o que en las películas se han representado tradicionalmente como sucios, tontos o malvados. Muchas veces, estos animales tienen papeles fundamentales en los ecosistemas y, sin embargo, si nadie los conoce ni los valora, es mucho más difícil protegerlos a ellos y (lo que es más importante) a sus hábitats.

Por eso me baso en la curiosidad, como motor del aprendizaje y de la acción. Por ejemplo, las luciérnagas son estéticamente feas, como unos escarabajos o minicucarachas marrones. Pero han desarrollado una habilidad asombrosa que utilizan para comunicarse entre sí: la bioluminiscencia. Y las personas hemos generado tantas historias y recuerdos en torno a esta habilidad que nos indignamos al darnos cuenta de que la contaminación lumínica es una de las culpables de que ya casi no haya luciérnagas brillando en las noches de verano. ¿Y si descubrimos las alucinantes habilidades de los escarabajos?

¿Esto es lo que ha pasado en Medrano, en La Rioja?

Sí. En esta ocasión, gracias al Ayuntamiento de Medrano, ha sido una hembra de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) la que se pintó en la parte de arriba de la fachada del frontón municipal del pueblo. En la parte de abajo, la infografía, donde incluimos un mapa de distribución, su dimorfismo sexual, su alimentación, la forma en que caza (que le da nombre a la especie), su envergadura… Y, además, en colaboración con la asociación Adalar y El Ninja Verde, se ha instalado una caja nido para esta especie, para intentar ayudarla: su situación todavía no es preocupante, pero poco a poco dejará de ser tan común. Han sido diez días muy intensos y muy bonitos, en los que la gente, todas las mañanas, se paraba, preguntaba… y después lo comentaba en la plaza del ayuntamiento.

Y todo esto no lo haces tú sola, sino que intentas que la población local participe. ¿Cómo es este proceso?

Nuestro objetivo no es solo hacer que una pared sea más bonita, sino que implique un cambio real de conducta. Y eso es muchísimo más efectivo si se involucra a la gente (a la comunidad educativa, al vecindario…). Hacemos un taller sobre percepción social de animales, investigamos sobre las especies que tenemos cerca, elegimos una con la que nos sintamos identificado como pueblo, barrio o cole, diseñamos los bocetos, tomamos decisiones colectivas… y luego lo aterrizamos todo poniéndonos a pintar. De esta manera, en Medrano aprendimos que, con las alas abiertas, un cernícalo vulgar mide exactamente igual que Héctor con sus tres añazos.

¿Qué ocurre después de la intervención?

Evaluación, siempre evaluación. Hay cantidad de proyectos que se desarrollan y no se evalúan, por lo que no se sabe si el impacto es real o si se mantiene a largo plazo. Este proyecto todavía es un polluelo saliendo del huevo, pero ya hay encuestas y entrevistas preparadas para hacer un seguimiento y generar conocimiento científico. Y, además, queremos diseñar material educativo con las representaciones sociales y las historias sobre distintas especies que hay en cada punto de la geografía española. ¡Por eso es tan importante que los ayuntamientos, las asociaciones y los centros educativos quieran colaborar!

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