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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

¿La Inteligencia Emocional es algo meramente teórico o puedo aplicarlo a mi trabajo en el aula?

El estado emocional en el que se encuentra tanto el docente como el alumno potenciará u obstaculizará el aprendizaje en el aula. Por tanto, es fundamental que el propio docente tenga la capacidad de identificar lo que está sintiendo.
Raquel PrietoMiércoles, 21 de septiembre de 2022
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© ANTONIO RODRÍGUEZ

Con Inteligencia Emocional hacemos referencia a un conjunto de competencias que pueden favorecer que el día a día de trabajo del docente en el aula se lleve a cabo de manera más eficaz y suponiendo un menor nivel de estrés. Algunas de estas competencias más importantes son las siguientes.

  • La calidad de la relación con las demás personas que componen la comunidad educativa. Una relación adecuada, que facilite el establecimiento de un ambiente de confianza y bienestar, va a tener un impacto directo en el rendimiento del docente, del alumnado, en las familias de los alumnos, los compañeros de trabajo y el resto del personal no docente.
  • La regulación emocional, es decir, las estrategias y habilidades del docente, aplicadas en los distintos escenarios donde se desarrolla la actividad educativa, y que le permite tener un autocontrol de sus propias emociones, la capacidad de resolver posibles conflictos y tomar decisiones, en algunas ocasiones bajo presión.
  • La capacidad del docente de motivar al alumno, mostrándose accesible, centrándose en los puntos fuertes de cada uno y dando alternativas de mejora donde detecta la necesidad, valorando a la persona además de su rendimiento académico.
  • El estilo de comunicación utilizado, la escucha activa y la asertividad como forma de relación con los otros, desde el respeto, el rigor y la claridad.

Una de las acciones docentes más importantes en la que se concretan las habilidades anteriormente mencionadas, es la tutoría con el alumno y las tutorías con los padres.

En la tutoría individualizada con el alumno es muy importante facilitar que el alumno exprese su opinión, lo que siente, lo que le preocupa, lo que le gusta, sin que el docente emita ningún juicio de valor, para generar un clima de confianza y de ayuda, entendiendo su problema. Orientar la comunicación hacia alternativas de solución en la que el alumno se sienta implicado y que pueda elegir.

En la tutoría con los padres es muy importante tener muy claros los objetivos a tratar. Preparar la tutoría con anterioridad para no improvisar. A la familia se le explica con datos objetivos cómo vemos la situación del alumno, aspectos que hay que reforzar en casa para que haya una continuidad de aprendizaje, dando la oportunidad a los padres de formar un equipo para conseguir de manera conjunta los objetivos propuestos de mejora.

Las emociones juegan un papel muy importante en el aprendizaje. El estado emocional en el que se encuentra tanto el docente como el alumno potenciará u obstaculizará el proceso de aprendizaje en el aula. Por tanto, va a ser fundamental que, en primer lugar, el propio docente tenga la capacidad de identificar lo que está sintiendo en cada momento, qué está desencadenando esa emoción y poder regularla de la manera más eficaz posible. El autocontrol emocional que muestre el docente será un referente y modelo permanente en el aula. En segundo lugar, el docente puede favorecer esta misma gestión emocional en sus alumnos, dedicando tiempo a que los alumnos sepan identificar, comprender y expresar qué es lo que sienten, y por qué lo sienten, qué les preocupa, qué les supone una dificultad, qué les molesta, para que a partir de ahí puedan focalizarse en alternativas de solución eficaces que les acerquen a conseguir sus objetivos académicos. 

Raquel Prieto Elipe es psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga clínica en el Centro de Psicología Álava Reyes

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