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La docencia basada en la inclusión mejora la capacidad moral de los alumnos

Un experimento de la Universidad de Córdoba ha demostrado que la metodología docente inclusiva es capaz de aumentar las competencias morales del alumnado, pero no la empatía.
RedacciónMiércoles, 9 de marzo de 2022
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El experimento comprobó que la competencia moral aumentó tras recibir la formación inclusiva. © Nanzeeba

Ésa es la principal conclusión presentada por el grupo de investigación de la Universidad de Córdoba «Educación, Diversidad y Sociedad», coordinado por José Luis Álvarez Castillo, en un trabajo del Observatorio Social «La Caixa». En su investigación, el equipo de la UCO explica los resultados obtenidos de un experimento de campo realizado a lo largo de diez sesiones con un grupo de estudiantes de primer año de los Grados en Educación Primaria y en Educación Infantil.

Mediante una metodología basada en la presentación de un conflicto, la toma de posiciones a favor o en contra, el reconocimiento del valor de los argumentos de quien piensa de manera diferente, el cambio de posturas, el debate y la introspección por parte del alumnado, el experimento comprobó que la competencia moral aumentó tras recibir la formación inclusiva.

El experimento publicado en el Observatorio Social de «La Caixa» se centró en dos de las capacidades de ciudadanía inclusivas más importantes, como son la competencia moral y la empatía, de tal forma que mientras que para la primera hubo resultados favorables, no ocurrió así con la segunda.

Una metodología basada en el aprendizaje-servicio, que combine la enseñanza académica con el servicio comunitario en el que se ponga contacto al alumnado con las vidas de otras personas que estén en situación de vulnerabilidad, sería más adecuada

Álvarez Castillo sostiene que una metodología basada en el aprendizaje-servicio, que combine la enseñanza académica con el servicio comunitario en el que se ponga contacto al alumnado con las vidas de otras personas que estén en situación de vulnerabilidad, sería más adecuada. «Tenemos que avanzar hacia universidades más inclusivas y eso supone apostar no solo por la profesionalización, sino que la universidad también sea responsable de formar ciudadanos y ciudadanas», sostiene Álvarez Castillo.

Sería absurdo formar solamente grandes especialistas, sin tener en cuenta que ese especialista luego tiene que llevar a cabo un trabajo de servicio a la sociedad y para eso se necesitan otro tipo de competencias personales, sociales y cívicas» como son la empatía, la competencia moral, la cooperación, la capacidad para trabajar en grupo, la flexibilidad ante la adaptación a contextos, el respeto, la resolución de conflictos», añade el investigador. Debido a ello, la docencia inclusiva, aquella que ofrece las respuestas necesarias para las necesidades diversas del alumnado, es un elemento fundamental al que deberán reorientarse las universidades.

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