Nivel formativo: muchos universitarios y abandono escolar, falta de titulados en FP
Excepto en cuatro comunidades autónomas (País Vasco, Comunidad de Madrid, Canarias y Baleares), el valor más pequeño de estos tres porcentajes corresponde al de la población adulta joven cuyo nivel máximo de formación se corresponde con el de estudios medios (Bachillerato, Formación Profesional de Grado Medio, o cualificación profesional equivalente). Es decir, “el patrón de distribución de la población por niveles de formación más frecuente tiene la forma de V”, señala en su Informe el Consejo Escolar del Estado. En el conjunto del territorio nacional, la distribución porcentual de la población de entre 25 y 34 años, por nivel máximo de formación, es de un 35,5% con estudios básicos; un 25,3%, con estudios medios; y un 39,2% con superiores.
Una distribución que no se da en la Unión Europea, excepto en España, Portugal y Malta. Así, cada uno de los países de la Unión Europea presenta un patrón de distribución de la población joven (25-34 años) por niveles de formación “en forma de V invertida”; es decir, con el valor máximo de la distribución porcentual, correspondiendo a la población con nivel formativo equivalente a estudios medios.
Este dato “evidencia, con toda claridad, un comportamiento de España a este respecto que resulta anómalo con respecto al de los países europeos más desarrollados, y también con relación al conjunto de la Unión Europea”, apunta el Informe. “Ese perfil de distribución de la población joven por niveles de formación, en forma de V, refleja de un modo consistente uno de los elementos estructurales del sistema educativo español, atípicos en su comparación con el de los países europeos más desarrollados –con perfil en forma de V invertida–.
Esta circunstancia tiene su origen en la escasa proporción en nuestro país de jóvenes con estudios de Formación Profesional de Grado Medio”, argumenta el Consejo Escolar del Estado, que apunta como “un desafío importante y bastante claro del sistema educativo aumentar la proporción de la población joven con estudios medios, en detrimento de la proporción de esta población con solo estudios básicos”.
Este perfil formativo se mantiene cuando se considera la población en un tramo de edad más amplio de 25 a 64 años, aunque “se observa una cierta mejoría en el perfil formativo de la población joven, con relación al del total de la población adulta”.