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El MECD desmiente: cada Universidad no tendrá Selectividad propia

A pesar de tratarse de uno de los secretos mejor guardados por el MECD, poco a poco se van conociendo las líneas de la futura Ley de Calidad. El próximo paso de Pilar del Castillo ha sido el de proponer un nuevo examen de reválida.
Miércoles, 28 de febrero de 2001
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Poco a poco, parece que el Ministerio está perfilando los aspectos que compondrán la llamada Ley de Calidad. Si hace algunas semanas teníamos que hablar de aspectos como los itinerarios, la función directiva, la libertad de elección de centro o la promoción automática hoy le ha tocado el turno al sistema que, presumiblemente regulará el acceso de los alumnos a la Universidad.

La intención de Pilar del Castillo es establecer una prueba al final de Bachillerato que determine los conocimientos de los alumnos al final de este ciclo. La idea es determinar un nuevo marco que permita homologar los conocimientos de los estudiantes. Según reza el artículo 29 de la LOGSE “los alumnos que hayan concluído el Bachillerato satisfactoriamente recibirán el título de bachiller, para lo que es necesaria una evaluación positiva de todas las materias”. Los planes del Gobierno pasarían por la modificación de este artículo para que los estudiantes tuviesen que realizar una prueba de las materias cursadas en estos dos cursos. Como el objetivo último de la medida sería la obtención del título de Bachillerato, también tendrían que pasar el examen final o reválida los alumnos que desearan cursar estudios de Formación Profesional de Grado Superior. A pesar de todo, la propia ministra aseguró la pasada semana que “no hay nada cerrado, y aunque el sistema de reválida se ha demostrado eficiente en muchos países europeos, hay otras muchas posibilidades”. En esta línea se manifiesta el director general de Cooperación Territorial y Alta Inspección, Juan Ángel España que ha declarado a MAGISTERIO que “en este momento no puede decirse que la reválida vaya a ponerse en marcha ya que no existe ningún documento que lo atestigüe. Lo que se está haciendo es estudiar todas las propuestas”.

Otro de los aspectos que podrían cambiar sería el acceso a la Universidad. Así, según han informado algunos medios de comunicación en los últimos días, la intención de Pilar del Castillo es que cada centro universitario realice su prueba de acceso. Sin embargo este punto ha sido desmentido a este periódico por Juan Ángel España: “No sería posible elaborar una normativa que permitiese a cada Universidad realizar un examen de acceso en términos diferentes al resto, ya que habría que replantearse toda la filosofía de las pruebas de Selectividad”. España va más lejos y afirma rotundo que “esto no está en los planes del Ministerio”.

Posibles consecuencias

Según han comentado a esta publicación algunos docentes, una de las primeras consecuencias que tendría la puesta en marcha de esta medida sería un cambio sustancial en el planteamiento del Bachillerato. Ya no se prepararía a los alumnos para superar una prueba, sino dos: la de reválida y la de Selectividad. Además, los contenidos serían mucho más amplios ya que abarcarían dos cursos. También habría que ajustar las fechas de dichos exámenes ya que a la temida prueba de Selectividad habría que unirle otra anterior, la de reválida.

Jesús Ramón Copa, secretario general de la Federación de Enseñanza de UGT considera que esta medida “tendrá unas consecuencias sociales muy importantes y no estamos seguros de que el Ministerio las haya tenido en cuenta”. Así, Copa se pregunta “¿qué ocurrirá con los alumnos que no superen este examen de reválida y no puedan acceder a la Universidad?”. En opinión del sindicato “planteamientos como éste demuestra la intención del MECD de legislar deprisa y sin tener en cuenta las posibles consecuencias. Puede ocurrir lo mismo que el año pasado cuando la Selectividad tuvo que ser modificada 11 días antes de convocarse”.

Primeras reacciones

A pesar de ser una posibilidad, las reacciones a esta medida no se han hecho esperar. Y es que la palabra reválida ha hecho desempolvar recuerdos del pasado a muchos de los miembros de la comunidad educativa. Así lo expresa la portavoz del PSOE en la Comisión de Educación, Amparo Valcarce. “No se trata de una medida positiva, más teniendo en cuenta que esta prueba ya fue desterrada del sistema educativo con la Ley General de Educación de 1970”. Por otro lado, Valcarce opina que “esta idea siempre ha estado en la mente del PP, parece que se quiera someter a los estudiantes a una carrera de obstáculos inútil que hace muy complicado el acceso a la Universidad, más en un momento en el que hay plazas universitarias suficientes”.

Fernando Lezcano, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO se expresaba en términos parecidos, “recuperar la reválida sería una barbaridad que pondría en entredicho al Bachillerato, a los alumnos y a los profesores”. Por su parte, STES ha manifestado que “esta propuesta es un nuevo ataque del PP a la calidad de la enseñanza que se imparte en los institutos, además de suponer una infravaloración del trabajo del profesorado y un intento de endurecer la continuación de los estudios”. Desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) y el Sindicato de Estudiantes también se han escuchado voces en contra.

Sin embargo, la posible recuperación de la reválida también ha despertado sentimientos de aprobación. El presidente de la patronal Educación y Gestión, Néstor Ferrera, considera que “esta prueba supone un intento de mejorar los índices de calidad, lo que no significa segregar. Además, creo que una prueba final al Bachillerato dignificaría los estudios universitarios”. Ferrera afirma que “conociendo la opinión de algunos directores de centros de enseñanza, puedo decir que se muestran a favor de recuperar esta medida”.
 

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