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En el Taller de Cuentos se repara cualquier carencia literaria

Los profesores pueden engrasar los mecanismos intelectuales desde un Taller Cuentos, de igual modo que el médico solventa los desajustes físicos que sufre el niño desde la infancia. Porque cuanto mayor sea el material de que dispone la imaginación, más fácil será forjar individuos sanos mental... y físicamente.
Miércoles, 14 de marzo de 2001
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Había una vez un Colegio llamado “Santo Domingo de Guzmán”, de Humanes (Madrid). Todos los años, desde hacía cinco, se celebraba la Semana Intercultural, que daba respuesta a la cantidad y variedad de alumnos de diferentes etnias y culturas del centro.

En el curso 1999 se celebró la V Semana Intercultural, durante el segundo trimestre, en torno a la celebración del Día del Libro y bajo el lema El siglo XX. A raíz de esta actividad, nació uno de los talleres más divertidos, que fue llevado a cabo con los alumnos de segundo ciclo de Primaria: El Taller de los Cuentos. Sus creadores, apasionados lectores, quisieron rendir homenaje a un grupo de autores clásicos de principios de siglo como los hermanos Grimm, Perrault, Andersen… y se plantearon una serie de objetivos inspirados en sus obras.

Posteriormente, los artífices del taller decidieron que lo primero que tendrían que hacer era documentarse. Fue así como se llegaron a hacer amigos de autores como Vigotski, Tolstoy, José Antonio Marina, Natalie Goldberg, Miguel Muñoz, Paco Abril…
Tras la lectura de algunas de sus obras, artículos… concluyeron que ya tenían la materia prima necesaria; sólo tenían que añadir sus propias ideas y poner en marcha su imaginación.

En todo mo-mento se intentó que el trabajo se desarrollase en grupo para lograr una mayor riqueza y participación y que los alumnos disfrutaran siendo los autores, ilustradores y actores de sus propios cuentos.

Las aportaciones de Vigotski permitieron ver con más claridad la posibilidad de que los alumnos podrían crear interesantes historias. El autor demostró un gran talento con su afirmación de que la capacidad creadora tiene lugar en la infancia, cuando se combinan fantasía y realidad. Todo niño, partiendo de imágenes reales, las mezcla a través de su fantasía, las transforma y se convierte en autor de sus propias obras; cuanto más rica sea la experiencia humana, tanto mayor será el material del que dispone la imaginación, por ello la del niño es más pobre que la del adulto.

Atención y afectividad

De este modo, se decidió proporcionar a los chavales un material con el que se sintiesen poderosamente atraídos para despertar su interés, estableciéndose así una complicidad entre la atención y la afectividad, ya que las consecuencias cuando los alumnos no prestan atención son múltiples, según las palabras de José Antonio Marina: “Muchos niños con problemas de aprendizaje, así como los marginados culturales que no pueden aprender, sufren las consecuencias de no haber sido adiestrados convenientemente en sus hogares para prestar atención”.

Una de las claves para que los alumnos presten mayor atención y se favorezca la adquisición de aprendizajes creativos está en la presentación de un material apropiado, escondido en sobres, cajas, con un carácter mágico-misterioso que despierte el máximo interés. Fue así como se decidió ambientar la clase; colocar a la entrada un gran cartel elaborado por los propios alumnos donde decía “Bienvenidos al Taller de los Cuentos”; y organizar el aula para que los chicos se agruparan en equipos de cuatro personas, situados en diferentes espacios.

Encima de cada mesa se colocó material diverso, emotivo, divertido, como sobres gigantes (con imágenes de personajes de diferentes cuentos clásicos o actuales, postales, paisajes…); una caja con objetos (llaves, espejos…), una idea que surgió tras la lectura del artículo de Antonio Portillo Artilugios para contar y crear historias; un atlas universal, globos terráqueos, cuentos clásicos, folios, rotuladores, tijeras…
El taller se dividió en varias fases, cada una con unos objetivos diferentes, y se realizaron en varias sesiones con un carácter didáctico, lúdico y festivo.

El trabajo en grupo

El tiempo empleado fue de una sesión de tres cuartos de hora. Con ayuda del pandero se dio la bienvenida a los alumnos que entraban en el taller, pronunciando en voz alta: “Atención, atención, chicos presten atención, el taller del cuento comienza su función…”. A continuación, los docentes recogieron las diferentes opiniones sobre las ventajas del trabajo grupal. La elección de un portavoz de grupo sirvió como excusa para explicar sus funciones y aclarar el significado del término consenso.

El material de cada mesa ayudó para explicar oralmente cómo se debe organizar, dirigir y dinamizar un relato con el gran grupo. Asimismo se recordaron las partes de cualquier historia o cuento: principio (presentación de los personajes); desarrollo de sucesos, hechos, acciones…; final de la historia.

Fase de redacción

Se desarrolló en una sesión de tres cuartos de hora. En esta segunda fase primó la filosofía de Tolstoy cuando afirma que para educar al niño en el arte literario basta solamente con proporcionarle estímulo y material para crear; no debemos enseñarle a escribir y componer, todo lo que podemos hacer por ellos es enseñales a enfocar el trabajo. Era el momento de asesorar a los chicos sobre algunas estrategias procedentes de la gramática de la fantasía de Gianni Rodari (pautas para inventar cuentos, creación de narraciones a partir de imágenes, binomio de la fantasía…).

Cada grupo elaboró su propia historia; el portavoz se encargó de que cada alumno eligiera una imagen sin mirar en el interior del sobre. Posteriormente sacaron un objeto secreto de la caja y, basándose en ello, se pusieron de acuerdo para elegir al/los protagonista/as de su cuento. Con ayuda de la documentación específica, del atlas, del globo terráqueo… pudieron elegir entre todos el lugar donde se desarrollaría su historia.

Una vez fijado el protagonista, el lugar donde vive, la época del año donde se desarrolla la historia, el coordinador de grupo instó a cada alumno a inventar una oración que se enlazaba con la imagen u objeto del siguiente. Y así el texto fue cobrando fuerza y forma hasta llegar al final. Después pasaron a la elección de un título y se pusieron en común las narraciones de cada grupo.

Fase de ilustración

Esta actividad se desarrolló en dos sesiones. Teniendo en cuenta que muchas de las ilustraciones de los álbumes actuales son verdaderas obras de arte, se decidió proporcionar a los alumnos material muy diverso para desarrollar su creatividad (papel de seda, pinocho, charol, cartulinas, telas, lanas, cuerdas, algodón, hojas de árboles, esponjas, sales de baño, plantas secas aromáticas…).

Tras la redacción del texto, los grupos eligieron las imágenes que lo acompañarían. Determinaron también el tamaño de su narración: libro, silueta del protagonista… e hicieron un reparto proporcional de tareas para una mayor eficacia. Asimismo, seleccionaron los materiales y posteriormente elaboraron las ilustraciones.

Dramatización

Las narraciones más votadas se representaron ante los compañeros en varias sesiones.
El Taller de Cuentos pasó así a formar parte de esta familia educativa. Las actividades sirvieron para que los niños aprendieran a trabajar de una forma diferente, dinámica, divertida, y participaran equitativamente empleando su creatividad. Los magníficos resultados indican que la experiencia tiende a repetirse. 

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