La dictadura de Franco en las aulas: clases polarizadas y alumnos influidos por las redes
«Las redes sociales están blanqueando a Franco», coinciden varios educadores, preocupados por el desconocimiento que tienen los jóvenes sobre la dictadura y reivindicando una docencia rigurosa que permita reflexionar sobre ese periodo histórico con actitud crítica. Ismael Alí es profesor de Artes Plásticas del instituto Diego Marín Aguilera de Burgos y todos los años narra a sus alumnos de 14 y 15 años el porqué de la obra Guernica, de Pablo Picasso: «El profe solo dice lo que dice la historia. La gran mayoría de docentes enseña sin ningún tipo de ideología política».
El profesor de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Sergio Riesco añade que la Historia se debe impartir con metodología científica para llegar a conclusiones fundamentadas y cree que en la España de los años 80 y 90 no se apostó por un rigor que pudiera superar los tópicos de la Guerra Civil española y el franquismo. Una situación que ha desembocado en una reacción posterior más vehemente y radical, señala.
«En general, los docentes son buenos profesionales, aunque en algunos casos abunda la autocensura para no meterse a fondo en estos temas», señala Riesco tras explicar que como corrector de exámenes de selectividad, en los últimos años ve un «sesgo equidistante» en las respuestas de alumnos de centros concertados o privados. Reconoce que una parte del cuestionamiento que percibe en las aulas sobre la dictadura viene de las redes sociales y apunta que en la universidad cuando los profesores hablan con vehemencia sobre valores democráticos o sobre feminismo, «hay una parte del alumnado que si no protesta, desconecta».
«El problema es que creen más a un reel de Instagram o a un vídeo de TikTok que a un profesor o a un libro de historia», señala otra profesora de un instituto público burgalés que adelanta el orden del temario para poder profundizar en esa época.
El director del área de colegios CEU, Rául Adames, en entrevista con Efe también apunta a una polarización, pero no solo por las redes, sino también por los planteamientos: «Si se cargan mucho las tintas en una edad como la del adolescente y no se dan razones objetivas, se provoca esa radicalización». «La sobrecarga de posicionamientos provoca efectos contrarios a lo que se busca», incide, mientras apuesta por un «análisis riguroso y honesto de esa etapa para que los alumnos hagan un juicio correcto de la historia».
A mayor desconocimiento, más polarización
Recientemente, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado una encuesta que refleja que el 21,3% de los españoles considera que los años de la dictadura franquista fueron buenos o muy buenos para España. La historiadora aragonesa y comisionada para la Celebración de los 50 años de Libertad en España, Carmina Gustrán, señala que el desconocimiento de la dictadura influye en la percepción que se tiene de esta. «Si en nuestras casas y familias no hablamos de nuestro pasado reciente, y tampoco lo hacemos en las instituciones educativas, estamos dejando vía libre a que el único canal por el que la juventud se informe sea a través de redes sociales», remarca.
Los alumnos llegan con 15 y 16 años al Bachillerato sin conocimientos sobre qué ocurrió en la guerra, a quienes enfrentó y por qué, señala otro docente de instituto que afirma que «la mayoría de las veces hablan de Franco como una persona que hizo cosas buenas por España». «No sabemos qué porcentaje es rescatable por puro desconocimiento, pero el deber del Estado es sacar de la ignorancia a esos jóvenes», recalca Emilio Silva, sociólogo y fundador de la plataforma Aulas con Memoria.
Libertad de cátedra y una PAU que condiciona
«Mi experiencia es que dependemos de la tipología del colegio y del profesor concreto. Hay poco dique de contención hacia todos los lados, y es una pena porque redunda en una peor formación de los jóvenes», señala el director de colegios CEU, que incide en que también hay matices en el temario según comunidades autónomas. Por otra parte, las pruebas de acceso a la universidad (PAU) condicionan la enseñanza de esta materia: «El temario queda absolutamente marcado por las preguntas y las indicaciones que dan de la PAU», afirma Adames.
Silva, por su parte, lamenta que todo dependa del tiempo que le quiera dedicar el docente. «El profesorado no tiene margen para fomentar debates y para involucrar al alumnado de forma activa y hacerle partícipe de investigaciones», coincide la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres, FAPA Giner de los Ríos, María del Carmen Morillas, mientras la presidenta de Ceapa, María Sánchez, señala que en Bachillerato debería incidirse menos en la prehistoria, Roma o Grecia.
¿A qué edad conocen los jóvenes la dictadura española?
En segundo de Bachillerato es obligatorio llegar a la Historia Contemporánea y en cuarto de la ESO se imparte Geografía e Historia, pero sin precisar tanto los contenidos. Algunos docentes ven necesario una asignatura solo de la II República y de la dictadura de Franco, mientras otros abogan por hacer pedagogía constante y que la enseñanza sea trasversal. «Llegamos tarde a una etapa que es importante y necesaria», considera el director de colegios CEU, mientras la coordinadora de la sección de Pedagogía en el Colegio Oficial de Docentes de Madrid, Ana Roa, recuerda que en el antiguo BUP se impartía un año antes que ahora.
Llevar la memoria a las aulas
Silva explica que Aulas con Memoria nació ante la preocupación de algunos docentes por el desconocimiento que tenía su alumnado de la dictadura de Franco. «En las aulas se llegaba a escuchar el ‘Cara al Sol’ (himno de la Falange)», relata a Efe tras considerar que los libros de texto han «fabricado ignorancia durante décadas». Recuerda que hace ocho años la editorial SM publicó una foto de una fosa común del franquismo y abría el debate para que los alumnos opinaran sobre ello, pero que otra decena de editoriales ni lo mencionaban.
El papel de las editoriales
En conversación con Efe, la editorial SM señala que sus libros han evolucionado ante el acceso a un mayor número de fuentes de investigación, más variadas y con diferentes puntos de vista y destaca que la sociedad tiene ahora «una mayor madurez y perspectiva histórica» para abordar este capítulo. Sin embargo, cada vez son más los profesores de Historia que dejan a un lado los textos y recopilan información por su cuenta. De hecho, el CEU ha sacado su propia línea editorial de Historia para segundo de Bachillerato: «No nos sentíamos a gusto con ninguna editorial», señala Adames, mientras el profesor de la UCM recuerda que «jamás tuvo un veto» cuando trabajó en Vicens Vives, «pioneros en hablar de cifras de la represión franquista».
