¿Hablas conmigo... DECINE? con Hugo Welzel y Christian Checa protagonistas de 'Enemigos'
Nuevo episodio de ¿Hablas conmigo… DECINE?, y esta vez charlamos con dos de los actores jóvenes con más proyección del cine español actualmente, Christian Checa y Hugo Welzel, protagonistas de Enemigos, la película de David Valero que ha sorprendido por la química inesperada entre los dos actores y por la dureza con la que aborda el tema del acoso escolar. Tras su paso por salas de cine, la película se ha convertido en un pequeño fenómeno en Amazon Prime y está conectando con espectadores de todas las edades.
Lejos del tono áspero que uno podría imaginar después de ver la película, Christian y Hugo se sientan a conversar como dos amigos que bromean y agradecen el trabajo del otro. Lo que se ve en pantalla, esa evolución desde el odio visceral hasta una amistad casi impensable, nace de un proceso de ensayos que incluyó quedar antes de conocerse, verse un Madrid–Barça juntos y compartir lecturas con el director, que buscaba ante todo verdad, no artificio. “No puedes encorsetar el arte”, dice Christian, que insiste en que el rodaje permitió que la energía del momento se viera en cada escena.
El proceso actoral y construir a los personajes
Uno de los puntos más fascinantes de la conversación llega cuando hablamos del trabajo actoral. El personaje de Hugo, el Rubio, pasa buena parte de la película paralizado, obligado a interpretar casi exclusivamente con la mirada. Y, sin embargo, el actor lo vivió como un privilegio. “Es la herramienta que uso siempre; aquí simplemente se acentúa”, explica. Lo difícil no era la quietud física, sino encontrar humanidad en alguien que, a priori, ha hecho cosas imperdonables. No justificarlo, sino mostrarlo. Dejar que el espectador juzgue lo que quiera juzgar.
Christian, por su parte, habla del reto de construir un personaje que cambia su forma de ver el mundo de manera radical. A Simón lo guía el dolor, la rabia, el miedo y, finalmente, la empatía. Y aunque él mismo reconoce que como persona actuaría distinto, los largos ensayos con Valero les ayudaron a encontrar la lógica interna del personaje. “Hay expresiones que son mías o de Hugo, pero que en la peli suenan de otra manera”, cuenta, casi sorprendido, como si durante el rodaje hubieran descubierto una versión de sí mismos que no sabían que existía.
Y es ahí donde Enemigos cobra una fuerza inesperada, pone el foco en la raíz del acoso, en lo que nadie suele mirar. No en la víctima, que no tiene culpa de nada, sino en quien ejerce la violencia. Ese enfoque no ha sido gratuito. Desde que se estrenó, ambos actores reciben mensajes de víctimas, sí, pero también de personas que confiesan haber hecho bullying. Gente que se vio reflejada en el extremo del Rubio y se reconoció en esa herida, en esa destrucción silenciosa que también deja cicatrices. “Ya solo por eso la peli ha merecido la pena”.
Cine, plataformas y un público que descubre otra película
La charla gira inevitablemente hacia el estado actual del cine. La película funcionó sorprendentemente bien en salas, aunque su gran explosión llegó en Prime Video, donde se ha visto en medio mundo. Para ellos, las plataformas son una bendición y un síntoma de los tiempos, pero también una pérdida: “Se está perdiendo la magia del cine”, lamenta Hugo. Esa sensación de estar dos horas a oscuras, sin móviles, sin pausas, sin llamadas del primo para contarte una tontería.
Entre risas, recuerdos del rodaje y comentarios sobre el reparto, los actores subrayan algo que a veces se olvida, Enemigos no es una película “de chavales para chavales”. Es una historia que interpela por igual a un adolescente, a un padre o a un espectador de 70 años que nunca ha vivido ni presenciado un caso de acoso. Una cinta que se atreve a plantear preguntas incómodas, que hila un debate profundo sin moralinas y que busca, ante todo, cambiar la mirada.