10 consejos para sanar la soledad digital a la luz de las obras de misericordia
El 26 de noviembre de 2025 la madre Verónica Berzosa intervino en los «Diálogos de teología» que se desarrollaban en el Seminario de Burgos. Presentada por el arzobispo de la ciudad castellana, Mons. Mario Iceta, la fundadora de Iesu Communio aportó algunas ideas para sanar las adiciones digitales por medio de las obras de misericordia, que para facilitar esta propuesta al ámbito educativo podrían resumirse en diez puntos. La reflexión parte del dolor ante un mundo «extenuado» que siente «náusea de ese pan sin cuerpo» como los hebreos según el libro de los Números (c. 21), un mundo que ha perdido el vínculo entre la carne y el misterio. La soledad digital es el síntoma de esta crisis, donde la persona huye del cuerpo real y de la entrega, refugiándose en un universo de conexiones sin relaciones.
Frente a la sociedad desencarnada, el Evangelio es el Amor Encarnado que viene a rescatar la dignidad de la persona. Las Obras de Misericordia se convierten así en gestos concretos donde la carne vuelve a hablar el lenguaje de Dios, sanando la soledad:
«Los hombres de hoy están enfermos porque el cuerpo les es enemigo y no se dan cuenta», afirma la M. Verónica.
Consejo: acompañar frente a la soledad digital con presencia real. Escuchar, abrazar, compartir tiempo sin pantallas. El cuerpo y la cercanía sanan donde la virtualidad falla.

«El hombre de hoy está hambriento porque ha cercenado su deseo volviéndose sobre un pan que le da náuseas.»
Consejo: Reconocer en el deseo la búsqueda de plenitud y no la gratificación inmediata. La verdadera saciedad está en relaciones auténticas, no en contenidos virtuales ni pornografía.
Reflexión que parte de la anécdota de una niña que temía la oscuridad y para dormir pedía a su madre: «Mamá, apaga la luz, pero háblame en la oscuridad, porque tus palabras, tu presencia solo es mi luz encendida en la noche.»
Consejo: ofrecer atención y palabras vivas. La oración, la conversación cercana y la escucha son un agua viva que calma la sed de sentido y de amor verdadero.
«Evangelizar es… ayudar a generar hogar, vínculos fuertes, para volver a confiar en que uno es amado.»
Consejo: crear espacios de pertenencia, amistades sólidas y comunidad. La seguridad emocional y la cercanía encarnada contrarrestan la tentación de refugiarse en lo virtual.

«Evangelizar, tener misericordia es enseñarle de nuevo el sentido íntimo de la sexualidad que tanta tristeza deja cuando es mal vivida.»
Consejo: proteger la intimidad y la dignidad del propio cuerpo. Rechazar la pornografía y educar sobre la sexualidad como entrega, respeto y felicidad compartida.
«El hombre de hoy no tiene libertad porque quiere vivir su autonomía al margen de todo y hacer con su vida, con su cuerpo, lo que quiera.»
Consejo: ayudar a establecer pactos de libertad: límites claros frente a adicciones digitales. La verdadera autonomía surge de vivir el cuerpo y las relaciones con responsabilidad y amor.
«El hombre de hoy no quiere oír hablar de límites…, no puede marcar el comienzo de su vida, pero dice: ‘sí decidiré el día de morir’. Así van al suicidio.»
Consejo: enseñar a aceptar los límites de la vida y del cuerpo, a soltar lo que daña. Ayudar a afrontar la frustración, el dolor y la vulnerabilidad como camino de madurez.

«Detrás de la pantalla las decisiones no tienen valor ni comprometen, porque en esos viajes virtuales pueden rehacerse infinitas veces…»
Consejo: fomentar la paciencia y la empatía. Ayudar a comprometerse con otros en la realidad, no a evadir responsabilidades detrás de un clic.
«Lo peor que puede suceder es que por miedo a equivocarnos, a ser rechazados, a no saber amar, demos pasos atrás y retrocedamos. Ama como sabes, ama como estés, pero ama.»
Consejo: acompañar con cariño a quienes fallan o se pierden en el mundo digital. Enseñar que equivocarse es parte de crecer y que amar requiere valentía y ternura, no perfección.
«De la carne nace la oración. Porque en la carne sufrimos y entendemos nuestra debilidad y gracias a eso comenzamos a caminar en la verdad que es la humildad.»
Consejo: educar en la oración encarnada: cuerpo y alma juntos en súplica y agradecimiento. La oración nos conecta con Dios y nos recuerda que somos vulnerables y valiosos a la vez.
La charla completa puede verse en este vídeo (comenzando en el minuto 4 tras las presentaciones):



