Rosa Rocha: "Los alumnos maduran en los IES, no en entornos proteccionistas como los CEIP"
La presidenta de la Asociación de Directores de Institutos Públicos de Madrid (ADIMAD) y directora del IES Guadarrama, Rosa Rocha, ha expresado en declaraciones a MAGISTERIO su preocupación por la permanencia de los alumnos de primero y segundo de la ESO en centros de Educación Primaria. Una medida que ha sido defendida por la Comunidad de Madrid en nombre de una transición más progresiva y ha sido avalada por el informe de la Fundación Europea Sociedad y Educación presentado hoy.
Sin embargo, desde la experiencia en los institutos, el diagnóstico es distinto. “Los alumnos de primero y segundo de la ESO permanecen en los colegios, pero los profesores que están impartiendo en clase realmente no se sabe muy bien a qué claustro pertenecen, si al del colegio o al de los institutos”. A esta falta de integración se suma una grave carencia organizativa: “No hay coordinación, no hay preparación y organización de las asignaturas”.
El coste de esta descoordinación se observa en el momento de incorporarse al instituto. “Ya nos estamos encontrando con que claro, los alumnos cuando llegan en tercero de la ESO no van a venir preparados adecuadamente para determinados campos como matemáticas, lengua propia, historia, tal y como ocurriría si estuviesen en el instituto”.
Ya nos estamos encontrando alumnos que llegan a 3º de la ESO y no están preparados
"La madurez se construye fuera del entorno cerrado
Desde su posición como directora de un centro de secundaria, Rocha defiende que los institutos están preparados para acoger al alumnado de estas edades. “Los institutos tenemos muchos recursos que hemos ido desarrollando a lo largo de los últimos, sobre todo los últimos 20 años, en convivencia, en herramientas para que se gestionen las dificultades”.
Además, advierte de que el entorno del colegio no siempre protege tanto como se cree. “En estas edades precisamente es donde más situaciones de acoso y de ciberbullying se producen”.
El contacto temprano con entornos más diversos y complejos es, según explica, un factor positivo para el crecimiento personal de los alumnos: “Una vez que se incorporan los primeros días, los alumnos están fenomenal y además van creciendo, van adaptándose a otros entornos, se van haciendo más resilientes y además crecen, maduran”.
Frente a la idea de que los estudiantes de 12 años son demasiado pequeños para cambiar de etapa, Rocha recuerda que “nosotros les atendemos como preadolescentes. Ya no son niños pequeños”.
Y añade que el diseño original de la ESO ya contemplaba este tránsito progresivo. “Pensamos que esa es la etapa de la ESO”, señala. “Entonces, nosotros lo que les ayudamos es irse adaptando a esos cambios que les ocurren a nivel biológico, pero también a nivel madurativo y cognitivo”.
En su opinión, al mantenerse en los colegios, estos jóvenes pierden la oportunidad de desarrollar autonomía y habilidades sociales en un entorno menos protegido: “Permanecen en colegios que siguen un entorno cerrado y en el que no hay protegidos y no les ayuda ni a tomar decisiones, ni a relacionarse, ni a salir de un entorno excesivamente proteccionista”.
Rocha también ha rechazado con claridad la otra controvertida medida impulsada por la Comunidad de Madrid para paliar el déficit de docentes de matemáticas: permitir que estudiantes universitarios den clase en institutos antes de finalizar su formación. “Nos parece un parche que un alumno que está estudiando en tercero de Matemáticas empiece a impartir clase en el instituto”. Medida de la que ya informó MAGISTERIO.
Rocha denuncia que esta solución ignora tanto la preparación académica como la formación pedagógica necesaria para ejercer la docencia. “Primero, no tiene ni siquiera la titulación de matemáticas. Segundo, no tiene una formación pedagógica, no ha hecho un máster del profesorado y no va a saber cómo enfrentarse a alumnos que simplemente se lleva con ellos tres años de diferencia”.
A su juicio, esta decisión no responde a una estrategia educativa coherente, sino a una solución improvisada. “Si no tiene todas esas herramientas, lo único que estamos haciendo es parchear”.
La clave, según Rocha, no está en rebajar requisitos, sino en mejorar las condiciones del profesorado para atraer talento a la educación. “Hay que hacer que ser profesor sea atractivo también para estos alumnos que terminan Matemáticas, que se formen y que hagan el máster del profesorado y que luego pues poco a poco se incorporen al cuerpo”.
Además, recuerda que el problema de escasez de docentes no es exclusivo de esta especialidad: “El problema es que no hay profesores, no solo de Matemáticas y Física sino de otras muchas especialidades de FP”. Su conclusión es clara: “Esta no mejoraremos en nada, ni en PISA, ni en los resultados, ni en nada”.


