Sobredosis de luz azul
Por la calle no hago más que ver carteles anunciando grupos de running, clubs de lectura y encuentros para cinéfilos. También en el mundo paralelo de nuestros teléfonos móviles, en donde el entorno digital, a través de múltiples aplicaciones, te brinda presentarte a gente desconocida para distintos fines (compartir aficiones, hacer amigos o, quizás, conseguir un amor para toda la vida). Esta oleada de “ofertas” para conectar unos con otros tiene un origen: la sobredosis de luz azul a la que estamos sometidos.
Pasar la mayor parte de nuestro día y, por tanto, de nuestra vida frente a una pantalla, nos está haciendo perder habilidades sociales. Algo lógico, ya que al final la conversación que antes mantenías con un compañero frente a la máquina de café o con una vecina en el portal de casa, se realiza ahora a través de un ordenador o de un teléfono, donde el teclado sustituye nuestra voz y la comunicación no verbal es inexistente. Existen sobradas evidencias científicas de las consecuencias de este fenómeno, al que los expertos se refieren como una de las mayores “epidemias” de nuestro tiempo. La consecuencia directa es la soledad no deseada, especialmente extendida entre los usuarios habituales de la tecnología, es decir, los jóvenes. Y lo más doloroso es que no disponemos de las herramientas adecuadas para combatirla.
¿Cómo poner fin a esta intoxicación disfrazada de modernidad? Por desgracia, no tengo el remedio para lo que se ha convertido en una tendencia global, ni tampoco creo que exista una sola cura o que sea cuestión de retroceder en los avances que se han conseguido en materia de telecomunicaciones. Lo que tengo claro es que, como con cualquier exceso, reducir la cantidad de sustancia consumida serviría para mitigar el impacto perjudicial, sin renunciar a disfrutar de sus beneficios, lo que se traduce en prácticas como pasar más tiempo en familia y con los amigos sin que tengamos el teléfono a mano, así como desconectarlo a partir de una hora y priorizar el trato cara a cara siempre que sea posible. Son pequeños hábitos saludables que terminarán por equilibrar la balanza para que tengamos un saldo positivo. La buena noticia es que estos hábitos son accesibles para todos y que se pueden aplicar desde hoy mismo.
Marta Gabriela Tudela, ganadora de la XIII edición www.excelencialiteraria.com

