Eduardo Barreiros: el MIT de la FP en Ourense
Poco más de un par de horas separan ahora Madrid de Orense en tren. Hasta allí se ha desplazado MAGISTERIO para conocer de primera mano –y verificar lo que nos han contado– el Centro Gallego de Innovación de Formación Profesional Eduardo Barreiros, un espacio que se ha convertido en poco tiempo en un referente europeo de la innovación y la investigación en unas enseñanzas tradicionalmente poco dadas la investigación. Ya es conocido como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de la Formación Profesional.
Fotógrafo y periodista nos habíamos citado con el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, acompañado por Eugenia Pérez, directora general de Formación Profesional, y Judith Fernández, directora general de Ordenación e Innovación Educativa. Nos recibió también la directora del centro, Susi Carnero, quien nos acompañó a lo largo de una visita guiada por las diferentes áreas.
“Este es el Centro Galego de Innovación de la Formación Profesional. Es una rehabilitación de un edificio que ya existía”, explicó Carnero al inicio del recorrido. Lo que antes fue una escuela hogar es hoy un espacio de referencia, con una inversión de 10 millones de euros, que ofrece una imagen moderna, luminosa y equipada con tecnología de última generación. Desde su apertura, se ha consolidado como centro de referencia de innovación aplicada a la FP y destino habitual de delegaciones de otras comunidades autónomas y países europeos. Según nos explicó el conselleiro, el centro ha tomado prestado el nombre del industrial Eduardo Barreiros, célebre por la transformación patentada de motores de gasolina a diésel y la posterior fabricación de camiones y vehículos industriales bajo la marca Barreiros Diesel.
El centro articula su actividad en torno a cuatro áreas funcionales: innovación e investigación, emprendimiento industrial, formación de alta especialización y comunicación estratégica e internacionalización. “Tenemos ahora mismo abiertos 14 proyectos de innovación”, nos explicaron. Todos ellos están diseñados para responder a necesidades reales del entorno productivo o educativo.
Biotecnología: del barro al vino
La visita comenzó en el laboratorio de biotecnología, donde la profesora Aurora Salgado nos mostró un proyecto desarrollado en colaboración con la empresa Viaqua. “Trabajamos en proyectos que tienen aplicación directa en el territorio. Ahora estamos optimizando un sistema para recuperar ácidos grasos volátiles a partir de los fangos de depuradoras”. La investigación combina competencias de análisis microbiológico, bioquímica y tratamiento medioambiental.
En el mismo espacio, otro equipo aplica citometría de flujo a la detección de contaminaciones microbianas en bodegas, con el objetivo de ofrecer una herramienta rápida y precisa para la industria vinícola gallega. También se investiga el uso cosmético de barros termales gallegos. “Estamos caracterizando el barro, determinando qué minerales tiene, y valorando si tiene propiedades para la piel”, nos explicó Salgado.
Todo el equipamiento técnico –hornos de secado, centrífugas, pipetas electrónicas, espectrofotómetros– está dispuesto sobre bancos de acero inoxidable, en un entorno que recuerda a un centro universitario o a un laboratorio de I+D+i. ¿Quién dijo que la investigación –y sobre todo la aplicada– es coto de la universidad? Aquí todo se vincula directamente a la Formación Profesional: los asesores son docentes de FP con destino temporal en el centro, y los resultados buscan tener impacto en los ciclos formativos.
Amazon en estado puro
Desde el laboratorio cruzamos al espacio dedicado a la industria avanzada. Allí, Fernando González nos presentó un entorno de aprendizaje donde se reproducen procesos reales de producción. Tres estaciones interconectadas permiten trabajar secuencias completas de fabricación: selección, manipulación, control de calidad y verificación visual. “Aquí trabajamos con automatismos, sensores, redes de comunicación industrial, visión artificial y robótica colaborativa. Este es un entorno de Industria 4.0, y estamos dando el salto a la 5.0”, explicó.
Las imágenes del informe muestran una sala equipada con brazos robóticos, transportadores, sensores y paneles de control físico. Se trata de un entorno altamente tecnificado en el que el profesorado técnico de distintas especialidades realiza formación práctica directamente sobre maquinaria real.
Preparado para un ciberataque
El recorrido continuó en el aula de ciberseguridad industrial, uno de los espacios más impactantes del centro. Ricardo Mijares nos explicó el funcionamiento de los gemelos digitales, sistemas virtuales que simulan el comportamiento de una instalación física. “Recreamos escenarios de ciberataques en tiempo real sobre entornos virtuales. Esto permite que el profesorado pueda entrenarse con condiciones muy cercanas a las reales”.
En el laboratorio, racks de servidores y pantallas muestran mapas de red, logs de acceso y códigos que representan simulaciones de vulnerabilidades. Todo el sistema permite diseñar formaciones específicas para prevenir amenazas en entornos de producción reales. “La industria está muy centrada en la parte preventiva de los procesos productivos”, añadió Mijares.
Fabricación Aditiva: la innovación en tres dimensiones
El recorrido continúa por la sala de Fabricación Aditiva, donde el olor del material fundido anuncia un tipo distinto de aprendizaje.
Varias impresoras 3D, de precios que oscilan entre los 3.000 a los 100.000 euros, trabajan sin descanso, depositando capas finísimas de plástico y resina. Sobre las mesas se acumulan piezas terminadas: engranajes, soportes, maquetas y moldes.
Los asesores explican que este espacio permite a los docentes experimentar el proceso completo, desde el diseño digital hasta la impresión final. Muchos de los prototipos que se elaboran aquí sirven después para otros proyectos del centro: estructuras para simuladores de robótica, soportes de sensores o componentes para dispositivos experimentales.
La quinta sala del recorrido está dedicada a los proyectos de energía y sostenibilidad ambiental. Uno de los asesores nos explicó que el objetivo de esta línea es integrar distintas fuentes energéticas.
El proyecto estrella investiga las posibilidades de generación de energía adicional en un vehículo eléctrico. Y es que la presión de las ruedas, la pintura de la carrocería o el aire que entra por las turbinas pueden pueden ser fuentes de energía que alarguen la duración de la batería. “Este proyecto está constituido por varias líneas de investigación de cara a la recarga de la batería del vehículo eléctrico, no la recarga completa, sino el favorecimiento, la prolongación de la vida de la batería”, nos explican.
Gastronomía multisensorial: innovación desde la cocina
La siguiente parada fue la más inesperada. Tras una puerta de cristal se abre una sala cálida, con encimeras de acero, vitrinas, etc. Es el espacio dedicado a la gastronomía multisensorial, un proyecto singular en el que la ciencia y la hostelería se dan la mano.
El equipo del área explicó que aquí se exploran nuevas formas de entender la experiencia culinaria, aplicando tecnologías de vanguardia: diseño digital de menús, control de temperaturas mediante sensores y proyecciones que recrean entornos gastronómicos.
El enfoque, nos contaron, es formativo: se busca que los estudiantes de FP de las familias de Hostelería y Alimentación aprendan a diseñar experiencias completas, no solo a preparar platos.
Experiencias inmersivas: el aula virtual que ya existe
El recorrido terminó en el área más sorprendente del centro: la dedicada a las experiencias inmersivas. Al entrar, la luz se atenúa. Las paredes, cubiertas de proyecciones, crean la ilusión de estar dentro de un entorno virtual. Las posibilidades, casi infinitas: “Estamos colaborando con centros de FP y con bodegas y denominaciones de origen para hacer una experiencia gastronómica multisensorial inmersiva”. Y siempre con clara visión de negocio: “Hemos hecho la grabación de las bodegas y denominaciones de origen para hacer la experiencia de turismo y enogastronomía. El sector enológico gallego es muy potente en la comunidad, y a partir de él se potencia el sector turístico y gastronómico gallego”.
Uno de los asesores nos explicó que en este espacio se diseñan entornos de formación simulada: talleres mecánicos, aulas sanitarias o espacios de atención al público, todos reproducidos digitalmente para que el profesorado pueda entrenar competencias en condiciones seguras y repetibles.
Además, nos cuentan, “hemos desarrollado un área de realidad virtual para la innovación metodológica en el aprendizaje de inglés técnico-profesional. No partimos de un inglés genérico: cada simulador está diseñado para una familia profesional distinta”. Y esto es solo un ejemplo. “El profesor puede configurar cualquier situación real de aprendizaje: por ejemplo, la recepción de un hotel, la entrega de un paquete o la visita de un fontanero. La inteligencia artificial hace que el avatar se comporte como el profesor determine en esa escena”.
De la idea al prototipo: emprendimiento con sello FP
Uno de los elementos diferenciales del Centro Galego de Innovación da FP es su apuesta por el emprendimiento. A través del área de Emprendemento Industrial, el centro acompaña a alumnado y profesorado en el desarrollo de ideas tecnológicas que pueden convertirse en prototipos reales. “Aquí lo que hacemos es identificar proyectos, ayudar a transformarlos en prototipos y acompañar todo el proceso hasta su validación o registro”, explicaron desde el equipo de asesoramiento.
Uno de los ejemplos más significativos es el proyecto que ha desarrollado una solución de limpieza automática de fosas sépticas sin necesidad de conexión eléctrica. La propuesta surgió como respuesta a un reto lanzado por la empresa gallega Viaqua, y fue desarrollada por un grupo de alumnos con el apoyo del centro. “Colaboramos en el desarrollo de ese prototipo con el grupo de alumnos. En este laboratorio se hizo el prototipo inicial antes de llevarlo a la realidad”, recordaron los asesores del área de fabricación aditiva.
La iniciativa ya ha sido registrada como modelo de utilidad ante la Oficina Española de Patentes y Marcas. Este hecho convierte al centro en pionero dentro de la red de FP gallega, al lograr una transferencia real desde el aula a la industria.
El centro también trabaja en coordinación con la Consellería para regular la gestión de los derechos de propiedad intelectual generados. “Estamos tramitando un decreto para gestionar los derechos de propiedad industrial de estos proyectos”, nos confirmaron durante el recorrido. La medida permitirá que las iniciativas nacidas en el centro puedan tener una protección jurídica adecuada y, eventualmente, llegar al mercado.
Porque cuando hay emprendimiento hay mercado y cuando hay mercado hay –o puede haber– un próspero negocio. La Xunta no es ajena a esta posibilidad y contempla recibir un justo porcentaje de los beneficios que pudieran derivarse de estos prometedores proyectos desarrollados por los alumnos con el apoyo de sus profesores.
Pensábamos despedirnos deseando suerte. No creo que sea necesaria ante tanto talento, ingenio y recursos de los que hemos sido testigos en el Eduardo Barreiros. Pero, por si acaso, suerte.
Un modelo español en el mapa europeo de la investigación en FP
En el ámbito internacional, los sistemas de Formación Profesional más innovadores han apostado por integrar investigación, tecnología y colaboración con el tejido productivo. Alemania es uno de los países más citados por su modelo dual y por instituciones como el BIBB (Federal Institute for Vocational Education and Training), que investiga y desarrolla propuestas para adaptar la FP a los retos económicos y sociales del país.
Es además centro UNEVOC de la UNESCO y referente global en gobernanza e innovación aplicada en formación técnica. Realiza estudios sistemáticos, publica el VET Data Report, asesora al gobierno y desarrolla proyectos piloto para modernizar la FP. Trabaja en cooperación con institutos de educación superior, universidades y redes internacionales para innovar en evaluación de competencias, digitalización y aprendizaje dual.
También Suiza ha diseñado una estrategia específica para convertir a la FP en el centro de la innovación profesional. Swiss Federal University for Vocational Education and Training (SFUVET) es el centro de competencia nacional para la FP e investigación. Desarrolla investigación aplicada en torno a la enseñanza-aprendizaje, integración al mercado laboral y control de calidad en FP.
En ese contexto, el Centro Galego de Innovación da Formación Profesional Eduardo Barreiros ha empezado a ocupar un lugar propio. A diferencia de otros centros, no se limita a incorporar nuevas tecnologías en el aula, sino que impulsa proyectos con impacto real, que ya se han traducido en patentes, modelos de utilidad y colaboraciones con empresas. Además, organiza actividades de formación permanente para el profesorado, integrando los avances metodológicos en las aulas de toda Galicia.
Otro de sus rasgos diferenciales es su dimensión como nodo de conexión internacional. Por sus instalaciones han pasado equipos directivos y técnicos de otros países europeos, y ha generado acuerdos de colaboración en el marco de Erasmus+ y otros programas. Su trabajo combina innovación educativa, transferencia tecnológica y formación del profesorado, tres pilares presentes también en los sistemas punteros.
Sin replicar modelos, pero aprendiendo de ellos, este centro gallego comienza a ser observado desde fuera como una experiencia singular que aporta valor añadido a la red internacional de centros de excelencia en FP.







