‘Capacidades’ profundiza en la labor de las personas con discapacidad cognitiva validando espacios accesibles

‘Capacidades’, con Sonia Hernández al frente, aborda la necesidad de seguir esforzándonos, como sociedad, en materia de accesibilidad cognitiva. Todos tenemos claro por qué es necesaria la accesibilidad física, pero ¿sabemos que es necesario facilitar el acceso a la información y a determinados entornos a una parte muy importante de nuestra sociedad? Hablamos de las personas con discapacidad cognitiva e intelectual, pero también de nuestros mayores o visitantes que no hablan nuestro idioma.

En este episodio Blanca Barberá, responsable de Comunicación y Accesibilidad de Plena Inclusión en la Comunitat Valenciana y Vera Herrero, miembro del equipo de Accesibilidad, quien además es una persona con discapacidad intelectual, nos cuentan cómo trabajan por la discapacidad cognitiva a través de la promoción de la accesibilidad y el apoyo activo, que busca aumentar la participación y autonomía de las personas. La organización agrupa a más de 950 asociaciones y apoya a miles de personas con discapacidad intelectual y sus familias en ámbitos como educación, empleo, vivienda, salud y vida independiente.

Según Barberá, al concebir la accesibilidad universal, la ciudadanía tiene más o menos presente sus ramificaciones traducidas en accesibilidad física y sensorial, pero no así la de accesibilidad cognitiva, que «es la que no se ve, la que tiene que ver con la comprensión de los entornos y los espacios». Para facilitar esa compresión del mundo existen múltiples herramientas tales como pictogramas, lectura fácil, señalización, códigos de colores, etc. Su aplicación no solo repercute positivamente en las personas con discapacidad intelectual, sino que es favorable para todos los públicos, como, por ejemplo, la población turista o extranjera en general, que ve así paliado su desconocimiento del idioma predominante.

Entre los departamentos vertebrales de Plena Inclusión figura el de Accesibilidad, que se encarga, en esencia, de adaptar entornos y contenidos. Para ello requiere necesariamente del trabajo de personas con discapacidad intelectual, que forman una parte importante del equipo de Accesibilidad, y se encargan de la validación de contenidos mediante el testeo de textos y espacios, cubriendo las diversas acciones que llevan a cabo desde la asociación.

Una parte sustancial del contenido adaptado contiene lenguaje jurídico, el cual resulta «complicado», tal y como afirma Vera Herrero. La joven explica el proceso de validación al detalle: «Otras personas lo escriben y nos lo imprimen, y otros compañeros y yo lo leemos, lo vamos validando y subrayamos las palabras complicadas. Escribimos una palabra que sea más fácil».

Según relata la Responsable de Comunicación de Plena Inclusión CV, la dificultad está en trasladar el problema y darlo a conocer a la ciudadanía de a pie. Pero una vez explicado, la gente lo acepta, pues «entiende que si no comprendes algo, no puedes participar en la sociedad», añade Barberá. La accesibilidad cognitiva implica accesibilidad para todos, una paradoja que se repite en los sucesivos temas que evocan a inclusión.

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