La triple excepcionalidad en las altas capacidades
Hace tiempo que quería abordar el tema de la doble y de la triple excepcionalidad en las altas capacidades. Lo primero que hay que señalar es que un individuo que tiene altas capacidades no tiene por qué tener autismo y TDAH. Igualmente, alguien que tiene autismo no necesariamente tendrá altas capacidades y TDAH, así como también hay quienes tienen TDAH y creen tener, de manera errónea, autismo y altas capacidades, como en los dos casos anteriores mencionados.
Vivimos en una era en la que el sobrediagnóstico, tanto el propio como el que no ha sido llevado a cabo por especialistas en sus respectivos campos, ha convertido temas que deben ser tratados con rigor en una moda posmoderna auspiciada por ciertos medios de comunicación, redes sociales y, lo que es más inquietante, influencers que hablan sobre las altas capacidades, el autismo y el TDAH como si fueran algo que otorga estatus y permite marcar la diferencia con los demás.
No se pueden banalizar estas cuestiones que comprometen a tantas familias ni permitir que algunos individuos las aborden sin pasar por los rigurosos criterios de los profesionales. Han intentado convertir cuestiones identitarias al asociar las altas capacidades, el autismo y el TDAH como si fueran un elemento identitario, haciendo que el autodiagnóstico forme parte de un colectivo, sin que se comprenda adecuadamente cuáles son los objetivos que buscan. Hay que hacer frente, desde la ciencia, a estas plataformas que desinforman, para que entiendan que esto no es un juego de PlayStation y que, según les convenga, pueden considerarse de alta capacidad, tener autismo o TDAH. Dicho esto, personalmente no he conocido a una persona que tenga altas capacidades con triple excepcionalidad, siendo la más habitual la doble excepcionalidad, que consiste en las altas capacidades y el TDAH.

