Javier Urra y el otro: “Sin el otro, ¿Quién soy yo?”

Nuevo episodio de ¡Hip, hip, Urra!, el psicólogo Javier Urra pone el foco en "el otro", aquel que constituye nuestra identidad.
Diego Moreno-ArronesMartes, 16 de diciembre de 2025
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En un nuevo episodio de ¡Hip, hip, Urra!, Javier Urra invita a reflexionar sobre una idea cotidiana, la presencia del otro. Ese otro que es distinto, pero que sin embargo, constituye nuestra identidad, nos delimita y nos impulsa. Urra propone una mirada humanista que atraviesa la biología, la psicología y la convivencia social, no hay un yo sin un tú.

El episodio comienza con una afirmación rotunda, nacemos como parte de la especie humana, pero no somos persona hasta que el otro nos sostiene, nos mira, nos nombra. Es el apego, el vínculo y la experiencia compartida lo que nos transforma. “El yo no existe sin el otro”, señala Urra, recordándonos que la identidad personal es, en esencia, una construcción relacional. Somos porque alguien nos mira, porque alguien nos reconoce.

Convivir no siempre es fácil

Urra reconoce que convivir es un arte complejo. Colaboramos, cooperamos, crecemos juntos, pero también discutimos, competimos, entramos en conflicto. No siempre interpretamos igual las normas, y aun así, insiste, la convivencia solo es posible cuando reconocemos la importancia del otro. El mundo, recuerda, está poblado por más de 8.000 millones de personas, cada una con su propio recorrido vital. Otros que nos precedieron y otros que vendrán. Cada uno con una historia que se cruza, aunque sea mínimamente, con la nuestra. Ante esa inmensidad humana, comprender al otro es comprender nuestro lugar en el tablero común de la vida.

Urra dedica una parte importante del episodio a la empatía, esa capacidad de situarse en el lugar del otro para comprender qué siente. Recorre el trabajo de Antonio Damasio para explicar la importancia de las neuronas espejo y de los lóbulos frontales en esa tarea de resonancia interna. Ponerse en el lugar del otro no es un acto poético, sino un mecanismo neurológico que sostiene la convivencia.

Y ahí está el desafío, entender por qué alguien actúa como actúa, incluso cuando nos desconcierta o nos enfada. Vivir entre otros implica traducir constantemente.

Soy porque me miras

El episodio se cierra con una reflexión, sin el otro no hay palabra, no hay conversación, no hay comunicación. Es el reconocimiento mutuo lo que da sentido al intercambio humano. Somos, en última instancia, un entramado de miradas cruzadas.

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Si ustedes no me ven, si ustedes no me escuchan, ¿para qué hablo yo?

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Urra nos recuerda que entender al otro no es un gesto de cortesía, sino una condición para existir plenamente. Reconocer al otro como parte de uno mismo no solo es un acto ético, es una manera de sostener lo humano.

En la mirada de Javier Urra, el otro no es una amenaza ni un obstáculo, sino el principio básico de nuestra identidad. Un espejo que nos define y nos abre al mundo.

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