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Cinco claves para fomentar la inclusión

María Eugenia Estepa
Directora del Colegio Juan XXIII-Buenafuente
22 de marzo de 2024
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A pesar de los avances en materia de derechos y concienciación, todavía existen numerosos desafíos que obstaculizan la plena participación de las personas con discapacidad intelectual en todos los ámbitos de la vida social, económica y cultural de nuestro país.

En primer lugar, es importante entender qué implica la discapacidad intelectual. Se trata de una condición que afecta el funcionamiento cognitivo y adaptativo de una persona, lo que puede dificultar su capacidad para aprender, comunicarse, recordar, llevar a cabo actividades cotidianas de manera autónoma. Sin embargo, es fundamental comprender que la discapacidad intelectual no define a la persona en su totalidad, sino que es solo una parte de su identidad.

Uno de los principales obstáculos que sufren los niños con este tipo de discapacidad es la falta de acceso a la educación inclusiva y de calidad. A pesar de que existen leyes y políticas que promueven la educación inclusiva, muchos centros aún no cuentan con los recursos materiales ni humanos necesarios para brindar un apoyo adecuado a las necesidades de estos estudiantes. Esto resulta en una exclusión temprana que limita sus oportunidades de desarrollo personal, social y profesional.

Para que los niños con discapacidad intelectual puedan considerarse plenamente incluidos en nuestra sociedad, es fundamental adoptar un enfoque holístico que aborde tanto las barreras físicas de accesibilidad cognitiva, como estructurales, actitudes y percepciones negativas. Esto requiere de la colaboración de gobiernos, instituciones, empresas, organizaciones de la sociedad civil y la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, para lograr esta meta, es necesario adoptar enfoques integrales que aborden diversos aspectos educativos, sociales y culturales. Por ello, analizamos cinco claves fundamentales para fomentar la inclusión de estos niños en nuestra sociedad.

  1. Educación inclusiva

Se trata de la piedra angular de la inclusión de los niños con discapacidad intelectual. Todas las instituciones educativas, desde escuelas primarias hasta las universidades, deben adoptar un enfoque inclusivo que reconozca y valore la diversidad de capacidades y habilidades de cada estudiante. Esto implica la implementación de adaptaciones curriculares, adaptación del entorno, el uso de metodologías de enseñanza flexibles y el acceso a recursos de apoyo, como docentes de apoyo y tecnologías asistidas, facilitando las posibilidades de comunicación y autonomía personal.

Es esencial que toda la comunidad educativa, desde administración, docentes, hasta personal de comedor, reciban información específica de educación inclusiva para poder satisfacer las necesidades individuales de cada estudiante. Además, se deben fomentar prácticas colaborativas entre docentes de centros ordinarios y docentes especializados para promover un ambiente educativo enriquecedor y respetuoso para todos los niños.

Uno de los recursos más innovadores son las aulas inclusivas en colegios ordinarios donde los alumnos con necesidad de mayor apoyo para su inclusión social reciben una atención especializada de acuerdo a sus necesidades en un entorno más “normalizado”.

El modelo de aula estable ofrece a los alumnos con discapacidad intelectual la posibilidad de relacionarse con personas de su edad sin alteraciones en el desarrollo en entornos naturales de aprendizaje beneficiándose de modelos normalizados de conducta, comunicación, relación social, al mismo tiempo que permite al centro ordinario potenciar el desarrollo de valores de respeto a la diferencia y actitudes de cooperación, compañerismo y empatía.

  1. Sensibilización y concienciación

Son clave para combatir estereotipos y prejuicios hacia las personas con discapacidad intelectual. Es fundamental educar y sensibilizar a la sociedad en su conjunto sobre las diferencias individuales de las personas de las diferentes capacidades y potencialidades de los niños, así como promover una cultura de respeto y aceptación hacia la diversidad.

Esto puede lograrse a través de campañas de sensibilización en los medios de comunicación, programas educativos en las escuelas y actividades comunitarias que promuevan la inclusión y la diversidad. Además, es importante fomentar la creación de espacios seguros y acogedores donde todos los niños se sientan valorados y respetados por igual.

  1. Accesibilidad universal

Garantizar la accesibilidad en todos los ámbitos de la vida es fundamental para promover la inclusión de todos los niños. Esto incluye el acceso a espacios públicos, transporte, instalaciones recreativas, servicios de salud y tecnologías de la información y la comunicación haciendo todas las adaptaciones necesarias.

Es necesario eliminar barreras físicas, cognitivas y sociales que limiten la participación plena de todos niños en la sociedad. Esto puede implicar la adecuación de infraestructuras y servicios, así como la promoción de normativas y políticas que garanticen la accesibilidad universal para todas las personas.

  1. Apoyo familiar y comunitario

Es importante proporcionar a las familias acceso a la información y recursos, así como crear redes de apoyo comunitarias que brinden asistencia y compañerismo. Esto, sin duda, desempeña un papel crucial en el proceso de inclusión, pues las familias necesitan recibir el apoyo adecuado para satisfacer las necesidades de sus hijos. En los centros de atención temprana se trabaja la prevención y la inclusión como práctica habitual simulando situaciones vividas en casa, colegio, parque y otros entornos. Los profesionales del centro se desplazan a todos los entornos naturales del niño y familia, de forma que los padres puedan ser una parte muy activa del proceso y la comunicación habitual de todo el sistema que rodea al niño, incluida la escuela infantil o el colegio, algo que permitirá fomentar su inclusión social, sin lugar a dudas. Además, es fundamental promover la inclusión de estos niños en actividades y eventos comunitarios para fomentar su integración social y emocional, incrementando así sus posibilidades de aprendizaje, ya que su participación en el entorno comunitario es lo que posibilita su autonomía, así como una red social de apoyo eficaz.

  1. Promoción de la autonomía y la participación activa

Promoverlas es esencial para el desarrollo integral de los niños. Esto implica brindarles oportunidades para tomar decisiones, desarrollar habilidades sociales y participar en actividades recreativas, culturales y deportivas. Por ello, es importante reconocer y valorar sus contribuciones a la comunidad y fomentar su desarrollo personal y emocional. Además, se deben promover políticas y programas que apoyen la inclusión laboral y la vida independiente de estos niños una vez alcancen la edad adulta.

Podemos decir que la inclusión de las personas con discapacidad intelectual en nuestra sociedad en un desafío que requiere de un compromiso firme y acciones concretas por parte de todos los sectores de la sociedad. Así pues, solo a través de la colaboración y el respeto mutuo podremos contribuir una sociedad verdaderamente inclusiva y equitativa, donde todas las personas tengan la oportunidad de desarrollar su potencial y contribuir al bienestar colectivo.

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