José Luis Carbonell: «La educación es una zona de conflictos, pero eso no una fatalidad»

En el IES Virgen de la Paloma, sede fundacional del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, se celebró el 25º aniversario de esta institución que, desde 1996, articula la participación de la comunidad educativa madrileña. “A lo largo de estos años hemos abordado los retos de cada momento con el compromiso de escuchar a todos los sectores”, afirma Pilar Ponce, actual presidenta del Consejo, en el mensaje institucional que encabeza el programa conmemorativo. “La educación es un proyecto compartido”, añade, en una defensa firme del carácter plural, consultivo y abierto del órgano que representa.
MagisterioJueves, 6 de noviembre de 2025
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La actual presidenta del Consejo Escolar, Pilar Ponce, con sus antecesores.

La primera mesa del acto reunió a los seis expresidentes del Consejo Escolar en una conversación moderada por Pilar Ponce. Aunque el marco era conmemorativo, las intervenciones no rehuían la autocrítica, ni el debate.

Desde el inicio, José Luis Carbonell marcó el tono al afirmar: “La educación es una zona de conflictos. Pero los conflictos no son una fatalidad. Pueden y deben ser superados”. Con esta declaración, abría un espacio de reflexión sobre el papel del Consejo como amortiguador institucional frente a las tensiones ideológicas. Su advertencia fue directa: “No todo el mundo cree en la posibilidad del acuerdo”.

Pedro Rosés, presidente entre 2000 y 2002, contrastó esa crítica con una visión más moderada. Reivindicó la escucha como herramienta política e institucional: “La escucha supone un valor ético, un valor intelectual y un valor práctico para acertar en las políticas públicas”.

Francisco López Rupérez, presidente entre 2007 y 2012, se situó en el plano estratégico. Reivindicó una gobernanza educativa basada en conocimiento: “Cuando la complejidad de los sistemas educativos aumenta, las políticas deben ser intensivas en conocimiento”, afirmó, y añadió: “La racionalidad basada en hechos, evidencias y conocimiento no solo permite el acierto, sino también facilita el acuerdo”.

Gabriel Fernández Rojas continuó esa línea, subrayando el papel del Consejo como espacio de análisis del presente y proyección hacia el futuro. “Tenemos que ver y analizar por dónde va el mundo y conversar”, señaló. Y añadió: “El Consejo Escolar pide que se resuelva en el plano de la participación, de la reflexión”.

Con tono firme, Rafael Carbonell puso sobre la mesa la necesidad de asegurar el seguimiento de las recomendaciones emitidas: “En algunos dictámenes, deberíamos conocer con mayor exactitud el grado en el que han sido incorporadas nuestras recomendaciones”. Reivindicó también la autonomía institucional: “La independencia es fundamental. No debemos sentirnos vinculados a una administración. Debemos actuar en función de lo que somos”.

Cerró la mesa Alicia Delibes, presidenta en 2020, en plena pandemia, con una llamada a la prudencia ante la innovación educativa generalizada. “Las innovaciones en educación hay que hacerlas con mucho cuidado y no con toda la población a la vez”, afirmó. Y completó su intervención con una anécdota reveladora: “Un compañero me dijo: ‘los experimentos, con gaseosa’. Y tenía razón”.

Francisco López Rupérez "

La racionalidad basada en hechos, evidencias y conocimiento permite el acierto y facilita el acuerdo

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Una memoria activa de la participación

La segunda mesa, bajo el título “25 años de consenso y participación”, reunió a consejeros de distintas etapas. Lo que podría haber sido un ejercicio de nostalgia se convirtió en una reivindicación del Consejo como herramienta viva de participación.

Emilio Díaz, consejero desde la fundación del órgano, definió el Consejo como “una buena escuela de institucionalidad”, destacando que “el consenso aporta serenidad, armonía y una mirada amplia”. Isabel Galvín, en representación de Comisiones Obreras, añadió: “Hemos tratado de hacer nuestras aportaciones con rigor, conocimiento, experiencia y datos”. Y cuando no se alcanzó el consenso, recordó, “funcionamos democráticamente, y eso también es parte del aprendizaje institucional”.

Jesús Núñez, con años de presencia ininterrumpida en el Pleno, elogió el trabajo de los presidentes y equipos técnicos: “Han tenido un papel fundamental para llegar a acuerdos y solucionar la cantidad de temas que se nos presentaban”. A su juicio, el equilibrio entre continuidad institucional y renovación personal ha sido una de las fortalezas del Consejo.

José Luis Pazos fue más reivindicativo, y pidió reforzar el papel de los consejos escolares de centro: “El Consejo tiene que ser el padre de los consejos escolares de los centros”, afirmó, denunciando la desconexión actual. También señaló la falta de seguimiento como una debilidad estructural: “El Consejo Escolar hace propuestas, pero no escucha después qué ocurre con ellas”.

Gabriel Fernández Rojas "

Tenemos que ver y analizar por dónde va el mundo y conversar

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La conferencia: racionalidad, evidencias y estrategia

Antes del cierre artístico, Francisco López Rupérez impartió una conferencia centrada en el papel de los Consejos Escolares en la formulación de políticas educativas eficaces. “Los Consejos no son una invención de las administraciones, sino un desarrollo del mandato constitucional del artículo 27”, recordó.

Insistió en la necesidad de superar el marco ideológico con herramientas de análisis: “La racionalidad es una vía sólida hacia la pureza”, afirmó. Y propuso una gobernanza educativa basada en la evidencia, capaz de operar en un contexto de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.

Isabel Galvín "

Cuando no hemos alcanzado el consenso, hemos funcionado democráticamente

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El hilo que nos une

La clausura del acto estuvo marcada por la presentación de la obra El hilo que nos une, realizada por el profesor Ze Carrión, del colegio San Gabriel, junto a su alumnado. Carrión explicó que el cuadro es “una reinterpretación de Kirchner, con colores intensos como nuestros alumnos, pinceladas angulosas como es la educación, y una visión distorsionada como el futuro incierto”.

La pieza representa a todas las edades y sectores de la comunidad educativa: “Desde el bebé hasta el jubilado, todos están unidos por ese hilo, que es el corazón del cuadro”. Ese corazón, pintado por una alumna, simboliza lo que Carrión definió como “el sello que deja la educación: ese hilo que nos une”.

La presidenta Pilar Ponce cerró el acto entregando al autor un reconocimiento por una obra que, en sus palabras, “representa a todos los sectores de la comunidad educativa madrileña”.

José Luis Pazos "

El Consejo tiene que ser el padre de los consejos escolares de los centros

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