La segunda oportunidad del PDC: el programa que tiende la mano para que casi 2.300 adolescentes gallegos consigan titularse
El Programa de Diversificación Curricular está enfocado a que los adolescentes logren superar las asignaturas de la ESO con una formación más concentrada y con una atención más personalizada. © ADOBE STOCK
Valeria (nombre ficticio) tiene 14 años. Como todas las mañanas, comienza su jornada educativa en la clase del primer curso de PDC del Frei Martín Sarmiento de Pontevedra. Aunque ella forma parte de uno de los cursos genéricos de tercero de la ESO (donde imparte las materias comunes), es en el aula de PDC, junto a sus otros ocho compañeros, donde recibe formación en las áreas de competencia científica y lingüística.
Como ella, otros 2.276 adolescentes gallegos tienen la opción de poder apoyarse en este programa en alguno de los 165 IES y CPIs de la comunidad autónoma que cuentan con esta iniciativa, de cara a lograr superar las asignaturas con una formación más concentrada y con una atención más personalizada.
Pero, ¿qué significa PDC? Se trata del Programa de Diversificación Curricular, una iniciativa que existe ya desde la LOGSE y que se imparte en toda España, aunque es poco conocido entre las familias del alumnado de la ESO. De hecho, el sistema para que un estudiante pueda cursar PDC requiere siempre una entrevista entre los tutores del menor y el orientador del centro, de cara a que se le explique lo que significa y las diferencias que posee con respecto al tradicional tercer y cuarto curso de Secundaria.
Se trata de una medida de atención a la diversidad extraordinaria que se crea a petición de cada centro. “Estamos hablando de una vía alternativa a la ESO para ayudar a un alumnado seleccionado”, explica Judith Fernández, directora Xeral de Ordenación e Innovación Educativa de la Consellería de Educación, Ciencia, Universidades e Formación Profesional de la Xunta de Galicia. “No existe en todos los centros porque cada uno de ellos elige la adaptación curricular que considera más óptima para su alumnado. Es el propio instituto el que solicita a la Administración su puesta en marcha”.
Judith Fernández muestra su satisfacción por un programa que tanto la Consellería como las direcciones de los centros, los docentes que lo imparten, el alumnado y las familias han catalogado, a lo largo de estos años, como de “exitoso”.
“La mayoría de los alumnos logran titular en la ESO y eso es lo más importante”, añade. “Estamos hablando de estudiantes que necesitan unas medidas extraordinarias de apoyo que están basadas, en el caso de la PDC, en una adaptación curricular que supone la agrupación en ámbitos de las materias con más carga, es decir, en el ámbito del lenguaje y en el de la ciencia”.
De esta manera, las asignaturas como Matemáticas, Física, Biología… se agrupan en el Ámbito Científico-Tecnológico, y las de Lengua Castellana, Gallego, Historia… en el Ámbito Lingüístico Social. El resto de materias, como Valores, Música, Educación Física… las imparten con el resto de los alumnos del curso que les corresponda.
Un profesorado muy implicado
Faltan dos días para que lleguen las vacaciones de Navidad. La tutora de Valeria les va a dar hoy una gran sorpresa: hoy desayunarán todos juntos en la cafetería del instituto. Es una manera de seguir creando lazos entre ellos. “Nuestro mayor esfuerzo es que logren generar compañerismo, que logren aprender a resolver conflictos… son jóvenes que tienen que trabajar diversos aspectos, no solo formativos, para sacar provecho de este proyecto”, explica Irene Santiago, una de las docentes que se encarga de estos cursos en el IES Frei Martín Sarmiento.
Yolanda Garrido, otra de las docentes de este centro dedicada a PDC, nos comenta que “darles clase resulta muy gratificante. En muchos casos, solo necesitan un poco más de atención, porque en un grupo de 20 o 25 alumnos, como son las ratios habituales, se pierden”.
La directora xeral de Ordenación e Innovación Educativa destaca precisamente la gran implicación del profesorado que trabaja en los programas de PDC: “Una de las razones por la que esta iniciativa es tan exitosa es por la labor de los docentes. Es maravilloso ver cómo trabajan con ellos”, explica Judith Fernández. “Los alumnos seleccionados para cursar PDC tienen que tener unas características muy especiales: da igual la causa por la que tienen unas necesidades educativas diferentes, bien sea por dificultades para el aprendizaje, por circunstancias familiares particulares o por cuestión de madurez…. Son perfiles diferentes, pero todos deben cumplir con un aspecto esencial, la capacidad de desear superar la ESO, de implicarse en los estudios y de ser positivos, no disruptivos, es decir, ser capaces de formar parte del grupo y dejar aprender a sus compañeros”.
Los grupos de PDC no pueden superar los 10 alumnos por aula. Esta es la razón por la que, una vez termina el segundo curso, el claustro decide quiénes podrán acceder a este programa dentro del grupo de estudiantes que están abocados a repetir. Luego se reunirán con cada familia, que toma la decisión de aceptar que el menor curse PDC o vuelva a cursar segundo curso otra vez.
“Lo que deben tener claro las familias es que estos programas, aunque presenten un sistema de trabajo diferente al tradicional en ESO, sí garantizan que el alumnado cumpla con el currículo académico de Secundaria, y por tanto, su futuro lo decidirán ellos”, clarifica por su parte la docente Irene Santiago.
Y es que, como en muchos otros aspectos de la vida, lo diferente muchas veces arrastra una discriminación “totalmente injustificada”, explican las profesoras del IES Frei Martín Sarmiento. “Un alumno o una alumna de PDC puede cursar Bachillerato, evidentemente. Estos dos años les ayudarán a madurar y, de esta manera, enfrentarse a la educación no obligatoria. Lo que sí es cierto es que el centro será el encargado de asesorarlos, y, en muchas ocasiones, suelen apostar por la Formación Profesional, algo que, hoy en día es fantástico, ya que estamos viendo que se trata de una de las salidas con mejor proyección que hay en el ámbito educativo. Pero es algo que decidirá cada estudiante”.
En PDC se trabaja con una visión de conjunto de las materias. “Como son pocos alumnos se puede trabajar en profundidad por proyectos, y no se pisa un tema sobre otro, lo que facilita que el trabajo sea más fluido y podamos trabajar incluso sobre varios a la vez. Se ve muy fácil en el siguiente ejemplo: a la vez que damos Geografía, podemos estar trabajando con Lengua Gallega para evaluar la parte oral del alumno, porque es el mismo profesor el que da todas esas materias”.
Otra de las ventajas que destaca tanto la Administración como los centros, es que, por norma general, el profesor que da en el primer curso de PDC dará también en el segundo curso, manteniendo así el contacto con los alumnos y la confianza, “lo que hace que muchos de ellos avancen más, porque aquí hay mucho de tema emocional. Muchos de estos alumnos llegan tras haber perdido la autoestima, y poco a poco ves que comienzan a creer que pueden lograr aprobar. Comienzan a ayudarse entre ellos. Hay que aplicar mucha mano izquierda, pero al final es realmente gratificante”, añade Irene Santiago.
Valeria vuelve a clase acompañada de otras dos compañeras de PDC. Las tres tienen claro que este curso “lo van a superar”. El futuro es suyo.
