fbpx

Cifra a cifra, verso a verso

Uno de los tabúes más arraigados sobre la ‘incompatibilidad de caracteres´ entre los números y las letras se ha venido abajo con la puesta en marcha de un singular taller poético-matemático. Porque las cifras también pueden alimentar el alma.
Miércoles, 21 de febrero de 2001
0

Al preguntar a un adulto cómo definiría el número dos, podría responder sin dudar que es un número primo, par, entero… Pero únicamente a través de la imaginación de un niño se puede llegar a saber que el dos “Es un patito,/ es un tobogán,/ es un gusano/ o es un caballito de mar”. Esta es sólo una muestra de las once poesías que han sido publicadas por el Colegio “Arturo Soria” bajo el título Poemas de números.

Con motivo de la celebración del Año Internacional de la Matemáticas 2000, durante el primer trimestre de este curso se propuso a los alumnos de 3º de Primaria del Colegio “Arturo Soria” el reto de unir Lengua y Matemáticas, letras y números. No es la primera vez que estos chicos trabajan en talleres de lectura y escritura, ya que tenían la experiencia de cursos anteriores.

Multiplicando la palabra

La filosofía de estos espacios es que los niños jueguen, transformen y multipliquen su palabra; que creen, que imaginen, y que, en definitiva, se diviertan con el lenguaje. También es importante que en el aula irrumpa la vida, y la vida en las palabras; los juegos rítmicos, por el absurdo, por el azar, por el disparate, etc. Se trata de renovar el puro placer de cantar, decir, jugar, volver a mentar e inventar, es decir, seguir con la creación literaria y el gozo de leer y escribir, por la necesaria continuidad y supervivencia de la Literatura Infantil.

La propuesta era hacer un libro de poemas entre todos y, como era de esperar, el entusiasmo fue absoluto. Ahora sólo restaba explicar cómo se iba a desarrollar la actividad. Para ello tendríamos que hacer pequeños grupos de cuatro, cinco o seis niños debido a la importancia de la participación y la valoración del trabajo colectivo. De esta forma, se favorece el respeto por las ideas y aportaciones del resto de los compañeros, al tiempo que se desarrolla la sensibilidad y se fomentan actitudes críticas respecto a su propia tarea.

Una vez constituidos los equipos de trabajo, cada uno debía coger un papelito, en el que fue escrito con anterioridad un número por parte del profesor; en esta ocasión, seleccionamos del cero al diez. Cada uno de ellos nos darían título y contenido a los poemas creados por los chicos.

Cada equipo buscó dentro del aula un rincón donde reunirse, en el que las palabras, su gran aliado, surgían de su imaginación, creando y dando vida al poema. Para algunos fue más fácil que para otros, que reclamaban mayor colaboración por parte del profesor. La motivación de los niños se constituyó en el principal aliado, pues tenían que estar muy seguros de lo que iban a hacer.

Pronto empezaron a escribir palabras, oraciones y, poco a poco, casi sin darse cuenta, comenzaban a surgir los versos que irían dando forma y sentido a cada uno de estos bellos poemas.

Pero esto no fue todo el trabajo; quedaba otra parte tan importante como el texto: la ilustración de cada uno de los poemas. Las actividades expresivas son fundamentales para el desarrollo de la capacidad creadora de los alumnos, no sólo en la Educación Artística, sino también en las distintas áreas. Así fue como cada uno de los componentes de los equipos dibujó, pintó y coloreó su ilustración. El resultado quedó patente en el libro Poemas de números, donde se pueden leer homenajes a las cifras como éste: “Al seis no le veis,/ estéis donde estéis/ no le encontraréis./ Si unas gafas os ponéis/ al seis, veréis.
 

0
Comentarios