Salvar la educación ante su emergencia
El fin de la educación tal y como la conocemos es el contundente título de ese libro, que ya en la portada se presenta como ‘Manifiesto por la educAcción que nuestros hijos merecen’ y cuya autora –Sonia Díez, psicóloga y empresaria– ocupa cargos en diversas entidades y está implicada en numerosos proyectos de variada índole. Defiende que se está «ante un escenario de reconversión» educativa, «igual que en otro momento lo fue la siderurgia o la banca», ante lo que considera, en una entrevista con Efe, que hay que establecer prioridades porque el mundo «no se parece en nada» al que había cuando se diseñó la educación.
Díez sostiene que hay una emergencia educativa y alude al primer Barómetro EducAcción, elaborado por Metroscopia con la Cátedra EducAcción de la Universidad Autónoma de Madrid y apoyado por la Fundación Unicaja, que revela un consenso muy elevado en los asuntos que preocupan a los españoles.
Un 90%, por un cambio educativo urgente
Sonia Díez se ha referido al manifiesto ‘EducAcción’, coincidente con sus ideas sobre la educación y que recoge la voluntad que refleja el barómetro de que el 90% de la población española, independientemente de la comunidad autónoma donde se resida y del colegio al que envíen a los hijos –público, privado o concertado–, piensa que «la educación necesita un cambio urgente y profundo». Propone firmar ese manifiesto, impulsado por el movimiento ciudadano o ‘ecosistema de cambio educativo’ EducaAcción y la Fundación Cultura de Paz, que fundó Federico Mayor Zaragoza, quien defendía -según recuerda- que «el momento de la acción era ahora».
Díez, que fue directora de varios centros de enseñanza, ha explicado que se requiere «que la ciudadanía se ponga en pie de acción, no en plan beligerante, no desde un punto de vista partidista y politizado; sino de propuesta, acción y coparticipación en ese cambio para buscar soluciones conjuntas». Ve «muy difícil» un pacto de Estado de educación con el actual «ambiente político y social polarizado».
Ocho leyes educativas en la democracia
«Hemos tenido ocho leyes educativas en lo que llevamos de democracia, cada cuatro años ha cambiado la ley, más o menos esa es la media. Un partido llega al poder, genera una ley y el partido contrario se opone y lucha en contra», ha indicado. «Hemos aprendido que eso no funciona. El cambio educativo que implica a nuestros niños, profesores y sociedades es mucho más urgente que este juego bastardo de a ver quién le dobla el bíceps al contrario», ha añadido. «Activamos la potencialidad de la sociedad civil para poner énfasis en las cosas que se pueden cambiar», ha precisado.
A partir del próximo año iniciarán proyectos piloto para evidenciar prácticas que pueden ayudar a tomar mejores decisiones y pedir al poder legislativo que actúe. «Nuestros niños y jóvenes están perdiendo la motivación, perdiendo la sensación de anclaje a sus comunidades y participan cada vez menos en asuntos sociales. Queremos invitarles a formar parte y con esperanza de las soluciones, no solamente ser víctimas de nuestras decisiones como adultos», afirma.
Flexibilización
Sonia Díez analizó la situación en varios países y comprobó en la educación «una flexibilización, no solamente de contenidos curriculares, sino de modelos organizativos». «Más allá de las modificaciones incluidas como innovaciones en el aula, pedagógicas, metodológicas; surgen modelos de cambio mucho más radicales en la flexibilización, aprovechando lo que traen las inteligencias artificiales, pero también en la organización y estructura del sistema», ha manifestado.
Menciona modelos de promoción entre cursos académicos o la elección de áreas de interés del alumno para avanzar, independientemente de un currículum estandarizado; su ventaja es que «conecta de forma más natural con el interés de los alumnos y es un incentivo al empoderamiento de su toma de decisiones». «Supone una reconversión del modelo, tanto la figura del profesor como el contenido académico o la acreditación de credenciales cambian radicalmente. Solo aquellos que no quieran mirar un poquito más allá de su ombligo podrán defender que la educación seguirá siendo como venía siendo», asevera.
«Está terminando un ciclo y empieza otro completamente nuevo, es normal porque también nuestro mundo está cambiando», ha asegurado. Ante este panorama cree que «no hay recetas», pero sostiene que «todos» tienen que apoyar: «No puedes dejar abandonado un sector productivo porque sea víctima de una concatenación de cambios que no eran esperados».
